El Jefe romance Capítulo 32

Lión fruncía el ceño con cada palabra que le estaba soltando Phil… de verdad eso si no se lo esperaba. Desde luego que esa información arruinaba todo sus planes.

— ¿Estas completamente seguro de ello?

— Tengo informantes confiables, la información es la correcta.

— ¿Cómo es posible que el maldito viejo le haya dejado todo sus bienes a esa mujer? éste pregunta golpeando la mesa con el puño.

[…]

Eileen tomaba un poco de té para intentar calmar los nervios que la abrumaban… Williams seguía al lado de ella intentando calmarla con palabras tranquilizadoras, pero su cerebro no paraba de pensar en el problemón en el que se estaba metiendo. Como era posible que su jefe la haya nombrado única heredera de todos sus bienes. Era una completa locura si quiera pensar en una cosa como esa.

No hizo nada especial como para merecer todo aquello, la fortuna del señor Romel era inmensurable. Y no solo el dinero pasaría a ser de ella, sino sus casas, carros, el puesto de un estatus de sociedad muy importante… y… el maldito museo. ¡Demonios! Eso no auguraba nada bueno.

— Eileen. ¿Ya te sientes mejor? Debo proseguir.

— ¿Acaso hay más? Pregunta boquiabierta.

— Lo hay, no solo heredas todo lo de él… sino que hay una clausula muy significativa en la que debes pensar muy bien.

— ¿Clausula? Pregunto con descredito.

[…]

Lión se pone en pie plantando las palmas de las manos en el escritorio con fuerza… su cerebro no daba crédito a lo que estaba escuchando.

— ¿Qué clase de clausula es esa Phil?

— Es lo que él ha dejado.

— ¿Estás seguro que tu informante te ha dicho bien?

— Es la mano derecha de Lumier Severu. Imposible que se equivoque.

— Maldita sea, Phil. ¡Eso no es posible!

— Lo siento Lión, pero Romel se cercioro de dejar todo en orden y que siguieran muy bien sus mandatos. Era un viejo muy astuto, ya me imaginaba una cosa así. Solo que no pensé que lo haría con esa mujer, hasta donde se ella no es pariente suyo.

La mandíbula de Lión se tensó… que le dejara sus bienes era una cosa, se podía tolerar ya que la chica le tenía miedo y con eso él podía jugarse una buena mano ya que podía lograr convencer a la chica de venderle el museo, pero con esa maldita estipulación de por medio sería imposible de lograr.

[…]

— Es un requisito muy especial, veras Eileen… el viejo la mira por encima de sus gafas. — Romel ha sido muy específico con esto, para que puedas obtener todo sus bienes es necesario que te cases. La chica abre los ojos como platos. — Es indispensable que eso suceda en la brevedad posible.

— ¿Qué? Pregunta cómo no creyendo lo que estaba escuchando.

— El siempre deseo que formaras una familia, así que para obtener sus bienes es imperioso que te cases.

— ¿Casarme? Pero… pero… ¿Por qué el señor Romel pediría una cosa así?

— Él quería tu felicidad. Responde el abogado.

— Pero… ¿y si no me caso? Entonces no tendré que hacerme cargo de nada.

— Si no te casas, los bienes de Romel pasaran a la nada. Se perderán, nadie los podrá obtener tan fácilmente.

— El museo… Susurra ella a punto de llorar porque recordó las palabras del anciano, ese museo era muy importante para él.

[…]

— No puede ser que tenga que casarse para obtener todo. Lión volvía a estar sentado, en esa ocasión tomaba un trago.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Jefe