El Jefe romance Capítulo 47

Por la mañana Walker ingresaba a la clínica, después de haber pasado toda la noche en vela pensando qué demonios hacer. Con pesar opto por desconectarla.

— Buenos días señor Walker. Lo saluda el médico.

— ¿Cómo amaneció esta mañana?

— Igual que ayer, no hay ningún cambio en su cerebro. ¡Lo siento!

— Entonces, yo… lo autorizo.

— ¿Esta seguro?

— Si cree que no hay más que hacer, entonces… guarda silencio.

— Sé que es difícil, pero la señorita Smith no ha presentado ningún movimiento cerebral. Y su condición empero al dejar de respirar por su cuenta.

— Si. Asiente. — Puedo verla antes de que…

— ¡Claro! Preparare los documentos.

Lión aplana los labios mientras camina hasta la habitación de su esposa. Toma el pomo de puerta tomando una bocanada de aire al entrar en la recamara… la luz del día se colaba por las persianas iluminando la estancia, el rostro de su esposa irradiaba en belleza. Aun estando algo demacrada seguía siendo hermosa. Se acercó a ella dejando un beso en sus labios.

— Perdóname cariño. Te dejare libre, perdona todo lo que te he hecho. Susurra en su oído. — Te amo.

[…]

Por la tarde el medico llama a Lión para informarle que el proceso se haría esa tarde. Le daba la opción de estar presente o no. Pero él no tenía corazón para dejarla sola en ese momento así que allí estaba, entrando nuevamente en la clínica. Ya estaba anocheciendo para cuando ingreso.

Guiado por la enfermera se dirigieron hasta la habitación de Eileen… en cuanto entraron en la recamara el doctor ya se encontraba dentro con otros doctores.

— Señor Walker, ¿está listo?

— Si. Responde mirando la palidez de su esposa.

El médico le entrego los documentos para que los firmara, éste tomo el bolígrafo listo para hacerlo cuando de repente la maquina empezó a pitar fuera de control. Lión levanto la mirada observando lo que estaba ocurriendo. Los médicos se volvieron locos revisando a su esposa y las maquinas.

— ¿Qué rayos está pasando? Pregunta ofuscado.

— Espere afuera… grita un médico.

Pero él no estaba dispuesto a largarse a ningún lado. De la nada el cuerpo de Eileen comenzaba a convulsionar. Lión se sintió desesperado al ver que nadie hacia nada, cuando de pronto la rubia abre los ojos como platos tomando una bocanada de aire el corazón del mafioso sintió una pequeña descarga eléctrica por todo su cuerpo.

— ¡Eileen! Susurra.

Ella intentaba respirar mientras que los doctores le quitaban el tubo de la boca… revisaban sus ojos y el resto de su cuerpo, la chica parecía desorientada mirando hacia todos lados. Lión solo estaba en trance al ver que su esposa había despertado y él estuvo a punto de asesinarla. Miro la carpeta en sus manos y de inmediato fue a parar al piso.

— Eileen. La llamaba el médico. — ¿Me escuchas?

— Si. Respondió a duras penas.

— ¿Recuerdas lo que te paso?

— ¿Dónde estoy? Pregunta con los ojos cerrados.

— En la clínica, estarás bien.

— Lión… ¿Dónde está Lión?

El corazón helado del mafioso por un momento ardió en llamas… ella lo estaba llamando, lo recordaba. Sin esperar mucho, se acercó a ella quitando a una enfermera del medio. Tomo la mano de la rubia.

— Eileen… aquí estoy. La chica gira el rostro hacia él.

— Lion. Ésta lo miro a los ojos. — Yo también te amo. Respondió.

Ella… ella lo había escuchado todo. Se dijo para sus adentros el hombre, cada palabra que la había dicho Eileen la escucho. Siempre estuvo consiente.

— Ella necesita descansar un poco más, no puede tomar mucha información es poco a poco. Sentencia el médico.

— Lión, quédate a mi lado. Dice ella cerrando los ojos quedándose dormida.

— ¿Qué pasa? ¡¿Eileen?! Preguntan inclinándose.

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