Al día siguiente: 14 de septiembre, 2018
A pesar de que las gruesas cortinas eviten que la luz del sol entre de lleno a la habitación, mi falta de sueño hace que cualquier mínimo destello de luz que pueda reflejarse me despierte. Dormir a su lado ha sido toda una aventura en el sentido más positivo de esa palabra. El exquisito aroma de su piel y de su cabello me han intoxicado los sentidos a tal punto que he querido tenerla lo más pegada a mi posible.
Levanto mi rostro tan solo un poco para poder ver la hora y me sorprendo al ver que son apenas las cinco y media de la mañana; supongo que el cambio de horario de tres horas en referencia a la cosa este del país me está jugando en contra. Aún es demasiado temprano para prepararnos para la convención de hoy y mucho más para despertarle. No sé muy bien que hacer, si me levanto de la cama ella se despertara y si no lo hago no voy a poder evitar que mi cuerpo no se descontrole por verle dormir a mi lado semidesnuda.
De repente, cuando menos me lo espero; sus ojos se abren cruzándose con los míos y me sonríe. –Buenos días. — Me dice algo dormida aun y antes de que pueda decirle nada, ella se acomoda sobre mi pecho rodeándome con sus brazos. —¿Qué hora es?— Me pregunta.
Sin poder evitarlo dejo un beso en su cabello y llevo mis manos hacia su espalda acariciándole –Cinco y media de la mañana. — Respondo –Perdóname si te he despertado. — Digo algo avergonzado.
—No, tú no has hecho nada; soy yo quien no puede dormir. El cambio de horario siempre juega en mi contra. — Confiesa.
—Me pasa igual, pero ¿Cómo has dormido? ¿Has descansado? — Cuestiono y es que en verdad necesito saber cómo esta.
¿Sera que ha cambiado de opinión en cuanto a lo que me ha dicho ayer?
—He dormido muy bien, pero no sé si descansar es una palabra adecuada… por momentos no podía dejar de pensar en que le diré a Fernando.— Me confiesa.
Supongo que es normal que ella se sienta así, después de todo ha engañado a su esposo conmigo, ¿no?
—¿Entonces si hablaras con él?— Indago.
Ella se acuesta boca abajo cruzando sus brazos sobre mi torso y apoya su barbilla sobre ellos y así poder mirarme a la cara –Hablare con Fernando y le pediré el divorcio. — Me dice como si estuviese hablando de cualquier cosa y esta seguridad en su decisión no era algo que estaba esperando.
—¿De verdad? ¿Si estas segura de eso? — Pregunto intentando entender como de pasar a tener miles de dudas ha pasado a estar tan segura de lo que siente.
—Lo estoy. Yo no soy una mujer que engaña a su pareja por gusto… Martin, lo que ha sucedido anoche no es un juego para mí. — Se explica.
—Para mí tampoco, ¿lo sabes? ¿no? — Le pregunto.
—Lo sé, y yo no quiero jugar ni contigo ni con el… No soy de esas mujeres que quieren tener un esposo y amante. — Me explica y sus palabras a pesar de sorprenderme por lo inesperadas que me resultan, me encantan.
—Nunca creí que fueses así, que lo sepas.— Comento.
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