El Jefe romance Capítulo 46

Otro par de horas transcurrieron cuando la puerta al fin se abre, Lión abre los ojos ya que se había quedado semi dormido. Éste pillo al doctor que estaba atendiendo a su esposa lo que lo llevo a ponerse en pie cuando el medico se acercó a él.

— Señor Walker.

— Dígame ¿cómo esta ella? me han hecho esperar demasiado.

— Señor Walker, lamento mucho la tardanza. Pero era una cirugía complicada, la bala que se alojó en el cuerpo de su esposa se encontraba muy profunda. La señora perdió mucha sangre, el hígado se vio comprometido con el disparo pero pudimos solucionarlo.

— ¿Y entonces? ¿Está bien? ¿Puedo verla?

— Lión… este se quita los lentes. — La señora Smith ha caído en coma hepático, a raíz de que su hígado fue herido fue incapaz de eliminar toxinas de la sangre. También a raíz de la importante cantidad de sangre que perdió sufrió un ataque cardiaco el cual controlamos a tiempo. Pero nada pudimos hacer con respecto al coma.

La respiración de Lión se volvió pesada ya que pensaba ella saldría de esa… pero ahora estaba en coma.

— ¿Por cuánto tiempo?

— No lo podemos saber. Semanas, meses… éste baja la cabeza. — Quizás años señor Walker.

— ¿Años? Frunce el ceño.

— Lo siento mucho. Estaremos pendiente de la evolución de su esposa, en un momento una enfermera vendrá a indicarle en que habitación será internada para que pueda ir a verla.

El doctor se marcha dejando a Lión absorto en sus pensamientos. Se sienta en la silla nuevamente repasando cuidadosamente las palabras dichas por el médico. ¿Coma? ¿De verdad su esposa había quedado en coma? De pronto alguien se sienta a su lado, éste mira por el rabillo del ojo dándose cuenta de quién era.

— Por tu expresión abatida, ha de querer decir que tu esposa murió. Le dice Phil.

— Cayó en coma…

— Lo siento. ¿Qué dicen los médicos?

— No sabe cuándo puede despertar, quizás nunca o haga.

— Bueno, esto es un problema para ti. Ya que no podrás tocar los bienes de Romel hasta que ella haya despertado. Aún están casados, puedes manejar los bines mas no hacer ningún cambio en ellos. Si Eileen no despierta, lamentablemente no se podrá hacer nada más. La herencia será dividida.

— Comprendo.

El abogado se pone en pie despidiéndose de Lión con un apretón de mano. A Lión ya no le parecía nada atractivo la maldita herencia si esa rubia revoltosa no estaba a su lado. Se recostó de la silla, pero ¿Por qué la necesitaba? Por primera vez en su vida se sentía confundido.

En eso una enfermera llama su atención, parecía que lo estaba llamando desde hace rato pero él estaba tan inmerso en sus pensamientos que no le presto la más mínima atención.

— Señor Walker, su esposa ya fue trasladada hasta una habitación. Si desea verla puede seguirme.

— Si.

Se pone en pie siguiendo a la mujer vestida de blanco… lo condujo hasta un pasillo hasta detenerse en una puerta. Desde allí la mujer lo dejo solo y éste entro sin titubear, pero ver a Eileen postrada en esa cama toda hinchada y llena de moretones lleno de pesadez su frio corazón. Al acercarse a ella tomo su mano, una que mantenía una aguja clavada en la vena.

— Lo siento tanto Eileen. Acaricia sus dedos sin obtener alguna respuesta. — ¡Por favor! Regresa.

[…]

Lión se encontraba frente al museo por el que tanto había pasado para conseguir. Al final no podía hacerle absolutamente nada al maldito hasta que Eileen despertara. Pero de eso hace un mes, iban todos los días a verla sin tener suerte. Su cerebro no reaccionaba, cada día parecía más muerte que viva.

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