El empresario del corazon roto romance Capítulo 82

[Isabel]

(Noviembre)

No sé si la vida pasa más rápido cuando se está enamorado o no, pero en mi caso estos meses se me han pasado así que, en realidad ,no sé donde se fueron. Entre que mi negocio de “Amistoso Menú” despegó como cohete, la nueva casa y atender a todos los eventos de la escuela de Lea, el tiempo se me fue volando. Ahora entiendo lo que me decía mi madre cuando le preguntaba que de dónde lo sacaba para hacer todo lo que hacía y su respuesta era organización y sí, esa es la clave.

Así que gracias a la organización que he tenido con ayuda de Vivianne no sólo he podido sobre llevar y cubrir todo, si no que además me ha dado tiempo para poder organizar una pequeña fiesta de cumpleaños para Quentin que hoy justamente cumple 41 años de edad y si me lo preguntan se sigue viendo joven.

Bajo las escaleras mientras vengo cargando los dos regalos de cumpleaños que le hemos comprado para el día de hoy. Lea se encuentra jugando con Anky en el jardín y tan solo verme viene corriendo hacia a mi para ayudar.

—Ya te dije que me digas mamá.— Me reclama.

—Oye, oye.. ya no uso tanto el bastón y ya puedo caminar mejor, la rehabilitación alternativa surgió efecto chiquita así que sin regaños, que yo no te regañe a ti no quiere decir que tu puedas hacerlo conmigo.

—¡Es que si te caes!

—Me levanto, ahora ve a desempacar el pastel que traje del negocio y acomoda las velas como creas que luzcan lindas.— Pido y mi hija sale corriendo hacia la cocina para sentarse sobre la barra y comenzar a decorar el pequeño pastel de tres niveles que le horneé y decoré a Quentin esta mañana.

Dejo los regalos justo en la sala donde siempre nos reunimos para ver televisión, jugar o simplemente pasar el rato y voy hacia la cocina a ayudar a Lea con la decoración.

—¿No crees que es mucho chocolate para papá? — Me pregunta.

—No sé por qué preguntas si prácticamente el pastel es para ti.

La niña se ríe traviesa.— Sólo me estaba asegurando.

—Diablilla.— Respondo y le doy un beso sobre la mejilla.

Cuando el pastel queda completamente decorado, Lea y yo nos dedicamos a terminar de adornar la sala con globos, luces y un cartel que mi hija pintó en su clase de arte de la tarde que reza “joyeux anniversaire” que pusimos con cuidado en los ventanales que dan al jardín.

—¿Crees que le guste? — Pregunta.

—¿Bromeas? ¡Le va a encantar! Además le hicimos su cena favorita y tú estás encargada de la música ¿no? —Lea asiente. — Entonces no hay nada que pueda salir mal.

Pasa una hora mas o menos cuando de pronto vemos por el monitor que está en la cocina que el auto de Quentin se va acercando a la entrada.

—¡Ya llegó! — Grita Lea feliz mientras Anky comienza a ladrar al escucharlo.

—Apaga la luces.— Le pido y ella va al mando general y con solo mover un poco atenua las luces para que Quentin no vea el resto de la decoración. Después nos escondemos en nuestro puesto que es justo detrás del sofá. La sonrisa de mi hija es insuperable y sé que con esta fiesta no sólo lo hago feliz a él si no a ella también.

¡Hola anky ! Hola, hola… ¿Andas de travieso muchacho? ¿Sabes dónde están mis amores? Escuchamos.

Lea me ve y yo asiento con la cabeza un, deux, trois Cuento en voz baja y en eso ella se levanta.

—¡Sorpresa! — Grita y al levantarme veo a Quentin sonriendo mientras Lea corre a sus brazos y él la carga.— ¡Feliz cumpleaños papá!

—¡Qué bonito! Jamás me habían dado una fiesta sorpresa así.

Me acerco a él y Quentin me abraza con el brazo que tiene libre.— Corazón, muchas gracias.— Me dice feliz para darme un beso sobre el cabello.

Quise hacerle esta fiesta de cumpleaños a Quentin ya que el año pasado él la pasó solo en su antiguo piso por lo que sé que la única manera de olvidar los recuerdos malos es remplazándolos por mejores para qué él olvide por completo ese día sombrío y ahora recuerde este.

—Mamá te hizo pastel y lasaña y te compramos regalos.— habla emocionada.

Mi esposo sonríe.

—Se supone que todo era sorpresa pero creo que la emoción nos ganó. — Me justifico.

—Aún así estoy muy sorprendido, gracias amor.— Responde—¿Dijiste lasaña? Porque me estoy muriendo de hambre, la junta con Del Moral se alargó horrores y no tuve tiempo de salir a comer algo.

—Vamos al comedor.— Indico y lo tomo de la mano para llevarlo hacia allá.

De inmediato comienzo a servir la cena con ayuda de Lea. Cocinamos una lasaña, acompañada de una deliciosa ensalada fresca y un vino tinto, su favorito. La mesa increíblemente bien adornada le da un toque especial a la fría noche de noviembre, lo veo tan feliz hoy que no me puedo imaginar lo triste que estuvo hace un año entre la depresión tan fuerte que traía y el posible frío que en ese momento estaba haciendo.

Pasamos la cena escuchado las aventuras de Lea en su clase de ballet y en su escuela, al parecer la niña ya nos quiere ser doctora y al tener un contacto más profundo con su lado artístico ahora quiere ser bailarina sin embargo, dos días atrás quería ser trapecista gracias a su nueva clase de danza área que acaba de empezar.

—Puedes ser lo que tú desees hija, pero recuerda que debes estudiar y trabajar para ello ¿si? — Le recuerda siempre Quentin a la pequeña cada vez que se le ocurre un nuevo sueño.

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