El Invitado de La Boda romance Capítulo 13

Horas después

La cena que hemos pedido ya está sobre la mesa que hay en la habitación, y al mirar a mi alrededor, agradezco el no haber dejado entrar al camarero. La cama es un desorden total, nuestra ropa sigue tirada sobre el suelo, y me veo en la obligación de agacharme a recoger del suelo los rastros que han quedado de lo sucedido aquí; más precisamente dos veces... Voy hacia el baño para desechar los condones en la basura y me distraigo con ella mirándose en el espejo. —¿Te encuentras bien?— Pregunto mientras los tiro en la basura y luego lavo mis manos.

Ella termina de cerrar el albornoz y me mira a través del reflejo del espejo –Si, demasiado bien para mi propio mal. — Me dice con un tono de misterio que me invita a abrazarla desde atrás.

Amarro mis brazos a su cintura, llevo mi barbilla sobre su hombro y le sonrió — ¿Qué significa exactamente eso? – Pregunto intentando mantener la compostura.

Debo admitir que me está costando muchísimo trabajo el no gritarle que quiero un futuro con ella, pero no quiero asustarla.

—Martin. — Dice en un susurro y para mi sorpresa se voltea haciendo que quedemos frente a frente.

—¿Qué sucede?—Le pregunto algo preocupado a causa de cómo su mirada se ha cristalizado repentinamente.

—Es que… esto se nos ha ido de las manos…— Dice en un susurro y tengo pánico que me diga que no ha sido más que sexo.

—¿Qué significa eso?— Pregunto con un hilo de voz.

Me rehusó a creer que no ha sentido nada más que placer cuando estábamos en la cama. No le podría creer si me dice que aquellos besos eran solo producto de la urgencia del momento.

Sus dedos acarician mis mejillas suavemente hasta llegar a mis labios –Significa que no ha sido placer solamente lo que he sentido contigo. Tengo mucho miedo de todo esto que comienzo a sentir por ti. — Me dice robándome el aliento y provocando que mi corazón deje de latir por un instante.

—¿De verdad me lo dices?— Cuestiono perdiéndome en su mirada verde y esos labios gruesos que tanto me gustan.

—Es de verdad Martin… Es que no puedo dejar de perderme en tus ojos, en tu boca… me mata la manera que me acaricias…me gustas muchísimo, y empiezo a sentir algo aquí que me asusta. — Me confiesa y lleva una de sus manos a su pecho a la altura de su corazón.

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