El Papá De Mi Amiga +18 romance Capítulo 18

La noche estaba bastante fría, Hope podía sentir como el aire golpeaba en su rostro, aunque era un acto sutil y le causaba solo agrado. Había cedido a salir al exterior con ese hombre que la ponía como gelatina. Se encontraban a solos centímetros, de todos modos le afectaba de una manera que no podía entender, y si lo hacía quedaba confusa. Ya mejor no lo veía, aunque estaba evitando ser tan directa, pues él no le quitaba la mirada de encima, así es, descaradamente se le quedaba viendo.

—Perdona por no decirte sobre esta reunión, le cierto, te ha quedado perfecto el vestido. —le guiñó un ojo, ella sonrió.

—Gracias.

—Sé que tengo buen ojo para estas cosas. —añadió, a lo que la joven lo miró sin dar crédito, ¿es que había sido él quien escogió el vestido? Se quedó perpleja y ya sentía congoja.

—Yo creí que... —no sabía qué decir, además de que las palabras se quedaban atascadas en su garganta.

—He acompañado un momento a Alicia a la boutique, lo ví y supe que sería para ti, no te enfades con ella si te ha dicho que te lo regaló, además no te ha mentido, yo solo pagué por él —se apresuró a decir, y ella no lo podía creer.

Ahora sí se sentía apenada, no podía tomarselo a la ligera, era algo que independientemente lo que dijera Alicia, él pagó.

—No sé cómo sentirme al respecto, y-yo...

—No digas nada, quizá debí quedarme callado, lo siento. —expresó y volvió a darle un sorbo a la bebida, ya se había llevado la última gota a su sistema.

—No me agrada que me den cosas, es decir... viniendo de ti es... La verdad es que solo lo acepté porque pensé que me lo había comprado ella. Aunque igual el dinero viene de ti. —quiso darse una bofetada y dejar a un lado todo lo que decía. De todos modos ya hasta lo tenía puesto y le encantó.

—No tiene nada de malo, Hope. —susurró y ella suspiró. Ni modo.

—Bueno, debo darte las gracias también, me ha gustado mucho, aún no puedo creer que tú lo hayas elegido, tienes un buen ojo para esto, como dices. —destacó.

—Sabía que sería el acertado. —emitió y se quedaron mirando a los ojos por más tiempo, hasta que ella tomó la iniciativa y cortó el contacto visual, ya volvía a verse las uñas, todo con tal de huir de su poderosos ojos, siempre terminaba consumida por ellos, al rato, él volvía a hablar —. Oye, ¿qué ha pasado con tu... tia? ¿Hace cuánto que no hablas con ella?

No quería hablar del tema, aunque tampoco le incomodaba mucho. Decidió soltar un poco lo que no solía hablar con nadie. A Alicia no quería agobiarla con sus problemas, pero ahora se lo comentaba a él, que de seguro estaría atento.

—Ya no sé qué pensar de todo eso, es raro que alguien de la noche a la mañana cambie y te odie. No estaba así unas semanas atrás, ese día que volví del trabajo me trató muy mal, discutimos, no recuerdo cómo empezó todo, y terminó echándome de casa. Es terrible, me da vergüenza contar esto. —se cubrió el rostro, solo por unos segundos antes de elevar los ojos y verlo. Él, le transmitía la suficiente confianza en ese momento para continuar hablando de su problema.

—No te preocupes, puede pasarle a cualquiera. Lamento mucho lo que te pasó con ella, ha sido algo muy malo de su parte tratarte así, no era la forma de arreglar las cosas. Creo que debió de tomarse todo con calma, en todo caso no había razón para correrte, ha sido algo malo e inhumano. Yo creo que ella no está bien de la cabeza...

—No soy su hija.

—Pero sí su sobrina, no dejas de ser sangre de su sangre.

—De todos modos, lo mejor es que estemos distanciadas es lo más sano. Ella no es la misma mujer, ya ni siquiera la reconozco, no aparece la persona que todo esos años atrás me dedicó amor y cariño y puede que solamente lo hacía por obligación, quizás se sentía en deuda con su hermana. Lo cierto es que de un momento a otro ya todo cambió y no me mira con los mismos ojos.

—¿Estás segura que tu tía está bien de la cabeza? Disculpa que haga esa pregunta pero ninguna persona actúa de ese modo de un momento a otro, al menos que no esté bien de la mente. —se atrevió a soltar.

Se quedó perpleja.

Lo que le dijo el hombre la puso a pensar, sí bien era cierto ella nunca la trató tan mal pero esa mañana parecía que se había transformado. Se quedó en silencio reflexionando en sus palabras ya no sabía que decir al respecto, la había puesto a pensar demasiado, sin embargo no encontraba las palabras para hilar una respuesta.

Por un instante alzó los ojos al cielo, lleno de estrellas, un tumulto de brillo sobre ellos. Atrapó aire, Asthon se le quedó viendo, todo lo que hacía lo embobaba.

—Nunca me había puesto a pensar en eso, para serte sincera. —volvió a verlo —. Lo único de lo que estoy al tanto es que nunca la veré con los mismos ojos y no podrá revertir el daño que me ha ocasionado su trato tan hostil.

—Bueno son cosas que pasan. La vida siempre va a ponernos bolas curvas pero depende de nosotros salir adelante. Ya no hablemos de ese tema, mejor dime si ya has pensado en aceptar el puesto que te ofrezco en mi compañía. —cambió de tema, pero ese rumbo tampoco lo quería transitar, le dejó en claro cuando estaban en la cafetería que lo pensaría, así que no tenía por qué hacerle esa pregunta ahora.

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