El Idiota De Mi Jefe (COMPLETA) romance Capítulo 5

Los zombis son bestias asquerosas con sangre en todo su cuerpo, bestias que alguna vez fueron personas.

Si me pusieran a lado de un zombi la más horrenda sería yo, estaba en el baño viendo me en el espejo, no peque el ojo toda la noche pensando en mi madre más aparte las pesadillas que no me dejaban en paz.

Abrí el grifo y me eché una gran cantidad de agua en la cara, ¿había regresado a mi casa? No ¿Dónde estaba? Bueno, digamos en la habitación de huéspedes de la casa de mi jefe.... Si como leyeron en casa de mi jefe.

Ayer estuvimos en un debate de que tenía que ir a mi casa a descansar, pero yo no quería, no quería salir del mismo techo donde está mi madre, en fin, se supone que gane yo al decir que me quedaría a dormir en los sofás de la sala de espera, No sé cómo o más bien no sentí el momento en el que mi jefe me trajo aquí, ¿Cómo sabía que era la casa de mi jefe? Bien hace unas horas me desperté -milagro por que las pesadillas estaban a no más poder- y al ver que no estaba en el hospital y no llegarán a mis fosas nasales el olor a algodón con alcohol, fui a inspeccionar donde carajos me encontraba.

Casi grite y casi me doy con la pared al ver a mi jefe en su cocina preparando omelette con mandil y sin playera.... ¡Sin playera! Era como ver al mismísimo Christian Grey.

Mi cerebro gracias a los dioses reaccionó hizo que regresara al cuarto donde estaba casi corriendo y ahora me tienen aquí en el baño mirando mi zombi interior que se le ocurrió salir hoy.

Estaba echa un asco nivel Dios.

Me acomodo el cabello un poco e intenté que las ojeras desaparecieran dando masajes suaves y circulares, salí del baño y de la habitación, el pasillo estaba silencioso y daba un poco de miedo, cada paso que daba para llegar a la sala escuchaba una televisión prendida.

Y... Ahí está sentado en el sofá bien entretenido viendo las noticias, el como que sintió mi presencia y se giró a ver me, tenía manchado la cara con un poco de cátsup y eso hizo que riera un poco.

—Buenos días -dije sentándome en el sofá alado de él.

—Buenos días, ¿Dormiste bien? -su sonrisa hizo que mi piel se pusiera de gallina.

Que sonrisa...

—Bien, dormí como un bebe –miento.

—Me alegro -se paró del sofá y desaparece por la puerta de la cocina.

Yo puse atención en las noticias ya que un huracán amenazaba a estados, estaba tan concentrada que no me di cuenta cuando Luke se sentó a mi lado con un plato con un rico y sabroso omelette.

—Ten -me extiende el plato y lo tomó.

—Gracias -partí un pedazo con el tenedor y me lo llevé a la boca.

Abrí los ojos, estaba bien rico ¡No! Rebasaba lo rico estaba exquisito.

—¡Dios! ¡Esto sabe muy rico! -dije y lo volteo a ver tenía una gran sonrisa en su rostro.

—Me alegro que te guste.

Comimos en silencio, pero uno cómodo nunca llegue a pensar que fuera el muy bueno en la cocina, ya ni yo que los huevos no los hago por qué se me queman ya tengo claro que nunca en mi vida podré hacer un huevo rostizado bien.

Eran las 12:00 de la mañana y me están cambiando de ropa una que como sabrán compro Luke, consistía en unos jeans rotos y una playera blanca con tres flores negras enfrente, y unos Vans.

Estaba guardando mis cosas que escucho como la puerta del cuarto se habré me doy la vuelta y veo a Luke con un traje color azul cielo nunca me cansaré de decir que se ve jodidamente guapo con sus trajes.

—Te llevaré al hospital -me mira a los ojos.

—No, gracias.

No quería abusar de la amabilidad de mi jefe, ya es mucho que se haya quedado conmigo ayer en la noche en el hospital y me haya traído a su casa para que pudiera dormir bien cosa que no paso por las pesadillas.

—Que dices, claro que te llevaré.

—No, en serio ya a echo mucho no quiero...

—No, eres una molestia, Lili deja que te lleve.

Sus ojos me miraron intensamente, que me perdí en ellos, no tenía de otra que aceptar ¿No?

—Está bien, gracias.

Salimos de su casa, que más bien era como un departamento, tomamos el elevador y bajamos a recepción, solo salimos del elevador y una voz capta mi atención al instante por qué más bien era un grito.

—¡Luke! -una chica de cabello castaño se le avienta a mi jefe.

Me hice a un lado por qué o si no, ya hubiera recibido un golpe.

—¡Luke! Donde has estado fui a tu casa y me dijeron que no estabas, no más bien que no llegaste a dormir. Me preocupe mucho.

—Estuve un poco ocupado -sus ojos paran en mí.

La chica con el ceño fruncido se da la vuelta y nota mi presencia, no me sorprendió su rostro de molestia.

—¿Quién es ella? -su voz cortante resuena por todo el lugar.

—Es, mi secretaria la...

—Con que tú secretaría -interrumpe a Luke y da un paso hacia mí- con que ahora te metes con tus secretarias.

Abro los ojos y casi se me salen, pero... Está como, cree.

—Amanda, solo la estaba ayudando su madre está internada en el hospital y la ayude.

Amanda, me miró de pies a cabeza y luego se giró a ver a Luke.

Ok, su novia es una basura en el aire que solo molesta a uno con sus mala interpretaciones

—Bien, la ayudaste y todo ¿No? Que se vaya -me vuelve a mirar- anda, largo mi Bebé ya te ha ayudado mucho.

—Hey, Amanda -Luke la mira cerio.

Suelto un suspiro y solo me doy la vuelta caminando hacia la salida, escucho como Luke me llamaba y como Amanda le dice que me deje.

No, tenía por qué estar ahí y causando problemas, es más tenía cosas más importantes y unas de ellas tenía que ver con el hospital.

Tomé un taxi y no tarde mucho en llegar.

—Hola -dije llamando la atención de una enfermera que estaba tecleando en su computadora.

—Sí, dígame en qué le puedo ayudar.

—Ayer internaron a Lorena Miller.

Pasó un rato que dijo que está ahora en un chequeo que ya había despertado.

Caminaba por los pasillos en busca de la habitación 320 hasta que la encontré, toqué dos veces y la abrí.

Lo primero que vi fue esa sonrisa que me hace sentir segura y esos ojos verdes.

Llegué a su lado y la abrase la abrase temiendo a que se fuera.

—Lili -escondo mi cara en su cuello- mi niña.

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