El Idiota De Mi Jefe (COMPLETA) romance Capítulo 36

- ¿Como esta? -desvió la mirada cayendo a la propietaria de la voz.

-Mejor, la fiebre ya se le esta bajando -miro a Andrés- solo tiene que descansar hasta que ya se sienta bien.

Ella se acerca para sentarse en la esquina de la cama mirando a Andrés, desde hace unas horas la madre de Luke le dio una medicina para que se sienta mejor, nos costo trabajo hacer que se lo tomara ya que el color te daban ganas de vomitar y el olor ni se diga, yo tuve que aguantar la respiración en algunas ocasiones para no vomitar, ahora él estaba durmiendo no me eh alejado de le para nada, tenia un recipiente con agua fresca en su mesita de noche y algunos trapos húmedos para hacer que la fiebre disminuya más rápido.

-Trabaja mucho -dice de repente mi hermano- la universidad mas el trabajo es mucho para él.

-Lo se -exprimo el trapo y lo coloco en su frente.

-De verías no se hacer algo.

-Cres que no lo eh echo, es un niño terco -quito unas gotas de sudor de su rostro para dejar el trapo ya en su frente y mirarlo- es muy terco, me recuerda a mí.

Lo escucho ríe.

-Estoy de acuerdo con eso.

Sonríe- sabes, extraño mucho a papá -quito unos cabellos del rostro- luego me llego a preguntar si nos está viendo haya donde está.

-Claro que sí, hermanita -lo miro- el esta siempre a nuestro lado, feliz de que la familia esta creciendo, de que mamá haya salido adelante y de que sus hijos a pesar de su ida estamos aquí saliendo adelante.

-Hubo momentos en los que, quería desaparecer -suelto- hubo momentos en los que intente suicidarme, por que las personas que tanto quiero se están alejando de mi -siento algo húmedo deslizarse en mi mejilla- mamá estaba muy mal, papá ya no esta y tu nunca te veía, me sentía sola.

-Lili -susurra.

-Luego, apareció el -sonrió débilmente- apareció como si nada y cambio toda mi vida, me hizo experimentar muchas cosas que en mi adolescencia nunca llegue a vivir.

-Lili, no estás hablando de...

-Lo extraño, Pablo -lo miro- lo extraño mucho y lo extraño mas ahora que lo vi.

Veo como sus ojos se abren como platos y sus hombros se tensan su respiración se agita y sus manos hace puños para luego con un respiro se tranquilice.

- ¿Lo viste? -asiento- ¿Cuándo? y en ¿Dónde?

-En el restaurant.

- ¿Se acerco o como estuvo?

-No, tan solo nos miramos, cuando fui a la gran pecera con Camila y Mateo hay estaba parado del otro lado, mirándome.

Suspira y veo como se para y camina hasta llegar a mi lado, toma mi mano libre ya que la otra sujetaba la de André.

-Lili, sabes que te amo, que tu y mamá son todo para mí, son mi vida, no quiero verte sufrir, no quiero verte llorar una vez más por él, aún tengo los recuerdos de ti llorando todas las noches o gritando después de una pesadilla -lleva su mano a mi mejilla y con el pulgar hace círculos- si ese bastardo te llega a hacer daño de nuevo no dudare en mandar todos mis hombres a por el y que lo hagan sufrir como nunca.

-Pablo -lo miro mal.

-Es mi deber protegerte y hacer le daño al que te a echo sufrir- sonríe arrogante- aun recuerdo cuando le di unos buenos golpes afuera de mi casa en NY.

-Ese día fue el peor de toda mi vida -bufo.

Se levanta y camina a la puerta de la habitación antes de abrir la se volteó a verme.

-Mandare a alguien a que te traiga unas mantas, estoy seguro de que no te alejaras de el hasta que despierte, por los niños no te preocupes Karla ya está en ello.

-Gracias -le sonrió.

Él me sonríe y sale de la habitación miro a André que aún está durmiendo.

-Otra vez estas enfermo -susurro acariciando su cabello- que hare contigo André.

Me levanto un poco de la silla para depositar un beso en su mejilla, a pasar las horas mis ojos me pesaban, el sueño ganando la guerra de mantener mis ojos abiertos.

Y al final si gano.

****

Entre abrí mis ojos para cerrar los rápido por la poca luz que se filtraba en la ventana, me removí en la incomoda silla donde me hizo amanecer con un gran dolor en la espalda y en el cuello, siento algo suave cubrir mi cuerpo al fijarme veo que es una manta, miro la habitación soltando un bostezo y rápido fijo mi mirada a la cama que estaba vacía y ya tendida.

- ¿André? -me levanto de la silla y miro toda la habitación.

De eso se abre la puerta y un André con un pans y una playera gris aparece ante mis ojos con una bandeja con comida.

-Oh, ya despertaste -dice dejando la bandeja en la mesa.

Me acerco a el rápido tomando lo de los hombros volteando lo hacia mí, llevo mi mano a su frente para ver si la fiebre había desaparecido y si, ya no tenía.

-Me siento bien -toma mi mano bajando la despacio.

-Me siento bien -lo miro mal- me siento bien mis polainas -le doy un zape en la frente- que haré contigo, André.

-Hum... darme un abraso de buenos días como la buena madre que eres.

Lo miro mal por unos segundos para luego abrazarlo bien fuerte, subiendo y bajando mi palma de la mano en su espalda.

-Por favor, sabes que tu cuerpo es débil no puedes excederte.

-Lo sé, lo sé -se aferra más- lo siento.

Me separo de el y lo miro a los ojos.

-No me trabajarás más, es más te despido, ahora solo preocúpate por tus estudios, ¿Sí? -el asiente- te quiero.

-Y yo a ti -miro como se debate abriendo y cerrando su boca para al final decir una palabra que me estruja el corazón- Mamá.

Sonrió como tonta y lo abrazo otra vez, aun que no sea mi hijo de sangre lo quiero como si fuera uno, como si hubiera salido de mi vientre, es uno mas de mis cachorros que daría mi alma por él, mis tres angelitos.

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