El Jefe romance Capítulo 49

Walker mira a su esposa con incredulidad, la verdad es que estaba muy extrañado por la noticia ya que habían mantenido relaciones muchas veces y ella aún no se quedaba embarazada. Y así de la nada suelta que lo estaba.

— Lo supe esta mañana. Sonríe la rubia viendo la expresión de confusión de su marido.

— Pero, ¿estas segura? Hemos tenido varios encuentros y no te habías quedado yo…

— Me hice un test, y salió positivo.

— Eileen. Éste la abraza con fuerza.

— Por eso te pido que por favor te cuides, ¿quieres?

— No te preocupes por eso. Sonríe con un brillo de maldad en los ojos.

[…]

Algunas horas después de que Lión abandonara la casa. No le tomo mucho en descubrir quien se había ganado la muerte segura. Así que fue hasta su oficina a por un par de juguetes. Con quien se enfrentaría no sería un oponente fácil, pero el muy capullo estaría muerto para el amanecer. Nadie se metía con su esposa y quedaba vivo para contarlo.

Condujo el coche a gran velocidad. Se dirigía hasta un pequeño casino un poco retirado de donde se encontraban los suyos. Edrith, era un empresario de poco conocer. No poseía un vasto imperio como Lión, muchas veces intento hacer negocios grandes para engrandecer su poder pero nada le sirvió porque Walker en cada momento se hacía más poderoso que nunca.

Lión se preguntó porque lo había atacado así tan de repente. Sabía que no tenía oportunidad contra él. Sonrió, porque pensaba divertirse mucho.

[…]

— vamos inútiles, recojan todo. El maldito Lión no debe tardar en llegar.

Edrith mandaba a recoger sus cosas para irse de Tampa. Su objetivo era asesinar a la esposa de Walker pero sus malditos hombres habían fallado. Aseguraron que el coche era blindado, este se maldijo mil veces por no pensar en eso. Era Lión Walker jamás dejaría que su mujer anduviera en un coche cualquiera.

Rápidamente salió de la mini oficina de su casino con la maleta repleta de dinero en la mano. Nervioso camino por los pasillos de las traga monedas atestadas de clientes, miraba hacia todos lados buscándolo pero no lo encontró… hasta que en la entrada aparece éste con un par de armas en las manos.

El instinto de Edrith fue hacerse a un lado cuando Lión disparo en su dirección… los hombres del sujeto abrieron fuego cuando escucharon los impactos. La lluvia de balas reino en aquel pequeño casino donde los gritos se hicieron presente bajo el sonido de las armas.

— ¡MATENLO! ¡MATENLO! Gritaba Edrith agazapado en un rincón.

Los hombres de éste disparaban contra Lión, quien se escondía tras las traga monedas. Recargo sus armas, para volver a la contienda. Disparaba muy rápido, una bala por hombre… izquierda, derecha a un costado. Eran disparos seguros.

— ¡MATENLO YA, CON UN DEMONIO! Grito éste, justo cuando el cañón de una mágnum se instaló en su cabeza.

— Ponte de pie. Le exigen cuando quitan el seguro del arma.

— Lión… escucha, esto… yo no quería hacerlo. Tú, tú me obligaste.

— ¡Cállate! ¿Crees que puedes intentar asesinar a mi esposa y largarte del país como si nada?

Éste traga saliva mientras sudaba a mares, ninguno de sus hombres seguía con vida. Todos estaban muertos en el piso. Los clientes habían desaparecido del destrozado lugar.

— Hagamos un trato, yo puedo… puedo…

— ¡Date la vuelta! Ordena.

Éste obedece a duras penas observando la mirada azulada de Lión. Lo observaba sin contemplación, había ido allí por un objetivo.

— Te enviare al maldito infierno.

— Walker, espera…

— Yo soy el jefe aquí, y nadie más estará por encima de mí. Sentencia mortalmente serio.

Detona el arma sin recogimiento alguno. La bala se instaló en la cabeza de Edrith, el violento impacto lo impulso lejos.

— Escoria. Éste escupe su cuerpo.

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