El Invitado de La Boda romance Capítulo 24

Tenerla en mi cama debajo mío y moverme en ella de la manera que lo estoy haciendo, me va llevando a ese sitio que solo el placer es capaz de llevarme. La locura de su piel con mi piel, de nuestros besos llenos de palabras no dichas y las caricias que queman nuestros cuerpos es lo que me recuerda porque estoy dispuesto a todo por ella. Cada movimiento que doy es más profundo, más premeditado y es que voy encontrando exactamente lo que busco, escucharle gemir aferrada a mi mordisqueando mi hombro para intentar callar lo que es inevitable.

—Martin. — Me dice incoherentemente mientras el placer nos rebasa provocando que los dos lleguemos al éxtasis absoluto en una perfecta sincronía que no imagine fuese posible.

Estoy extremadamente agitado y ella no se queda atrás, apenas puede mirarme y sonreírme para luego acomodar su cabello en una coleta algo desordenada mientras que yo me desplomo a su lado en esta cama. –Alai.— Digo y volteo mi rostro para verle.

—¿Qué?— Me pregunta imitando mi movimiento y mirándose con su rostro repleto de placer.

—Muero porque todas nuestras noches sean así, quisiera no dejarte ir nunca más de aquí.— Confieso y para mi sorpresa, ella se gira en la cama y cruza sus brazos sobre mi abdomen para luego apoyar su rostro sobre ellos y mirarme.

—Yo también quiero, dame algunos días mas y le pediré el divorcio a Fernando. — Me dice y esto realmente no me lo esperaba, o sea, si, era lo que quería, pero no creí que ocurriría tan rápido.

—¿De verdad?— Pregunto como si lo que me acaba de decir fuese una locura.

Ella asiente y aparta uno de sus brazos para con su mano acariciar mi rostro –El cumpleaños de él es el 10 de octubre y su familia está preparándole una gran fiesta sorpresa, para serte sincera, no se me hace justo pedirle el divorcio en estos días… dejare pasar la fiesta y ya luego hablare con el. — Me explica y aunque me molesta demasiado el tener que seguir esperando, soy consciente de que lleva razón.

—Está bien, tendré paciencia. — Digo y se sonríe.

—Si hubieses regresado unos días antes a Orlando… todo esto sería mucho más fácil. — Comenta y se perfectamente que hubiese sido así.

—Ya lo sé, a veces el destiempo es un tirano, pero lo importante es que lo estamos intentando, ¿no? — Digo y no sé si es que intento encontrar un consuelo a todo esto o una excusa para haberme convertido en su amante.

—Ya se, pero creo que por esta noche podríamos pensar solo en nosotros dos, ¿no?— Propone y sonrió.

—Estoy totalmente de acuerdo, ¿traigo una botella de vino?— Le pregunto y se sonríe.

—Vamos abajo mejor y la tomamos juntos. –

—Vamos. — Accedo y verle sentándose en el borde de la cama para luego recoger mi camiseta del suelo y colocársela es una imagen extremadamente sensual. –Oye, mi camiseta te queda increíble eh.— Comento haciéndole sonreír mientras se pone de pie.

—Muchas gracias. — Rebate y sin más comienza a caminar por mi cuarto para luego bajar la escalera hacia la cocina mientras que yo sigo sus pasos ya con mi bóxer puesto.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Invitado de La Boda