El Papá De Mi Amiga +18 romance Capítulo 17

Por supuesto no iba sola, a su par Alicia bajaba también los peldaños recorriendo nuevamente en cada bajada la alfombra central roja, aunque a llegar abajo Salvatore estaba esperando a Alicia y disimuladamente la observó de los pies a la cabeza. Y le dio un beso discreto en la mejilla a modo de saludo, Hope que ya sabía todo no pudo evitar deslizar una sonrisa ahora que los veía en persona volvía a recalcar y a confirmar que ambos hacían una bonita y perfecta pareja. Eran tal para cual habían sido hechos a la medida no había duda de que debían de estar juntos.

—Salvatore quiero presentarte a mi amiga, por si acaso la has olvidado.

—No, para nada, no lo he hecho, aún recuerdo a tu amiga Hope —dijo el hombre entonces le tendió la mano a la joven quién se la sacudió en un saludo cordial.

Cada vez que se le quedaba viendo a los dos, se daba cuenta de esas miradas compartidas que escondían la relación furtiva que no sabía Asthon.

—Un gusto volver a verte Salvatore.

El abogado se le quedó viendo a su novia cómo haciéndole una pregunta nada más con la mirada. A lo que Alicia repuso.

—Lo siento, Salvatore, ya está al tanto de la situación pero sabes que no va a decirle a nadie. —añadió para dejarlo tranquilo.

Entonces él sonrió.

—Claro, eso quiere decir entonces que puedo darte un beso aquí sin problema.

Y ni corto ni perezoso plasmó sus labios contra los de ella, Alicia se sonrojó ante la presencia de Hope, quién presenciaba todo.

—Déjenme decirles que hacen una bonita pareja.

—Ay, muchas gracias eres tan linda.

En poco tiempo la sala se fue llenando y ya empezaba a notar los remilgos de un lado a otro todo, el lugar no se sentía distendido sino un poco apretado en un sentido figurativo. Pero dejando de lado esa inquietud de sentirse un poco fuera de lugar se la estaba pasando muy bien incluso se animó, gracias a Alicia, a tomar una de las copas de champagne que los meseros servían.

Una hora más tarde había perdido de vista a su amiga, de hecho tanto a ella como a Salvatore, se preguntaba dónde podrían estar esos tórtolos, no tenía idea pero sonrío para sí ya que entendía la urgencia de esos dos por estar a solas.

Nunca antes había bebido tanto sin contar que ella misma decía aborrecer el alcohol, pero ahora llevaba en su conteo mental más de cinco copas de champagne y no sé arrepentía de cada sorbo. Tampoco se preocupaba mucho en seguir sumando más, puesto que no había indicios en su sistema de algún mareo u otro síntoma provocado por la ebriedad. Eso no significaba que iba a ponerse borracha esa noche, pero podía estar tranquila de que no iba a caerse con esos altos tacones debido a la inestabilidad. Un hombre joven se le acercó, ya veía las intenciones de un coqueteo que de seguro iba a ignorar.

—¿Por qué estás tan sola? ¿No te apetece bailar esta pieza conmigo? —le expresó abiertamente y ya se quedó un poco sorprendida, no sabía bailar, ni siquiera con un milagro. Se le daba fatal, tenía dos pies izquierdos.

—No, pero igual muchísimas gracias, así como estoy me encuentro perfectamente bien.

Al decir esas palabras el hombres, repasó descaradamente de arriba hacia abajo y deslizó una sonrisa con picardía que a ella no le agradó, pero tampoco le pareció cosa relevante.

—Bueno también me puedo quedar aquí a charlar un rato contigo, te veo un poco sola.

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