El Jefe romance Capítulo 12

—Toc-Toc… la voz ronca de un hombre fue quien realizo el sonido de simulación de tocar la puerta, lo que causo que Eileen diera un respingo. —¡Lo siento! Te he asustado. Dice Williams sintiéndose culpable.

—¡Williams! Eres tú. Disculpa, es que no te esperaba. Yo… esta guardo silencio. —¿Qué haces aquí?

—He venido para llevarte almorzar. Este le sonríe. —Espero que no estés muy ocupada porque… ¡por dios! ¿Pero qué fue lo que te paso en la cabeza? Pregunta dándose cuenta al fin de sus heridas.

—Nada. Responde ella llevándose una mano a la frente. —Fue un accidente. Dice restándole importancia.

—¿Estas de broma? Pero si tienes una buena cortada en la cabeza, eso no es nada para ti. Williams se acerca a ella que Eileen se siente intimidada. Serían los traumas que estaba pasando en esos días. —¿Qué fue lo que paso?

—Perdí el control de mi coche cuando salí de la casa del señor Romel.

Williams amusgo los ojos mientras la observaba directamente a la cara. Eileen sospechaba que no le había creído una sola palabra, pero es que tampoco podía decirle nada de lo que sucedió en realidad. Si ella tenía muchos problemas, no se quería imaginar contándoselos a Williams. ¿Qué ganaría con ello? Solo causarle más problemas a ese muchacho que solo estaba siendo amble con ella.

Ese tal Lión era peligroso y astuto, no le temblaría el pulso para asesinar a Williams sin ninguna compasión. Ella aún no había muerto porque la necesitaba para convencer a su jefe de que vendiera el museo, y no lo lograba en esa semana de plazo ya no la contaría.

—No te creo nada, Eileen. Dime la verdad.

—Es la verdad, no tengo porque mentirte. En una curva perdí el control, fue algo muy tonto. Aunque mi coche quedó inservible.

—¡Lo lamento! Dice aplanando los labios. —Pero, ¿Por qué no me llamaste? Hubiera podido ayudarte, hacer algo para…

—Está bien, no tienes por qué preocuparte. Solo fue un pequeño corte, y créeme que estoy bien. Sonríe cuando este lleva uno de sus dedos a la herida.

—Muy bien. Suspira como resignado. —Entonces, ¿si te gustaría salir almorzar conmigo? O si gustas lo podemos hacer aquí mismo. Por mi está bien donde sea.

Eileen sonríe de medio lado, aquel hombre era bastante dulce con ella. Porque sería que ciertas personas no podían ser así como el, piensa ésta suspirando internamente. Posiblemente saliendo almorzar con Williams le ayudaría a olvidar algunas cosas, casi nunca se dedicaba un poco de tiempo para ella. Y dejar el trabajo a un lado estaba bien, para variar.

—En realidad me gustaría salir a comer contigo.

—¡Perfecto! Williams le tiende la mano la cual ella acepta. —Te llevare a un bonito restaurante muy cerca de aquí.

—Gracias, eres muy considerado.

La pareja abandono el museo hablando animadamente. Por un momento Eileen olvido las dificultades que la abrumaban, gracias a la compañía de Williams la chica comenzó a sentirse mejor ya para cuando ambos se encontraban sentados en la mesa del restaurante. La rubia pensó que él era muy cordial y su trato era único.

Sonrió internamente al sentirte tranquila, aunque sean por algunas horas…

[…]

Lión tecleaba en su ordenador cuando de pronto la puerta de su oficina es abierta sin su permiso. Este solo levanta un poco la mirada de la luz azul del aparato para fijarse en la presencia de Kara. Quien entraba de brazos cruzados al interior.

—¡Lión!

—¿Dónde diablos has estado metida? El magnate la mira fulminándola con la mirada.

—Tengo mis propios asuntos, pero fuera de eso he venido porque se presentó un problema en uno de tus casinos. Debes ir tú mismo.

—¿Qué paso ahora? Pregunta inclinándose en el sillón cruzando los brazos.

—Sera mejor que vayas tú mismo.

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