El Idiota De Mi Jefe (COMPLETA) romance Capítulo 35

Ah unos días de ya irnos a Toscana y mi hermano esta como loco, por dos cosas tienes muchas cosas que sufre es cases de maletas no en tiendo por qué trajo tanta ropa si... no se quedara aquí para siempre no lo corro para nada, pero es que no lo entiendo prácticamente se trajo todas sus cosas de su casa a la mía y ahora tiene que enviarlas a Toscana, el segundo motivo es de que hay poca seguridad haya y mi hermano no quiere que vaya.

Pero es trabajo y vacaciones además que puede pasar, Héctor no se me ha aparecido y no me ha amenazado, tengo tres a cuatro guardaespaldas detrás de mí todo el día las 24 horas del día estoy más protegida que nadie. Los demás están tranquilos ya con sus maletas hechas para el día, mis pequeños han estado un tanto inquietos que me cuesta cambiarlos o darles de comer.

—Vamos, Camila deja que mami te cambie el pañal -Camila patalea y empieza a llorar- ¿Que tienes amor?

—De seguro tu hermano le dio azúcar o Bryan -Amanda se recarga en el marco de la puerta- es más probable eso.

—Si tienes razón uno dormirá afuera y al otro le dejare mucho trabajo al grado de que me diga la palabra "Renuncio".

—Eres muy malota -ríe.

—No, sabes cuánto.

Cambiar pañales es muy fácil cuando están quietos, pero cuando no es un martirio una catástrofe, pasado mañana estaremos todos en el aeropuerto que los nervios me comen viva, es la primera vez que alguien se hace mi socio que tengo miedo de que haga las cosas mal.

—Luego llegó a pensar en un día tener hijos -la miro de reojo- pero veo que sufres hasta en poner un pañal y se me pasa.

—Enserio -sonrió- no es tan malo como se ve.

—¿No? Es muy malo, te levantas como a las tres de la madrugada por que empiezan a llorar -Se cruza de brazos- prefiero ser tía, madrina y ya.

Niego con la cabeza y cargo a Camila, salimos del cuarto discutiendo el que no es tan malo ser madre, y eso lo eh aprendido estos años que eh estado con Camila y Mateo. Cuando tenía 19 años y estaba con Karla en su parto verla sufrir por el dolor, gritar gruñir y sudar mis manos temblaban como gelatina y sudaban, estar presente en esa escena llegue al acuerdo de no tener hijos por el miedo de vivir ese dolor en carne y hueso de que me desmaye y el chamaco hay exigiendo salir.

Y miren me ahora aquí enamorada de mis dos renacuajos feliz de la vida con ellos.

Tomo a Camila en brazos y bajamos, en la sala se encontraban todos platicando animadamente.

­­— ¿Ya están listas? -mi hermano se acerca.

—Ya, tuvimos un retraso por una niña traviesa que no quería que la cambiaran -miro a Camila y le beso toda su carita haciendo la reír.

—Con razón -sonríe.

Hoy, el señor y la señora Mayer no invitaron a comer a toda la familia, cosa que me quede de seis ya que somos muchos en mi familia mas el colado de Bryan, salimos de la casa que dos carros nos estaban esperando, en uno se fueron mi hermano con su esposa y sus hijos, Amanda y Bryan, en el otro carro éramos yo, los niños, Sr y Sra. Mayer y ya, más aparte los guardaespaldas.

Me la pase jugando con Mateo y Camila y hala vez hablando con Karen quien no dejaba de decirme que esta feliz de poder estar con sus nietos, eso me alegro mucho tenía miedo de que no los aceptaran o que dudaran de que, si fueran hijos de Luke, cuando llegamos al restaurant quede impresionada, nunca había venido aquí es más nunca me había dado cuenta de que había un restauran por que siempre paso por aquí nunca lo había visto.

Bajamos del carro y miro la entrada había un hombre con traje que se acerca con una sonrisa hacia nosotros.

—Hola, bienvenidos.

—Hola -respondimos todos al unisón.

