El profesor y la virgen nínfula romance Capítulo 22

Cuando llegué a la pista de baile, fui a buscar al mismo chico que había besado, el chico además de ser bueno, tenía un beso maravilloso y no perdería la oportunidad de disfrutar mi noche por las amenazas de Kyle. Como no lo encontraba, decidí ir al baño, porque además de estar apretada, necesitaba lavarme y sacar la saliva de Kyle de mi coño. Después de orinar y lavarme, fui a retocarme el maquillaje y luego volví a la pista de baile. Poco después de empezar a bailar, el pequeño se me acercó. "¿Quién te arrebató de mi princesa? Te arrebataron tan rápido de mis brazos que ni siquiera pude ver quién era".

- Lo siento, era un amigo mío que hacía mucho tiempo que no me veía. mintió. " Como tu te llamas "?

- Mi nombre es Celine, ¿y tú? "Gabriel"

- Así que sigamos donde lo dejamos Gabriel. Dije poniendo mis brazos alrededor de su cuello y me besó de nuevo. Estuvimos así, una hora bailando, otra hora besándonos, y todo bien, hasta que me di cuenta que Kyle estaba bailando con una morena a mi lado. Me miró fijamente y sentí una punzada de celos al verlo tan cerca de ella, pero nunca lo mostraría. Sabía lo que estaba tratando de hacer, quería provocarme después de que lo desafié y volví al piso, pero no estaría loco por follar a esta mujer después de que me la chupó, no se atrevería, ¿verdad? Empezó a frotarse contra ella, y sentí ganas de estrangularlo, cómo no, besé a Gabriel y miré a Kyle mientras lo besaba, lo que prendió fuego a los ojos de Kyle, y luego él hizo lo mismo, besó a la mujer justo en el frente a mí, de muy buena gana, el beso fue largo y parecía intenso, traté de no mostrar lo mucho que me afectaba, pero terminé mostrándolo en el momento en que él le dijo algo al oído, y ambos se dirigieron hacia el lugar donde yo estaba. con él cuando me la chupaba, tiraba de ella y fijaba su mirada en mí, queriendo demostrar que todo era culpa mía, por no haberle obedecido.

- No se la comerá. No, él no me haría eso, está bien, me amenazó con hacerme llorar, pero que se cogiera a esta mujer aquí, eso sería muy cobarde de su parte. Pensé.

- Voy al baño ahora, ¿de acuerdo Gabriel? Gabriel: Muy bien princesa, aquí te espero. Salí de la multitud y fui tras Kyle y la puta con la que estaba. Yo ya estaba loco, solo sabiendo que él la llevó al mismo lugar con el que yo estaba.

- No creo que vaya a tener el coraje... Caminé por el pasillo oscuro e intenté llegar a la puerta, y comencé a sentir que mi respiración se hacía pesada. Cuando finalmente llegué, lo abrí, esperando no ver lo peor, pero lo esperé en vano. Encontré a Kyle sobresaliendo, embistiendo a esa perra como un animal salvaje mientras ella gemía y le rogaba que no se detuviera. Me miró, y aun viendo el estado en que me encontraba, siguió comiéndola, y embistiendo con fuerza sin quitarme los ojos de encima. Sentí que mi mundo se derrumbaba, y las lágrimas comenzaron a formarse, quería matarlo. Una cosa es que sepa que se los está comiendo a todos, otra cosa es que lo vea y me asegure de que no significo nada para él, que bien podría comerme ahora y comer otros cinco minutos más tarde sin ningún peso sobre su conciencia. Sentí un dolor inexplicable, como si me sintiera traicionado, a pesar de que no tenía ningún tipo de relación o compromiso con él. Tan pronto como la morena dijo que estaba llegando, me di la vuelta y me alejé, ya sintiendo las lágrimas mojar mi rostro. Para mí no existía nada más, solo las locas ganas de llegar a casa y desahogar toda mi ira, desilusión y tristeza.

- Que idiota eres Celine. Llora por un chico que nunca será solo tuyo, que no tiene ni un ápice de respeto por tus sentimientos. Pensé. Salí del club y tomé el primer taxi que encontré, sin decírselo a Karen.

- Nunca más volveré a mirar la cara de ese maldito profesor, nunca más. Pensé. Siempre he sido una chica con los pies en la tierra, nunca he sido engañada por ningún hombre, y ahora estoy aquí, perdiendo el control sobre alguien que no puede quedarse ni medio segundo con la polla en el pantalón. Tan pronto como llegué a casa, cerré todo y fui a mi habitación, y me acosté en la cama llorando.

- Hijo de puta, cabrón. Cada vez que cerraba los ojos, me venía a la mente la imagen de él comiéndose a esa perra.

- Perdí la cuenta de cuánto tiempo estuve llorando, pero después de un tiempo, finalmente dejé de llorar. Me levanté de la cama, me quité las sandalias, me quité la ropa y fui a darme una ducha. Pasé varios minutos en la bañera, tratando de recuperar el equilibrio, aunque sabía que era algo que no recuperaría tan rápido. Después de la ducha, volví a la cama y cuando estaba casi dormida sonó mi celular. Me levanté y recogí la bolsa, y vi quién era.

- Hola Karen...

Karen: Amiga, ¿dónde estás? Te busqué en cada rincón.

- Estoy en casa.

Karen: ¿A qué te refieres con en casa Celine? eso no es lo que acordamos, vuelve aquí ahora.

- No estoy bien, ¿entiendes? disfruta tu noche y déjame dormir, porque si me quedo despierto mato a uno. Ella se quedó en silencio durante unos segundos, pero finalmente accedió. Lo cual fue raro, porque Karen no está de acuerdo con nada. Tiré mi celular en el sillón, y volví a acostarme para tratar de dormir y olvidarme de esta puta profesora que solo llegó a mi vida para joderla.

- Kyle, tú que nunca me viste enojado. Dije, sintiendo que mis ojos se volvían pesados, mi fuerza abandonándome, y finalmente me quedé dormido, pensando en mi próxima venganza.

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