El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 6

Cuándo Mauren López se despertó, se encontraba sola dentro del coche.

El vestido de noche que originalmente llevaba se encontraba a un lado. ¡Completamente desgarrado! ¡Esto era realmente preocupante!

¿Qué era lo que ella acababa de hacer? ¿Acaso ella había destrozado su propio vestido? ¿De dónde sacó la fuerza?

Tan pronto como se sentó, le empezó a doler la cabeza sus recuerdos aun borrosos que empezaron aclararse.

Ella… Estaba sentada sobre Seda Pérez, quitándole la ropa, desabrochando su cinturón, y… bajándole los pantalones.

¡Por Dios! ¡Ella había tomado la iniciativa haciendo el amor con el hombre, quien era el amor platónico de todas las mujeres de la Ciudad del Norte!

Pero, ¿qué andaba mal? ¿por qué estaba tan avergonzada de sí misma? ¿había sido abusada?

-¡Era tan doloroso!- Cubierta de un abrigo de hombre, Mauren se sentó, y discretamente hecho un vistazo por la ventana.

No muy lejos de allí, la alta e imponente figura de Senda Pérez se encontraba contra el viento, y no sabía qué le estaba diciendo Hedi González.

En la nueva vida, al ver nuevamente su espalda perfectamente esbelta, su corazón latía rápidamente.

Mauren se tocó el pecho y se mordió el labio.

¡No podía enamorarse de él! ¡Este hombre era despiadado en absoluto!

En el pasado, no importaba cuanto persistiera, cuanto tiempo invirtiera, ni cuanto entusiasmo pusiera, él siempre se mantenía tan indiferente como un Iceberg que no podría derretir.

No era que ella no pudiera abrir las puertas del corazón Senda, sino que ninguna mujer era capaz de hacerlo.

¡Jamás en la vida volvería a suceder esta tragedia!

Ella se abrochó los botones del abrigo y se pasó al asiento delantero del coche…

No muy lejos de allí, Hedi colgó el teléfono, e informó inmediatamente a Senda, -Senda, todos están en el hotel esperándonos, ¿volvemos para la fiesta de compromiso?

Con el estatus tan importante en la Ciudad del Norte, Si Senda no había dicho que podían irse, ¿qué invitado se atrevería a irse sin su permiso?

Incluso si él les pidiera que esperaran hasta el amanecer, todo el mundo esperaría.

Nadie se atrevería a ofender de tal manera al hombre más importante de la Ciudad del Norte, el Presidente de Grupo Century, Senda Pérez.

Senda se mantuvo callado, contemplando el mar con apacible mirada. Su enigmática mirada hacía imposible adivinar qué era lo que pensaba por su mente.

Ya que Senda estaba callado, Hedi no se atrevió a perturbarlo, y solo estaba tranquilamente esperando a un lado.

Quien sabía cuánto tiempo había pasado. Senda volvió la mirada, y caminaba hacia el auto, -¡Al compromiso!

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