El Chico Dhall © romance Capítulo 4

Capítulo tres

Tengo la caja de chocolates, las notas de disculpas, las películas románticas que le gusta y por último, pero no menos importante, fotos de Yannick en un mini album.

Aunque creo que eso es lo más importante de la caja.

Antes de ayer, cuando me fui por mi repentino descubrimiento amoroso desastroso, ella milagrosamente fue escogida por Kayla y al notar que yo no estaba para celebrar su triunfo se enojo muchísimo conmigo hasta el punto de no hablarme ni determinarme por completo.

Pero yo sé que con esto que le llevo me perdonará.

Justo ahora lo más complicado de hacer para mí es entrar al enorme edificio.

Dhall Holdings

Antes de entrar le hecho un vistazo a las personas de un lado a otro con ropa profesional y perfectamente coordinadas, cada uno se apoya entre sí y no dejan de llevar papeles por todos lados.

Creo que aquí hasta la hormiga trabaja.

Doy un largo suspiro y muevo mis pies por si solos dentro, el aire acondicionado del edificio está a tope cuando siento el frío golpear mi piel y una pequeña ráfaga de electricidad pasa por mi espalda haciendo que me erice.

Y la pregunta aquí es, ¿qué hago en la empresa del Alpha?

Sencillo. Al Quero ser escogida ganó, eso significa que podía escoger lo que sea y por motivos que ya sabemos escogió el poder trabajar aquí como asistente de la asistente para verlo un poco más seguido.

Yo nunca voy a poder entender cómo es que el amor hace que uno haga ese tipo de cosas, desde mi perspectiva es algo absurdo e irracional.

Oculta tu olor si no quieres que él te note.*

¿CÓMO? ¡¿ELIÁN ESTÁ AQUÍ?!

Sí, cariño. Nuestro machote está en este mismo edificio.*

Que no es nada mío, ni tampoco quiero tener algo con él.

Corto la conexión con mi loba e inmediatamente oculto mi aroma, con paso seguro paso a recepción y una esplendorosa rubia corta el teléfono y me observa de pie a cabeza —¿Desea algo?

Asiento —Sí, estoy buscando a...

Me corta rodando sus ojos —El señor Elián Dhall no está en la empresa, si quiere puede dejar un mensaje y regresar después.

Dejo el regalo sobre la mesa y amenazante poso mis manos delgadas sobre la mesa negra de ella —Yo no estoy aquí para ver a ese inútil, yo estoy aquí buscando a mi mejor amiga Quero González —vuelvo a tomar el regalo y resoplo —¿me va a decir dónde está?

—Eh, —me tenso al oír esa voz —por primera vez encuentro a alguien que comparte el sentimiento conmigo en decir que Elián es un inútil.

Me giro lentamente viendo esos ojos verde escanearme, a su lado se posa Kayla y se cruza de brazos —Aunque de cierta manera también pienso lo mismo, no puedo negar el hecho de que todos tenemos un propósito y que Elián tendrá el suyo, así que les pido amablemente a los dos que se callen la boca —los ojos mieles de ella conectan directamente conmigo sin vacilar —tu amiga está trabajando en el último piso y no puedes ir a verla hasta el almuerzo a medio día, ya que la secretaria de mi padre es una mujer muy exigente y dedicada que ha estado trabajando con nosotros por años, en conclusión, no te dejará verla.

—¡Ahhh! —me quejo —¿y dónde está la sala de espera? —cuestiono y ella me indica que la siga hasta el elevador, entro y toca el botón del último piso, en cuestión de segundos las puertas se abren y del otro lado del ascensor veo a una doña con traje profesional y atrás de ella veo a Quero pasarla realmente mal.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Chico Dhall ©