El Joven Secreto romance Capítulo 36

CHATS --- Eva.

Eva: Nunca se comportó de forma tan humana, al menos no tras el abandono de Víctor. Desde que se fue, la depresión de su madre aumentó tanto que mis padres comenzaron a hacerse cargo de lo que quedaba de esa familia. Pero él no se sentía cómodo con eso, y se notaba. Así que poco después, apenas tuvo la mayoría de edad, comenzó con trabajos a tiempo completo. Meses después se mudaron a ese departamento. Empezó a estudiar en el poco tiempo que le quedaba libre. Todos salían a divertirse y el solo trabajaba, estudiaba y trataba de mantener a flote a su madre.

Levanto la vista y vuelvo a mirar a Eva, quien continúa tecleando lo que asumo que será su próximo mensaje. Desciendo los ojos a mi teléfono otra vez.

Eva: Vivir bajo tanta presión, tener tantas responsabilidades, tanto en que pensar, lo volvieron alguien frío, seco. Distante de todos, salvo por obligación. Alguna que otra vez logré que al menos se abriera conmigo, tampoco obtuve mucho. Se convirtió en alguien que no quiere mostrarse débil ante nadie, aunque en el fondo anhele un abrazo sincero.

Ese mensaje acababa ahí y debajo comenzaba otro. Ella seguía tecleando a mi izquierda y el guardaespaldas conducía en silencio con la mirada en la carretera, la cual solo iluminaban las farolas, semáforos y las luces del propio auto en el que nos movíamos.

Eva: Luego apareció una chica. Él no me contó nada, solo me percaté por una foto en la que ella lo etiquetó. Él sonreía un poco. Creí verlo feliz, pero al venir a visitarlo en persona lo noté actuando extraño. Así que pregunté qué pasaba y si tenía que ver con ella. Dijo que no, que era por un cambio de horario en la universidad que no le agradaba. Me esquivó el tema de la chica y soltó un comentario de que a las personas solo les basta que sonrías para te usen en público con fotos sacadas por sorpresa para su beneficio y las publiquen como si fueras un objeto para ellas.

La miro por tercera vez, y nuestras miradas coinciden. No termino de entender si Eva esperaba otro tipo de reacción de mi parte o simplemente está asegurándose de que la haya comprendido correctamente. Escribo.

May: ¿Me estás queriendo decir que no era serio?

Eva: Salieron dos semanas y, según Samuel, tardó al menos otras dos en quitársela de encima. Resulta que era famosa en las redes sociales y esa foto con él le había dado muchas visitas. Prácticamente, lo quería seguir usando.

Intercambiamos miradas una segunda vez. Asiento, para hacerla entender que puede continuar.

Miro a mi alrededor mientras ella escribe, estamos a pocas cuadras de casa.

Eva: Se libró de ella días antes de que yo llegara a Buenos Aires. Se volvió aún más frío y distante, por culpa de ella.

“No solo por culpa de ella”, pienso en mi interior, recordando mi maltrato hacia él debido al chantaje de mi padre.

Eva: La muerte de Carla lo detonó por completo.

Debido al contexto, asumo que Clara era la madre de Samuel.

Eva: No mostró sufrimiento y… esos son los peores casos: El duelo silencioso, sin emociones.

“Escribiendo…”

Eva: Pero hubo una mirada, y es la que ví cuando entró al departamento después de que te fueras (ese día raro cuando nos conocimos) que, por primera vez en muchos años, me mostró al Samuel vulnerable. Y la volví a ver en el hospital el día que despertó. Y verte tan desesperada por entrar en esa sala, de la que te sacó la mismísima seguridad, me hizo considerar que quizás vos eras diferente. Que vos no lo dañarías como todas las demás personas que lo rodearon y en las que confió, aunque sea un poco. Por eso te pedí que me contaras la verdad. Porque necesito que nadie más lo rompa cuando está vulnerable.

“Escribiendo…”

Eva: No creo que haya retorno de otra decepción más. Él no lo soportaría.

—Estamos en casa.

La voz del conductor me hace reaccionar y me recuerda donde estoy. Me cruzo con su mirada en el espejo retrovisor. Me volteo a Eva, quien al parecer ya tenía sus ojos puestos en mí luego de enviar su último mensaje.

—Te busco las cosas.

Digo con rapidez, volviendo a la escena falsa que nos hemos montado. Abro la puerta del vehículo, desciendo, sintiendo como las dos personas que permanecen en él me observan desde su interior.

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