EL CLUB DEL DESEO romance Capítulo 17

Tal y como Mason le había dicho Gael había dejado en paz a Audrey, había decidido trabajar desde la oficina que tenía en el hotel principal del gran club campestre y no desde el club nocturno, iba solamente cuando sabía que ella ya se había ido, ¿y para qué negarlo?, se moría por verla tenía dos días de no verla, la última vez que lo había hecho fue el martes, cuando habían escogido al ganador de la idea para el aniversario, un ganador que curiosamente había ganado ella.

Aunque no fue él quien la escogió, sino que se hizo votación entre los empleados, no pudo evitar sentirse muy feliz de que ella fuera la ganadora, dos horas después de ser elegida, él había depositado dos mil dólares al número de cuenta de Audrey, y al día siguiente le había depositado cuatro mil dólares más por organizar el evento, sabía que no iba a ser hacer un evento como el que tenía a menos de una semana, pero confiaba en ella. A Jenny le había hecho un depósito de tres mil dólares por ayudar a Audrey, y los que ellas contratan como ayudantes, les pagaría unos mil dólares, fuera de eso, le dio una tarjeta de crédito a Audrey para que ella comprara todo lo que necesitaba, incluso el club tenía muchas cosas que a ella podrían ayudarle para el gran aniversario.

Gael sabía que gastaría al menos cincuenta mil dólares, tal vez un poco más, pero no le importaba, esos eventos le dejaban nuevos socios y clientes que le dejaban ganancias cinco veces más. Y algo le decía que ese día sería un día que nadie olvidaría.

Se levantó de su silla y empezó a caminar de un lado para otro, deseaba verla, pero aún no sabía que quería con ella realmente, pero estaba decidido a arriesgarse, por tenerla a ella podría tratar de cambiar, ¿y si no funcionaba? No quería herirla, él lo sabía que ella no merecía nada malo, por el contrario, se merecía lo mejor del mundo, respiró profundo y decidió seguir en su trabajo, mañana sería viernes, ya la vería en la fiesta de Jenny, se encontraba ansioso y nervioso, como nunca antes en su puta vida.

A pesar de estar confundido, le había enviado rosas por las mañanas y chocolates con una tarjeta por las tardes, quería que ella pensara en él, así como él lo hacía, incluso dormido soñaba con ella definitivamente se estaba volviendo loco y no iba a poder estar en paz hasta tenerla, por eso ya estaba decidido él haría lo que fuera para hacerla suya.

Audrey por su lado no estaba muy distinta a él, desde que lo había visto teniendo sexo y esa manera en como penetraba a Rachel tan asombrosa la tenía loca, se había estado soñando con él, en sus sueños Gael la hacía suya una y otra vez, de mil maneras diferente.

Era frustrante, porque sentía tantas cosas que nunca en su vida había sentido, William la había tocado, la había besado con dulzura, y ella se había sentido segura, pero con Gael todo era muy diferente, y eso que sólo la había besado, pero fue el mejor beso de su vida, la pasión y el fuego que sintió fue magnífico.

Durante dos días no lo había visto y moría de ganas por verlo, pero a pesar de todo le agradecía ese distanciamiento, porque había pensado en las palabras de Jenny, y había decidido dejarse llevar.

Audrey pensaba que sí perdía su virginidad sería por amor, pero la verdad es que quería experimentar, quería sentirse tan viva como los minutos que duró el beso, Gael la llevaba a querer descubrir el mundo del placer, un mundo del cual nunca estuvo interesada.

—Hola — dijo Jenny sacándola de sus pensamientos. —¿Qué tal va todo? — tal y como había prometido, Audrey le ayuda por la mañana de 6 a 8 am a preparar su fiesta, luego de 8 a 11 ensayaban el baile sorpresa, luego almorzaba algo, para empezar a trabajar 3 horas ayudando limpiando el bar, luego de 2 de la tarde a 7 trabajar en el aniversario, todo estaba saliendo perfecto. Estaba siendo algo cansado, pero sería solo por semana y media, además que ya luego de la fiesta de Jenny, podría dormir y descansar un poco más

—Estupendo, el salón principal de eventos, está preparado para que a partir del lunes empiecen con la decoración, la piscina más grande también ya cerrada para el público y empezaron a colocar la decoración cómo debe de ser, las invitaciones serán repartidas mañana.

—Eres una mujer increíble, estoy orgullosa de ti Audrey, definitivamente creo que esta fiesta nunca hubiera sido ni la cuarta parte de buena de lo que va hacer. — Audrey se sonrojó al oírla.

—Bueno, aún no sabemos.

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