El Jefe romance Capítulo 27

La carencia de iluminación en la casa era perfecta para quien subía esa noche las enormes escaleras. Siendo sigiloso con sus pisadas, aunque nadie podría escuchar nada en aquella soledad de mansión. El individuo llego al último escalón caminando hacia la primera puerta del corredor, éste saco el arma que llevaba oculta en su cuerpo conjuntamente con un cilindro silenciador el cual adapto al cañón del arma.

Con guantes negros en sus manos abrió la puerta de la recamara con mucho cuidado, dentro de esta también reinaba mucha oscuridad. Solo se oía el pitido de una máquina de oxígeno. El invasor se introdujo en el cuarto aproximándose a la cama empuñando el arma la cual levanto en dirección a Romel Vertuchi quien dormía con una máscara de oxígeno en la cara.

Sin piedad alguna, éste sujeto descargo el arma sobre el cuerpo de Romel. Se aproximó a la víctima desconectando el aparato respirador. El anciano había muerto.

— ¡Ya no lo necesitaras! Exclama sonriendo.

Y así mismo como había irrumpido en la casa, se marchó. Sin dejar huellas o pistas.

[…]

Eileen observaba a ese sujeto comérsela con la vista, se preguntó que estaba planeando hacer ¿quizá pretendía terminar lo que no termino en el museo? Los vellos se le pusieron de punta no más al recordar ese momento tan… bueno, ni ella misma sabia como llamar ese encuentro.

La rubia llevo los brazos hasta su pecho intentando ocultar que no llevaba brasier. Sus pezones se marcaban lo que la hacía sentirse como desnuda. Y mientras ese sujeto continuara mirándola como lo hacía más avergonzada se sentiría.

— ¿Siempre recibes a tus visitas vestida de esa manera?

— Eso no es su problema. Y le pido que se vaya de mi casa, nosotros no tenemos nada de qué hablar. Yo no continuare trabajando en el museo, así que no tengo nada que ver con todo esto.

Lión se acerca a ella mirándola como un depredador en plena caza. La chica ante el comienza a palidecer en segundos causándole un enorme placer. Estando cerca de unos pasos de ella, de la nada Eileen saca un pequeño cuchillo de cocina. Inmediatamente Lión se detiene observando el arma blanca en las delicadas manos de la rubia.

— ¿Y qué pensabas hacer? Herirme con eso… no me hagas reír.

— Lo haré si es necesario. Ahora váyase de mi casa.

Éste aprieta la mandíbula con fuerza la muy capulla hablaba en serio… miro los ojos de Eileen parecía decidida pero a la vez estaba muy asustada. Lión dio un paso más hacia ella y en lo que la rubia retrocedió este aprovecho para tomar las muñecas de Eileen.

No supo en que momento ese sujeto intentaba quitarle el cuchillo pero allí estaban, forcejando por quien se quedaba con el arma.

— Suéltalo. Decía el sobre ella.

— ¡Noooooo! Grito ésta.

En un momento de mucha fuerza, Eileen se hace con el arma logrando lastimar la mano de Lión… quien al parecer no le importo sino después de arrebatarle el arma a la rubia. Lo tira lejos de ambos mientras se mira la herida de su mano.

— Eres un peligro. Masculla.

— ¡Dios mío! Estas sangrando mucho. Dice ésta angustiada.

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