EL CLUB DEL DESEO romance Capítulo 15

Audrey cerró los ojos y pensó en Gael, en esos ojos azules tan preciosos, en sus labios, esos labios que la besaron de una forma tan hambrienta y apasionada, instintivamente llevó una de sus manos a sus labios y no pudo evitar suspirar. Hablaría con él cuando terminara de trabajar. Tal vez Jenny tenía razón, debía arriesgarse.

Había pasado casi dos horas y ya había terminado varias cosas, faltaba muy poco, para terminar del todo, y aún le quedaban 3 horas para acabar su jornada laboral tal vez si hablaba con Gael de hacer otras cosas el tiempo se le iba a ir más rápido que sin hacer nada, al menos mientras empezaba a organizar la gala. O tal vez solo era excusa para verlo y hablar con él.

Gael tenía media botella vacía cuando Rachel llegó, al parecer duró más tiempo del que le había dicho, pero valió la pena la espera, llegó muy hermosa y vestía muy sexy, no como la mujer que había besado casi un par de horas atrás, pero no importaba, él solo quería desahogarse.

—Te necesito y dé inmediato — ella se acercó y sonrió muy sensual.

—Voy a estar siempre para ti cariño, no tienes que preocuparte por nada — mientras hablaba ella iba quitándose la ropa, quedando en un sexy conjunto de lencería, Gael se dio cuenta del porqué había durado tanto para llegar, pero la verdad no le importaba, se veía malditamente caliente, cerró los ojos tratando de controlarse, pero fue un grave error, porque la imagen de Audrey apareció, cosa que lo hizo enfurecer, abrió los ojos y hecho una furia la besó, con toda esa ganas que tenía gracias a Audrey, se maldijo el haberla probado, porque no sentía la satisfacción que tuvo hace un par de horas.

Rachel estaba sorprendida, porque aunque siempre había sido un hombre apasionado y fogoso, nunca la había besado de esa manera. Gael la giró, colocó el estómago de ella en el escritorio, dejando las pompas en el aire. Gael no tenía tiempo para preliminares, ni para nada de romanticismo, sacó un condón de su billetera, luego se bajó los pantalones y bóxer hasta las rodillas, se colocó rápidamente el plástico y de una estocada la penetro tan fuerte que ella gritó, sintió como casi traspasaba el escritorio, Gael le deba desde atrás, muy fuerte una y otra vez, ella trataba de respirar, y que el oxígeno le llegara a los pulmones pero las embestidas eran muy salvajes, ese hombre quería partirla en dos.

Gael tenía sus ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, no podía evitar imaginarse a Audrey, quería que fuera ella, que temblara debajo de él que gimiera su nombre.

—¡Oh sí Audrey! — Rachel jadeó horrorizada al oírlo, él se quedó estático, al entender lo que había dicho, dos jadeos y unos vasos haciéndose añicos en el suelo sonaron a su espalda. Se giró y se encontró a Audrey y Jenny, una lo miraba decepcionada y enojada, la otra lo miraba con dolor y desilusión. Estás últimas habían escuchado como Gael había llamado a Rachel, pero la nombrada no podía sentirse bien, por más que él la mencionara a ella.

—¡Maldita sea! ¿Es que a ninguna le han enseñado a tocar la puta puerta?. — se salió de Rachel, se quitó el condón y se colocó la ropa como debe. — Vístete Rachel y sal de aquí — Está lo vio sorprendida y muy enojada.

—Pero qué diablos, ¿cómo putas me has llamado? — Gael buscó con la mirada a Audrey que tenía sus ojos puestos en él — y ustedes dos ¿porque putas no tocan a la puerta? ¿Son tan estúpidas que no tienen modales? — Jenny la miró molesta y dio varios pasos hacia delante.

—Aquí la única estúpida y sin cerebro es otra, porque resulta que estamos en horas de trabajo, resulta que para molestia de ambos esta oficina también es de mi esposo, y lo siento por Gael pero sino quiere que nadie los vea hubiera buscado otro lugar para coger con zorras.— Gael se levantó enojado al oírla.

—Puede ser la oficina de mil personas pero aquí el que manda soy yo, la maldita puerta se toca antes de entrar. — Rachel se colocaba la ropa furiosa, su mirada iba dirigida hacia la nueva que no recordaba cómo se llamaba.

—Y tú estúpida nueva, ya van dos veces que haces lo mismo, ¿acaso eres retrasada y no tienes modales? ¿O es que acaso no entiende que a una oficina no se entra sin tocar?

—¡Rachel! ¡Cállate! Maldita sea, ¿acaso no te basta que estés en casa una semana sin paga? ¿Quieres que te mande quince días un mes? ¿O que te despida? No se que tienes en contra de Audrey pero si vuelves a meterte con ella será el último día que pongas un pie aquí, ¿está claro? — Rachel lo miró por unos pocos segundos con el ceño fruncido, luego abrió los ojos como platos al entender todo.

—Eres un maldito Gael, ¿me cogías pensando en esta estúpida?

—Creo que debemos irnos — le dijo Audrey a una Jenny quién sonreía muy maliciosa a Rachel.

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