El Invitado de La Boda romance Capítulo 68

2 días después: 22 de noviembre

Hoy no es un día cualquiera, hoy es el cumpleaños de mí esposa, y por si fuera poco, es el primero que pasamos juntos. La mudanza a la nueva casa aún está en pausa, pero solo porque yo quise, y es que le tengo una sorpresa para está noche, una que por supuesto ella no espera. La observo aún dormida a mi lado de la cama, y aprovecho para levantarme sigilosamente e ir hacia la cocina. Abro el mueble donde guarde su primer regalo, lo saco de ahí, e inmediatamente me pongo manos a la obra con el desayuno especial que quiero prepararle está mañana.

Hago café, té, tuesto el pan, corto la fruta que tanto le gusta a ella, sirvo un poco de yogurt en dos tazones y coloco todo sobre una bandeja, sin olvidarme de las rosas que compre anoche de camino a casa y guarde cuando ella se fue a dormir. Una vez que todo está listo, agarro la bandeja y vuelvo a subir a la habitación. Tener la imagen de ella durmiendo abrazada a la almohada completamente descubierta y con ese corto camisón de seda color blanco dejando poco a la imaginación, es de las cosas que creí que no ocurrirían nunca, pero afortunadamente la vida se ha apiadado de mí.

Dejo la bandeja sobre una de las mesitas de noche y me agacho a su lado de la cama —feliz cumpleaños amor de mi vida— le digo al oído y muevo su cabello hacia un lado para encontrarme con esos ojazos verdes que se abren y me miran mientras esboza una tierna sonrisa.

—Mmmm… pero que lindo es que te despierten así— murmura y sin poder evitarlo, me acerco a su boca para besarla lentamente.

—Ya estas hecha toda una viejita— bromeo y reímos.

—Entonces tú ya eres todo un anciano, ¿no? — refuta y se sonríe triunfal.

—Ya ves… te casaste con un hombre mayor, pero… este señor mayor es todo un romántico, te trajo el desayuno a la cama— le dejo saber y señalo la bandeja que prepare.

Inmediatamente ella se acomoda sentándose en la cama mientras que acomoda su cabello —desayuno en la cama, eso si es amor— me dice feliz y es exactamente así como amo verla.

—No tienes nauseas, ¿no? — pregunto mientras llevo la bandeja hacia la cama y la coloco frente a ella para después sentarme a su lado.

Mi esposa niega con la cabeza, lleva sus manos hacia su vientre y niega con la cabeza —al parecer este pequeñín se esta apiadando de que hoy es el cumpleaños de su mamá— comenta divertida.

—Yo hable con él o ella anoche y le explique como eran las cosas, le dije que te tenia una sorpresa y que si te hacia despertar con nauseas no iba a poder dártela— explico a modo de broma.

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