El empresario del corazon roto romance Capítulo 5

Seis de la mañana, suena el despertador. Camino hacia la habitación y lo apago, no sé porqué la sigo programando si siempre me despierto antes de que suene. Me visto con ropa deportiva, bajo al gym hoy tocan pesas. Mientras hago mi rutina escucho las noticias, financieras, internacional y nacionales, llegan los espectáculos, he terminado. 

Tomo el móvil y veo los correos, los ordeno por importancia, luego paso al calendario veo lo que tengo que hacer hoy y la leyenda "Comida con los Carter Blossom" es lo único que hay en el calendario, lo demás, ofician. Paso a los mensajes y veo los de Vivianne. 

VIVIANNE

Buenos días Señor Valois. El señor Carter Blossom acaba de  llamar para posponer la comida de hoy,  él y su esposa deben viajar a Nueva York. Programarán a su regreso. 

―Seguro debe ser por su hijo, es una pesadilla.― Murmuro. 


VIVIANNE

¿Latte o Espresso? 

VIVIANNE

La junta con los socios se programó para mañana a las 9:00 am ¿lo cambio en su agenda? 

―De pronto mi día cambió por completo, me molesta un poco.― Digo en voz alta mientras entro a mi piso y las luces se encienden. 


QUENTIN VALOIS 

Dile a los Carter Blossom que los veo en Nueva York, me urge cerrar ese contrato, que te digan día y fecha y ahí estaré, programa el avión, espresso ya no deberías preguntar eso y dile a los socios que es hoy a las 4:00 pm o nada, no tengo tiempo para regalarles.

Contesto rápido, aviento el móvil a la cama, me desvisto entro a la ducha. El chorro de agua caliente quema mi piel, no me importa, me gusta sentir el mismo calor de el infierno en el que estoy viviendo mientras me enjabono. Aguanto lo más que puedo hasta que siento el dolor de cabeza y la quemazón en mi piel, cuando sé que es suficiente salgo de ahí, me envuelvo la toalla en la cintura voy al espejo y me arreglo la barba. 

―Soy un idiota.― Vuelvo a murmurar y esta vez me quedo pesando frente al espejo―¿Yo insistí? 

Termino de arreglarme, voy al armario y saco un traje negro, lo pongo sobre la cama tomo el móvil  y vuelvo a leer el mensaje que dejé pendiente ayer. 

NÚMERO DESCONOCIDO

Y ahora ¿Quién es el que insiste? 

―Deja de jugar el adolescente.― Me regaño.― Ni siquiera sabes quién es.― Borro el mensaje y vuelvo a poner el móvil sobre la cama, me visto, me echo loción, tomo mi cartera, mi móvil y salgo de la habitación. Me encuentro a Nora de frente. 


―Buenos días Señor Valois. 

―Buenos días, te pido que me hagas una pequeña maleta con dos cambios y la dejes lista al lado de la puerta, viajaré a Nueva York. 

―Sí señor Valois.― Contesta y sin decir nada más se va a hacer sus deberes. 

Bajo al lobby y en seguida mi chofer abre la puerta de la camioneta.― Buenos días, señor. 

―Buenos días, a la oficina. ― Sé que todos los días le digo lo mismo pero me gusta tener Constancia y me subo para seguir viendo los correos en mi móvil. 

Unos momentos después, bajo en frente de mi edificio y sin decir ni una palabra entro. Subo solo en el elevador y llego al último piso donde al abrirse las puertas de éste Vivianne me espera con un el espresso en las manos y un croissant. 

―Quédate el croissant, no sé porque insistes en traerme uno siempre. 

―Porque quiero que desayune señor, un espresso en ayunas le pasará factura pronto. 


―A ti no te importa si me pasa factura o no... no vuelvas a traerlo.― Expreso en un tono de amargura. 


Ella sonríe y tira el croissant a la basura.― La junta con los socios se pudo cambiar a las dos de la tarde ¿está bien? 

―Da igual, con que sea hoy.― Le comento y entro a mi oficina, me tomo de un sorbo el café y tiro el vaso. Me siento y prendo el ordenador, Vivianne sigue de pie frente a mi.― Continúa. 

―Es que ya no tiene nada más en su agenda. 


―¿Cómo? 


―Pues, ya no tiene nada más en su agenda, básicamente era todo. 


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