El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 9

-Estoy cansado!- Oscar se marchó con paso firme.

Frente a frente, todos no sabían en qué él estaba pasando.

¿Por qué el jefe sólo entrevistó a una y se fue?

Unos días después. Laura recibió una llamada de Grupo Rasgado, diciéndole que había sido aprobado.

-¡Sí! Genial!- Laura dio un salto después de colgar el teléfono. Era una gran oportunidad ser contratada por una gran empresa como la de Grupo Rasgado.

Significaba que tenía ingresos estable en el futuro.

¡Ella y Iker tendrían una buena vida!

-Mamá. ¿Qué te pasa? -

-Hijo. ¡He sido contratada! - Laura sonrió y abrazó a su hijo.

-¡Eso es genial! Mamá. Eres la mejor! - Iker aplaudió y chilló.

-Mamá tiene un trabajo. ¡Mamá es la mejor! -

-Ja ja ...- la risa se escuchó a través del pequeño apartamento.

-Celebración. ¡Cocinaré un plato más para ti hoy! -

-¡Muy bien!-

La habitación sombría, el hombre se recostó en su silla y miró con desprecio lo que ocurría abajo. Ya había cuatro o cinco colillas en el cenicero. Estaba claro que intentaba ocultar sus emociones. Pero era claro que no podía esperar.

Como si no pudiera oír los gritos del escenario.

-¡Oscar! ¡Hola! ¿Cuánto tiempo has estado esperando? -Max entró en la habitación y se sentó en el sofá. -Una linda chica de ahora era bastante encantadora. Me quedé con ella un poco más. ¡Perdón por la espera!

Oscar se burló. Apagó con elegancia los restos del cigarrillo que tenía en la mano. La alta figura se levantó. Una vez más, miró a Max.

-Tú diviértete. Me voy primero.

-¡Oye! No has dicho qué pasa. ¿Por qué te vas? -llamó Max.

-¡Prometió a Andrés que vuelvo con él hoy! Oscar se dio la vuelta y se fue.

-¡Uf! ¡No es gran cosa tener un hijo! - Max protestó con insatisfacción.

Grupo Rasgado está situado en la parte más lujosa de la ciudad. El edificio de sesenta y seis pisos se elevaba hasta las nubes. Todo el edificio tenía un color azul oscuro.

A la luz del día, bajo el brillo de la mañana. Todo el edificio tenía un color azul oscuro.

Al la entrada del edificio, Laura respiró profundamente y entró en el edificio.

Era la hora de ir a trabajar. Todo el vestíbulo del edificio estaba lleno de gente.

Y todos los ascensores estaban abarrotados de gente. La gente iba bien vestida pero con la cara fría.

Estaba claro que todos trataban su trabajo con gran importancia.

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