—¿Vos no tendrías que estar con el uniforme de médico?
May: Está en mi mochila siempre.
Exhala con fuerza, hundiéndose en el asiento.
Oliver: Bueno entrá, te espero.
May: No quiero.
Siento su mirada sobre mí.
Oliver: ¿Vinimos por nada?
Suspiro, sabiendo que estoy actuando como una indecisa.
May: Es que no sé... (lo miro, desesperada). ¿Qué hago?
Sonríe, frotándose la frente, como si supiera que eso pasaría.
Oliver: Entrá, hacé lo que tenés que hacer para que te den la nota, actuá indiferente, ni lo saludes si no querés (vuelve a mirarme). Pensá que en el futuro no todos los pacientes que te toquen te van a caer bien (levanta los hombros, haciendo un gesto de niño indefenso).
May: ¿Alguna vez pensaste en estudiar psicología?
Oliver (ríe): Vaya doc.
Tras inhalar con fuerza, me pongo de pie, encaminándome hacia la puerta y tomando la manija.
May: No me esperes (me volteo), esto va a tardar.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Joven Secreto