El Jefe romance Capítulo 44

La figura masculina caminaba hacia ambas mujeres, pero éste solo miraba a Eileen quien permanecía tirada en el piso toda lastimada. El sujeto se sitúa al lado de Kara quien lo miraba expectante.

— ¿Qué carajos crees que estás haciendo? Pregunta éste irritado.

— Solo le doy un pequeño recibimiento.

— ¡Williams! Exclama Eileen tratando de erguirse inútilmente. — Esta mujer trabaja para Lión, tengo cuidado con ella por favor.

— ¿Cuidado? Mira a Kara de abajo hacia arriba. — Claro que lo tendré. Sonríe tomando a la mujer por la cintura para acercarla a su cuerpo y besarla.

La rubia abre los ojos como platos al ver aquella escena… pero, ¿qué era lo que estaba pasando? Porque Williams estaba besando a esa mujer. A la persona que estuvo lastimándola por horas.

— Pero, ¿Qué? Pregunta estupefacta.

— ¡Oh! Que ingenua has sido Eileen. ¡Me das pena! Responde Williams sonriendo mientras mantenía sujeta a Kara. — ¿Te estas preguntando porque estoy besando a esta mujer? la rubia mira a Kara quien sonríe abiertamente. — Ella es mi amante, la mujer que me ha dado cada detalle de tus estúpidos movimientos y de los del idiota de tu marido.

— ¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¿Por qué estás haciéndome esto?

— Porque deseo los bienes del maldito viejo, los quiero todos para mí. Responde amargo. — Y lo has estropeado todo casándote con el maldito de Walker, puta zorra.

— ¡Me iba a casar contigo, maldito desgraciado! Le grita bañada en llanto.

— Sí, pero no iba a ser un matrimonio para siempre. Después de que hubiera obtenido todo el patrimonio de Romel tú ibas a sufrir un terrible accidente. ¿Acaso pensabas que quería casarme contigo? ¿O que aspiraba tener unos malditos mocosos?

— Tu padre… cuando tu padre se entere de lo que estás haciendo el…

— ¿Yo que?

La rubia mira hacia otro lado dándose cuenta por primera vez de la presencia del viejo Lumier. Su cabeza estaba dándole vueltas, el anciano Severu también estaba involucrado en aquello.

— ¿Por qué están haciendo esto? ¡Dios! Jadea la joven derrotada. — Si quieren tanto esos bienes yo… yo… firmare lo que sea y se los doy todos. No quiero nada. Dice mirando hacia el piso.

— No es tan fácil Eileen… hay cláusulas que hay que cumplir, el maldito de Romel me ha hecho hacerla manteniéndome vigilado constantemente. No tuve más remedio que hacer los documentos legales, es por eso que aún no puedes morir. Tendrás que casarte con Williams y darle un hijo, ya después serás indispensable.

— ¡Padre! Te he dicho que no quiero hijos. Que buscaras otra manera, porque no pienso embarazar a esta mujer.

— Lo harás si quieres que tengamos todo.

— Cariño… me has dicho que no te casarías con esta mujer. Reprocha Kara.

— No es el momento de que tu zorra se meta en estos asuntos, ¡que se vaya! Proclama el mayor de todos.

— ¿A quién cree que le está hablando maldito viejo?

La mujer saca su arma para apuntar a Lumier que ni siquiera se movió… pero entonces una detonación sonó en medio del grupo. Todos miraron a todos, pero la única que no miraba a nadie era Kara quien había bajado el arma para llevarse los dedos al pecho del cual emanaba una importante cantidad de sangre.

La chica cae al suelo quedando boca arriba mientras sus ojos miraban al causante de su herida… sus ojos se llenan de lágrimas mientras que de su boca brotaba mucha sangre. Williams apuntaba el arma del cual aún salía un fino hilo de humo por el cañón.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Jefe