El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 11

Laura quedó suspensa, echó un vistazo al vaso de café en su mano. ¿El presidente no tomó el café que hizo ella?

-¡Sí! - Lo hizo de nuevo inmediatamente.

Iba a marcharse, Josefina vino, olió el café acercándose, -¡No hay nada especial! ¿Laura, si conoces al presidente?

-¡Eh, No!- Laura negó con la cabeza.

-¡No conozco al presidente! Josefina, ¡voy a llevar el café al presidente primero!

Josefina estaba mirando a su espalda, gimió con frialdad despreciada, su mirada centelleó, ¡se parecía que un vislumbre pasó!

Laura llevó el café a la oficina de presidente, Oscar estaba tratando con los documentos.

-¡Presidente, el café!

Levantó la cabeza, Oscar la echó un vistazo a Laura, se levantó, el Traje de Mancini le hizo el cuerpo alto y derecho.

-¡Te encargan hacer mi café en el futuro !-

-¡Sí!- Laura sólo podía decir sí. ¡Lo que dijo el presidente, lo tenía que hacer!

Oscar vino caminando, Laura retiró unos pasos atrás subconscientemete, su cabeza se parecía que estaba humillada más abajo, estaba miranda a las puntas de sus zapatos, ella olió otra vez el bueno oler de tabaco.

-¿Secretaria Laura, te había acostumbrado?- La voz baja de Oscar estaba fría, rozó por su cuerpo, se sentó en la sofá del lado.

-Sí.- Laura todavía le contestó con una palabra.

-¿Sólo sabes contestar sí?- Ella escuchó la voz impaciente de Oscar sonando otra vez.

-¡Sí!- Contestó por instinto, se arrepintió un poco. Laura cerró los labios inconscientemente, levantó la cabeza de prisa, miró a Oscar.

Sólo un vistazo así, le parecía latir la corazón sin razón.

Estaba mirando a esta mujer que se parecía rígida como una madera, centellearon los ojos de Oscar.

Laura humilló la cabeza otra vez, cogió la bandeja fuertemente con las manos tímidas y tembladas, ¿no entendía por qué Oscar le interrogó?

-¡Vete!- Oscar dijo repentemente con la voz fría.

-¿Mamá, por qué tardaste en recogerme?- En la puerta de guardería, el chico de los labios rojos por fin esperó la llegada de Laura.

No había nadie en la puerta hacía mucho, sólo quedaron Iker y la profesora.

-¡Perdón, Iker, mamá ha salido de trabajo un poco tarde!- Laura dijo a la profesora de disculpe,-¡lo siento, profesora, retrasaron su salida del trabajo!-

-¡No pasa nada, Laura, tu hijo parece mucho a ti!- Fue la primera vez que profesora conoció a Laura y por fin sabía de dónde vino la genética de Iker, un chico tan guapo.

-¡Eh!- Laura estaba un poco vergonzosa, su sonrisa estaba rígida, porque Iker no era su hijo, ¡pero casi cada persona que la conocía dijo así!

-¡Dile adiós a la profesora, Iker!-

-¡Sí, profesora, hasta luego!- Iker dijo obedientemente. -¿Mamá, de verdad que parezco a ti?-

Laura bajó la cabeza y miró a esta carita, sí, Iker cada día más parecía a ella. Pero, al fin y al cabo, ¡no era su hijo biológico!

-¡Sí, pareces!

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