El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 24

Quién se sentaban sobre él espontáneamente.

Mauren estaba pálida mordiéndose los labios, le contestó-Como yo caigo en la trampa, lo que he hecho no es mi intención.

-¿Lo habría hecho mismo si no fuera yo aquel día?-Senda se hizo serio.

Quería mucho afirmarlo, pero negó moviéndose la cabeza cuando le sintió la peligrosa señal proveniente de Senda.

¡Prueba contarle ‘Sí’ !si se quería castigar por él, haría falta que ella pagara la consecuencia de su desenfreno.

Mauren sabía bien la autoridad de ese hombre, nunca hubo abandonado lo que quería.

En la generación pasada había conocido muchas veces que él era una persona muchísima decidida que nunca hubo estado irresoluto en el comercio, no trataba a ninguna mujer de esa manera, en especial, a ella.

En ese momento, parecía que quería poseer a ella, ¿acaso era una ilusión de Mauren?

¡Era imposible! Ella había llevado cinco años complaciéndole sin lograr una respuesta, ¿cómo podía llamar su atención durente dos días?

-Señor Senda Pérez..-Ella se encontraba mal por el peso de Senda, por eso le empujó el pecho suavemente.

Los dos estaban tan cerca que mauren sintió calor.

Y parecía el calor iba aumentando...

Mauren percibió algo anormal pronto y se puso roja como un tomate, la mirada se desplazó hacia debajo, pero se detuvo rápidamente, ¡no se atrevió verlo!

-Qué te ha pasado..

¡Dios mío! ¿se decía que era un hombre noble y glacial? El cuerpo reaccionó a causa de estar presionado a ella debajo, ¿cómo era posible que tuviera la disfunción sexual.

-Déjame-le dio un empujón, si en ese momento no lo hizo, sería demasiado tarde.

-No te muevas-Senda sudó un poco frunciendo el entrecejo.

No estaba contento que el cambio del cuerpo se descubriera por ella aunque no quería esconder nada. No se controlaba a sí mismo una y otra vez ante ella.

Eso nunca le hubo ocurrido durante veintisiete años que vaciló fácilmente para una mujer.

-Señor Senda Pérez...-Mauren no se atrevió forcejear y se preocupó que le procovara más.

Pero, si no le resistió, era probable que siguiera la acción.

-¡Señor Senda Pérez! -Las manos de ella se aferrieron a su cuello pero se permanecieron por él.

La chica dio un grito de repente por la turbación -¡No me toques! a menos que te guste yo.

¿Ella a él le gustaba?

¿A una mujer que perdió a los demás, no solo le rechazaba sino que le envenenó para cancelar el compromiso?

¿Cómo podía ser que le gustaba él Senda Pérez a una mujer tan viciosa?

El peso en el cuerpo de Mauren se desapareció drásticamente.

Ella se levantó del escritorio, dirigió la mirada a Senda, el que se puso en pie no muy lejos con el glacial temperamento.

La respiracón ya se hubo ajustado bien, salvo que una cierta parte del cuerpo no estaba calmada.

Se quedaba apuesto, pero sin expresión.

En cambio, ella se hallaba mal parecido, si no agarró el cuello...

En definitiva, él siguió siendo el noble señor Senda Pérez, pero ella estaba como si saliera por el albañal.

-Quédate en mi casa por el motivo que le gustas a mi abuela, pero...

Se demudó Senda visiblemente y le presentó una señal peligrosa de los oscuros ojos.

-Oculta las malas intenciones, si yo me doy cuenta de que le hará algo desfavorable a mi abuela, te protemo que te arrepentirás.

Mauren sacudió un escalofrío, lo miraba hasta que salió de la habitación, saltó del escritorio y cerró la puerta rápidamente.

Ella se apoyó contra la puerta, estaba confusa, como si la temperatura hubiera bajado.

¿Un hombre noble y gracial? ¡No! ¡un auténtico lobo!

No, en la generación pasada, él era una disfunción sexusal durante cinco años.

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