Al entrar el sonido de agua correr y chocar invaden mis oídos y mis ojos caen en una hermosa cascada que esta en medio del restaurant con piedras de diferentes tipos y plantas, en el lago vi peces y tortugas muy hermoso.

En la planta baja ya todas las mesas estaban ocupadas a si que fuimos guiados por un mesero a la segunda planta, subimos las escaleras cuando me acerco al lago un poco para ver Mateo se emociona, pataleando y chillando dando palmaditas con sus manitas viendo los peces dorados nadar, sonrió a ver a mi bebe feliz, sigo a los demás y nos ubicamos en unas mesa grande, en la segunda planta había una gran pecera, era un cilindro inmenso con corales y diferentes tipos de peces, Mateo se emociona aun mas y decido llevarlo, Camila también me pide que la cargo y los dos me los llevo a ver los peces.

Veo como se emocionan los dos al ver los y sonrío sus manitas tocan el cristal y cuando un pez se acerca los dos chillan de felicidad y me miran como diciendo "Viste mami"

—¡Y! -dijo impresionada.

Ellos sonríen al ver mi cara y sus ojitos caen de nuevo en los peces, miro y quedo maravillada no solo había peces si no caracoles, cangrejo, medusas y un pulpo, era muy bello, miro los corales que me encantan tanto que mis ojos se desvían de mi objetivo y caen como un imán a lo que estaba del otro lado.

Mis ojos se agrandan, mis pupilas se dilatan y mis labios se entre abren, mi respiración se agita y siento como mi corazón palpita muy rápido, Camila y Mateo siguen en los suyo felices viendo a los peces, lo se por que escuchó sus chillidos de felicidad y como mueven sus piecitos emocionados, sus ojos caen en las dos criaturas que tengo en mis brazos por unos minutos para luego clavarlos en mí, doy pasos torpes hacia atrás, tan solo no podía créelo.

¿Cómo puede ser? ¿En serio él está aquí?

Solo nos separaba la inmensa pecera que si no fuera por eso estaría temblando como gelatina, pensé que todos estos sentimientos estaban muertos o bien guardados en lo mas profundo de mi ser, pero no, estaba muy equivocada como de muchas otras cosas, veo como otro hombre se acerca el y le toca el hombro llamando su atención, el se volteo y aprovecho ese momento de salir de allí, camino muy rápido a donde estaban los demás y me siento echo una bala también de forma de no lastimar a mis pequeños.

Amanda en la primera en notar mi nerviosismo que me pega en el pie debajo de la mesa, la miro y mueve sus labios diciendo:

—¿Qué pasa?

Le sonrió y niego con la cabeza dando le a entender que no era nada, pongo a Camila y Mateo en sus asientos especiales. Miro a donde se encontraba la pecera y trago grueso al ver lo hay parado donde hace unos momentos estaba, vi que se lleva una mano a su cabello desordenando lo mirando a todos lados, lo bueno es de que nuestra mesa estaba retirado y de que nos tapaba una planta, ver lo hay parado frustrado me dio unas inmensas ganas de pararme de mi lugar eh ir hacia el acabando su frustración, pero el miedo me domina que me quedo solo aquí sentada mirándolo de lejos.

En el transcurso de la tarde platicamos de muchas cosas que en vez en cuando todos estalla vamos de risa por los chistes de mi hermano y de Diego, hubo momentos en los que me paraba eh iba al baño a cambiarles el pañal a Camila y Mateo, claro cuidadosa de no ser vista por él.

Estuvimos hay un rato mas que nos retiramos por hay de las tres y media, fue una tarde espectacular por el echo de que mis pequeños les encanto la cascada y la gigantesca pecera, pero también fue una tarde de nervios y felicidad con el simple echo de que lo vi, lo vi por primera vez desde hace dos años.

Cuando caminábamos hacia las escaleras no me pude aguantar y mire hacia atrás ubicando su mesa con la mirada hasta dar con el y ver que está platicando con tres hombres en traje pasados ya edad, con vino en su mesa, por lo que veo negocios.

Sigo mi camino y salimos de hay.

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