El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 36

-Pues…- Laura se mordió el labio inferior, no se enfadó por haberla salvado, pero en realidad su odio había llenado sus ojos, ¿quién creía él que era ella? Por eso dijo con frialdad, - Jefe, ¡imposible! No me tomes el pelo.-

Al escuchar lo que dijo, Oscar frunció las cejas, -Laura, no me lo rechaces tan rápido, piénsatelo, te he salvado la vida, ¿no deberías dar todo lo que tengas?-

Él fijaba en su carita con una mirada ambigua y peligrosa, llevaba un olor de tabaco que era un olor típico de un hombre maduro, se le puso rápido el latido a Laura, lo miraba atónitamente, ella se perdió en ese momento.

-Jefe, ¡vamos al hospital!- Su mirada cayó de nuevo sobre su brazo herido, al fin y al cabo, se lesionó por ella misma, apretó el móvil, -¿Vaya al hospital, ¿vale?-

-Vale.- dijo de repente.

Laura levantó la cabeza y lo miró, solo vio los ojos esplendorosos brillaron, eran tan deslumbrantes.

-¡Me acompañas!- pidió él.

-¡Pues date prisa!- Ella sabía que tenía la responsabilidad de acompañarlo, porque le había salvado.

-Qué guapo es aquel hombre, qué majo.- Al ver que vino Oscar con un traje, las enfermeras abrieron tanto el ojo.

-Sí, ¡es tan majo! La otra enfermera gritó de emoción, miró a Oscar con los ojos admirativos.

Laura fue a registrar en la consulta urgente, no esperaba que cuando volvió la enfermera ya estaba limpiándole la herida.

¿Acaso era el encanto de un guapo?

En este momento Oscar tenía el escote poco abierto, la manga enrollada, el brazo tendido, lo que mostró su flojedad, pero no influyó nada en su hermosura y nobleza.

Laura suspiró con un formulario en la mano.

Cuando estaba viendo la escena a través de la ventana, Oscar miró hacia ella con la mirada fría, la mirada de los dos se cruzaron, Laura bajó la cabeza instintivamente.

En este momento sonó el móvil.

-Mamá, ¿por qué no has vuelto?-

Al escuchar la voz de su hijo, Laura se puso alegre de inmediato, llevaba una sonrisa tierna en la comisura, -Iker, me encontré con un amigo, ahora estamos en el hospital, puede que vuelva tarde, dile a Teresa que no me espere, os podéis acostar primero.-

A través de la ventana del departamento de emergencia, Oscar vio que ella estaba al teléfono sonriendo, a las diez de la noche, ¿acaso le llamó su novio? ¿Jodida esa todavía no se separó de su novio y se atrevió a mostrar afecto ante él?

Entrecerró los ojos peligrosamente, se le veía descontento, no, ¡estaba muy descontento!

Esa jodida mujer se atrevió a comenzar el noviazgo, ¿acaso no le había dejado sombra aquella cosa? Y él sintió que le debió una. Después del tratamiento, él salió con la cara hoscosa.

-¿Listo?- Laura miró su brazo atentamente, el brazo fue enredado de vendas, que era perfecto, ella se relajó y dijo, -¡Voy a pagar!-

Cuando ella volvió, Oscar encendió un cigarrillo fuera del departamento, la estaba mirando acercándose con un pose perezoso y una mirada peligrosa.

Al lado las enfermeras echaron la mirada celosa, sin embargo, lo que se escribía en la pared era una consigna grande—Prohibido Fumar.

-¿Quién te llamó hace poco?- preguntó y produjo un anillo de humo.

Ella levantó la cabeza dudosamente, -¿Qué dices?-

-¡Te pregunto quién te llamó!- repitió pacientemente.

-¡A ti no te importa!- le confundió mucho a Laura, ¿a él qué le importa quién llamó a ella?

-Quiero saber quién era.-

La miró con los ojos terribles, bajo esta mirada nadie se atrevió a afrontar ni mentir.

Aunque ella estaba frente a él, a cinco metros de distancia, no sintió seguridad. Como que si él quería, la podía tragar en un abrir y cerrar de ojos. La distancia no era ningún problema.

-¡Dame respuesta!-

¿Qué era lo que quería?

Ella se preguntó aturdida.

Sentía asustada en el corazón por sus gritos, a ese hombre le habría pasado algo malo en la cabeza, incluso le importaba las cosas privadas. Sin duda, él había salvado a ella, pero esto no significaba que pudiera entremeterse en su vida privada. ¡Solo era su jefe!

Al ver que ella se quedó muda, Oscar apagó el cigarrillo, le cogió de la mano y la llevó hacia fuera, otra vez la metió en el coche.

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