El profesor y la virgen nínfula romance Capítulo 24

Me desperté con una fuerte lluvia y el sonido de un trueno, sin mencionar el terrible dolor de cabeza que estaba teniendo. No bebí lo suficiente como para vomitar y enfermarme, pero fue suficiente para que me diera una migraña de perro. Me senté en la cama por un rato, con la esperanza de tener el coraje de tomar una ducha, y el clima estaba frío.

- Que raro, ayer el clima estuvo maravilloso, cambio de la nada. me dije a mí mismo. Después me duché, me cepillé los dientes, me tomé una pastilla, saqué el celular y luego fui a hacerme un café muy fuerte. Me apoyé en la mesa, pensando en todo lo que había pasado la noche anterior, y el hecho de que Kyle hubiera arruinado mi noche me hizo odiarlo a muerte. Regresé a mi habitación, compré un edredón, luego bajé las escaleras, tomé mi café y salí al balcón, me senté en la mecedora y observé la fuerte lluvia caer en la piscina, mientras la brisa fría golpeaba mi cara. Estaba perdida en mis pensamientos cuando sonó mi celular, era mi madre.

- ¿Hola madre todo bien?

Madre: Hola hija, todo bien, ¿cómo está todo por ahí?

- Todo está tranquilo, ¿a qué hora llegarás?

Madre: Lamentablemente no podremos ir hoy hija, los vuelos se cancelaron por la lluvia, si todo mejora, mañana iremos.

- Está bien madre.

Madre: ¿Cómo estuvo la prueba? Pensar en este examen me enoja aún más con Kyle.

- Fue muy fácil mamá, seguro que las acerté todas.

Madre: Muy bien mi amor, no esperaba otra cosa de ti.

- ¿Y dónde está el padre? Madre: Fue a arreglar nuestro almuerzo. ¿Almuerzo? No dejaba de pensar qué hora era, ni siquiera le presté atención a la hora y seguía tomando café. Miré rápidamente la pantalla del celular y eran las 11:40. ¿Madre hija? ¿estas ahí?

- Lo siento mamá, dormí demasiado. Estoy aquí tomando café y fui a ver la hora. Ha pasado un tiempo desde que me desperté tan tarde.

Madre: Con este clima es difícil seguir la rutina, hija, no te tapes tanto, duerme un poco más de vez en cuando, no le hace daño a nadie, ya lo voy a apagar. Te amo.

- Yo también te amo, mamá. Cuando colgó, volví a pensar en el examen y en la facilidad con que olvido las cosas.

- Lo de ayer no lo dejaré pasar barato. Terminé mi café y entré a ver una película, cuando mi celular volvió a sonar. Miré la pantalla durante mucho tiempo, sin creer que después de lo que hizo, todavía tuviera el descaro de llamarme.

- No le voy a contestar profesor. me dije a mí mismo. No se dio por vencido y trató de llamar de nuevo.

- Está bien, ve, responderé, no puedo dejar pasar esa oportunidad. Empecé a correr hacia mi habitación y le respondí. -Hola profesor... Cogí aire a propósito... Estoy un poco ocupado en este momento... Hice una pausa en mi voz, pero seguí corriendo, dejando que mi respiración se entrecortara... llámame más tarde... Ah, así es, aaah... Gemí un poco antes de colgar. arriba.

- Ahora se está imaginando que estoy jodiendo, profesor. Dije con una risa. Me devolvió la llamada y no contesté. Llamó 6 veces más e ignoré todas las llamadas. - Debe estar asustado ahora. Me reí de nuevo. Tan pronto como me senté en el sofá, llegó un mensaje a mi teléfono celular. "Contesta ese maldito celular ahora Celine". Me volvió a llamar y yo seguí ignorándolo. Hacerle creer que estoy con otra persona es lo de menos. Debería hacer cosas mucho peores que eso, como follar con alguien, perder mi virginidad y actuar como él, subirme a cada polla que veo. Es algo para pensar, considerando que ya tengo 18 años, y no he encontrado al hombre perfecto, un hombre que realmente trabaje, y que sepa reconocer mi valor. Tal vez ese hombre no existe y solo estoy perdiendo el tiempo. Llamé al restaurante y pedí mi almuerzo, el cual llegó 15 minutos después, la lluvia estaba muy fuerte, y hasta pensé que tardaría más en llegar, en cuanto se fue el repartidor, mi timbre volvió a sonar, pensé que era el repartidor que se había olvidado de decir algo, cuando abrí la puerta, me sobresalté al ver a Kyle, quien irrumpió en mi casa, cerró la puerta y me agarró del brazo, haciendo que se me cayera el paraguas y me mojara porque mi área exterior no está cubierta pero ya estaba mojada.

- ¿Estás loco? ¿Qué haces aquí? Déjame ir Kyle.

Me levantó y me puso sobre su hombro, y me llevó a la casa, mientras yo luchaba. Una vez dentro de la casa, me puso en el suelo y me sujetó a la pared con los ojos brillantes porque estaba muy enojado. Mi blusa, que era blanca, estaba toda mojada, dejándome una vista perfecta de mis senos. Él los miró, y luego de nuevo a mí.

Kyle: ¿Qué diablos estabas haciendo cuando te llamé Celine? habló agresivamente.

- Estaba estresada y fui a tener sexo, ¿no fue ese el consejo que me diste?

Kyle: No me molestes, Celine, no tendrías las agallas para hacerme esta mierda.

- Contigo ningún maestro, con otro.

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