El Chico Dhall © romance Capítulo 7

Capítulo seis

Qué hago... ¿Qué hago?

¿QUÉ HAGO?

Muerdo mis uñas escasas y me asiento en la cama, tecleo varias respuestas, pero simplemente no puedo enviárselas porque sé que no se irá hasta verme.

Y, después de todo...

¿CÓMO CONSIGUIÓ MI DIRECCIÓN?

Muerdo mis labios y me levanto, camino hasta la ventana de mi habitación y me asomo a duras penas por un costado de las persianas.

¡Vete!

Sus manos están metidas en los bolsillos de sus jeans a la vez que juega con una pequeña piedra con sus tenis blancos, su suéter manga larga lo protege del frío que hay afuera y su mirada ida vuelve a revisar su móvil.

Mi vista se desvía dos casas más adelante donde yacen prendida las luces del cuarto de mi vecina odiosa y una idea espectacular inunda mi cerebro.

Mi única desventaja es hacer que él se crea mi mentira.

Me recuesto de la pared y empiezo a escribir.

--Macarrones123

Te equivocaste de casa, tienes que avanzar dos más y es del otro lado de la carretera ; guíate por la luz prendida!--

Dejo mi ordenador sobre la cama y vuelvo a ver como lee el mensaje mientras muestra esos dientes blancos perfectos, levanta sus ojos hacia la casa de la putivecina y niega abiertamente, alza sus cejas y guarda su móvil, le da una rápida mirada a mi casa y se monta en su auto, conduce hasta dejar el auto al frente de la casa de ella y se baja viendo en mi dirección, la loca de mi vecina en menos de tres segundos abre la puerta principal con cuidado y corre hasta él para envolverlo en un abrazo, lo jala hacia adentro y él se suelta de su agarre pidiéndole un minuto.

Miro atentamente la pantalla de la laptop y rápidamente me llega su mensaje.

--EliánDhall

Entendí el mensaje, belleza tropical ;) pero no finjas ser alguien más. Por el momento te dejaré tranquila, adiós.

Mierda... Él la conoce.

¿Cómo no pensé eso antes?

Suspiro dejando caer todo el peso sobre mis hombros y llevo una de mis manos a mi pecho para tranquilizarlo. Todo este estrés me hará envejecer rápido.

Niego sonriendo, pero mi sonrisa se borra al escuchar a mi padre hablar —Jexi, ¿puedo saber que haces a esta hora con la puerta de tu cuarto abierta y usando el computador?

Rápidamente mis ojos se ven a la doña rubia a su lado con los rollos de espuma en su cabeza para mantener sus rizos y ruedo mis ojos. Es obvio quien fue quien lo despertó, porque mi padre cuando se tira a dormir ni siquiera un terremoto lo despierta.

—Yo te llame porque me levanté a servirme un vaso de agua y vi su puerta abierta, subí y la vi escribiendo por su computador mientras observaba por la ventana —habla en tono suave e inocente la loca de mi madrastra —y como tú y yo no tenemos secretos pensé en decirte, ya que no sé si ella estaba hablando con algún chico... Ya sabes.

Junto mis cejas molesta mientras la observo de arriba a abajo —¿Qué tratas de insinuar? ¿Estás tratando de decir que yo —me señaló —me estoy juntando con alguien y estoy haciendo cosas que no debería?

—Jexi, quiero que me des ese ordenador justo como lo tienes, no quiero que toques nada o de lo contrario no mediré mi castigo y mira que estoy siendo muy benévolo contigo —mi padre señala la laptop y observo fijamente la pantalla viendo toda la conversación con el Alpha de la manada.

—¡Pero yo no estaba haciendo nada! Solo estaba viendo mi serie turca —hago un puchero.

—Si es así no tendrás nada que ocultar y más fácil se te hará entregarme esa laptop —se cruza de brazos —vamos, ¿qué esperas?

Mierda.

Es cierto que estuve hablando con un chico, pero no es lo que ellos creen y simplemente no podré explicarlo.

Esto me pasa por estar de inventora haciendo cosas que no debería.

Camino lentamente hasta mi computador y lo tomo entre mis manos, los pasos hasta mi padre se me hacen los más cortos del mundo y muerdo mis labios pensando si hacerlo o no.

Si toco una tecla estoy castigada y si él descubre que estuve hablando en altas horas de la madrugada con un chico también estaré castigada, así que en ambas perderé.

Lo siento padre, pero no puedes enterarte de nada.

AltF4

...

Castigada... De la casa a la escuela y de la escuela a la casa.

Esa fue la norma de mi papá.

Quero me habla de lo genial que le está diendo en su trabajo y yo en lo único que puedo pensar es en la persona a mi lado y en como le diré que me saque de un apuro.

Sí, un apuro. Mi papá luego de quitarme mi amado computador me dijo que iría a una tienda de electrónica con gente experta para que el pudiese ver en que estaba metida ese día y como cerca de nuestra casa tenemos un Internet-café donde donde hay expertos en el tema, supongo que la dejo ahí. Para mi suerte la persona que dice ser mi mate trabaja en ese lugar y ahora no sé como pedirle que me de cinco minutos para cerrar la sesión en la laptop y le diga otra cosa a mi padre.

Piensa Jexi, piensa.

—Jexi, ¿Jexi? JEXIIIII —me exaltó con el grito de mi amiga y le doy una mala mirada.

—¿Qué quieres Quero? —cuestiono.

—¿Puedes contarnos que es eso que lleva en tu mente desde hace media hora? Estás tan metida en tu galaxia que ni siquiera has escuchado algo de lo que he dicho.

—Si te estaba escuchando —digo rápidamente.

Se inclina hacia mí y posa sus codos sobre la mesa del comedor —¿ah sí? ¿qué estaba diciendo?

Trago grueso —Estabas diciendo algo de Yannick —le resto importancia.

—¡No! Vez que no estas aquí, ya dinos que es.

Sonrío —Es la primera vez que no hablas de él, en fin —suspiro —estoy castigada —suelto de golpe y miro disimuladamente a Neftali —mi padre me quito mi amado ordenador para investigar algo en el y no tengo con que ver mis series turcas.

Sus dedos juegan con el móvil en sus manos dudando en sí decirme o no que mi computar está en el café, pero simplemente se limita a escuchar a Quero. —No te preocupes, aquí tienes a tu mejor amiga para salvarte...

Él se levanta de la silla sin decir ninguna palabra y señala la salida —Tengo que irme, nos vemos después —pasa detrás de mi puesto y toca mi hombro —Jexi... —y sin más se va dejándome con la angustia de pedirle mi favor.

Es obvio que no quiere que se lo pidas, piensa un poco más con la mente de maní que tienes.*

Fallyyyyyyyy, no sé qué hacerrrrrrr.

Anda y pideselo con un trueque, tú le das algo y él te da lo que tu quieres.*

No lo sé... Yo me hago una idea de lo que él quiere y no es lo más bonito para mí.

Me levanto también de la silla dejando Quero a medio hablar —Lo siento, amiga, pero tengo que hacer algo importante —rodeo la mesa y dejo un beso en su mejilla —prometo que luego te recompensaré con lo que sea —y salgo corriendo en dirección a la salida, las pocas personas del pasillo me ven con cara de burla y los ignoro totalmente, bajo los escalones de la entrada y justo a pocos metros veo a Neftali ponerse el casco.

Dicen que para todo hay una primera vez.

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