El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 55

Edward despertó sobresaltado, como si hubiera tenido una terrible pesadilla.

Todo estaba oscuro y en silencio, solo se escuchaba su respiración agitada.

Entonces, Edward recordó.

Había visto a Lucy?

"Lucy?"

"Lucy?"

Edward quitó las sábanas de su cuerpo para levantarse y buscar a la escurridiza chica.

El confundido hombre estaba seguro de que había estado con ella esa noche.

Primero habían charlaron como antes, pero después la pasión desesperada por ella lo había consumido.

Justo como lo habían hecho muchas veces antes, cuando eran novios.

Edward recorrió todo el departamento, pero solo encontró el pequeño paquete en la mesa.

El aroma del perfume característico de Lucy aún se podía oler ligeramente en el ambiente.

Tomando el paquete con su mano, Edward se dispuso a abrirlo.

Dentro Edward encontró un llavero con la forma del dije de jade por el que había reconocido a Lucy.

Además de una rebanada del típico pastel que le preparaba Lucy.

Después de ponerse playera y un par de shorts, Edward se sentó a reflexionar en lo que había ocurrido.

Edward recordaba haber abierto la puerta, recoger el paquete y después todo fue como un sueño, pues Lucy estaba ahí con el.

"Que hermoso sueño."

Pensó Edward, aunque lamentó haber despertado.

Lo cierto es que la realidad de Edward se había complicado demasiado.

A veces rebasaba su capacidad de entendimiento y paciencia.

El molesto compromiso con Shirley junto con los recientes problemas en sus empresas, además del problema con su padre...

Y ahora, para colmo de males, Edward no podía saber a ciencia cierta si Lucy estaba viva o si su mente le jugaba muy malas bromas al imaginarla cuando más estresado y harto estaba.

Edward miró su celular.

Las tres de la madrugad.

Asomándose por la ventana, las calles lucen desiertas, tranquilas y solitarias.

Edward odia no tener el control de lo que pasa en su vida.

También odia que sus sentimientos por Lucy o por Emily lo vuelvan vulnerable.

Edward tomó una decisión.

Emily soñaba con ese prado otra vez.

Soñaba con la mano grande que la guiaba hasta situarla detrás de una roca húmeda y fría.

"No te muevas hermanita."

Dijo un niño.

Emily solo podía ver el agua del mar en sus pies, fría y oscura.

Cuando corría por ese campo, la manita que la agarraba, la soltó y se encontró sola de nuevo.

Emily a lo lejos observó como un pequeño niño corría en otra dirección mientras que unas personas lo perseguían.

Ella se quedó inmóvil y la mano de una señora en su hombro la sobresaltó.

Emily despertó de ese sueño.

Habían pasado varias noches en que soñaba con lo mismo y siempre despertaba en esa parte.

"Es un recuerdo muy escurridizo, no puedo seguir así."

Mirando la hora en su celular, la niña se dió cuenta de que eran las tres de la mañana.

Recostandose boca arriba, Emily fijó su vista en el techo mientras su mente le traía recuerdos.

Dániel y ella habían visto una película muy cómica, comieron toda clase de comida chatarra y dulces.

Ambos lo habían pasado muy bien.

Emily disfrutó esos momentos tanto que cuando acabó la película no quería que Dániel se fuera.

"Emily, debo irme, mañana nos veremos en el trabajo."

Dániel se despidió de ella mientras le ayudaba a limpiar platos y la mesita donde habían puesto los bocadillos.

"Dániel, no te preocupes, yo terminaré."

"Mañana te veré temprano."

Emily comentó antes de que ambos se agacharan a recoger algo.

Sin querer golpearon sus frentes.

"Auch!"

"Lo siento."

Hablaron al mismo tiempo los dos entre risas y dolor.

Dániel frotó con suavidad el lugar donde sin querer la había golpeado.

El chico se acercó a ella.

El corazón de Emily comenzó a latir más deprisa mientras su nerviosismo aumentaba.

"Que pasa Emily?"

"Te lastime demasiado?"

Preguntó Daniel al verla fruncir el ceño.

El chico se dió cuenta que estaba muy cerca de ella, por lo que de alejó un poco.

"Disculpame Emily."

"Debo irme."

Dániel con una sonrisa caminó a la puerta.

Emily tomó la mano Daniel quien detuvo sus pasos.

Poco a poco, la niña se acercó a él.

La deliciosa y masculina loción de Dániel inundaba sus pulmones.

La niña rodeó con sus brazos a Dániel, pegando su cara al fuerte pecho del chico.

Emily necesitaba abrazarlo, necesitaba sentirlo.

Daniel sonrió antes de enredar sus brazos en la niña.

Ninguno habló.

Dániel acaricia con suavidad el suave cabello de la niña para reconfortarla.

Alzando la vista, Emily puedo ver que Dániel sonreía.

El chico siempre tiene una sonrisa en su rostro y eso hacia que ella también quisiera sonreír.

"Gracias."

Fue la único palabra que salió dela boquita de la niña quien volvió a abrazarlo con los ojos cerrados.

Emily de rehusaba a admitirlo, pero Dániel la hacía sentir segura en sus brazos.

La hacía feliz cada vez que sonreía.

La niña ahora podía sentir que él no quería aprovecharse de ella.

Después de un considerable tiempo en silencio, solo escuchando su corazón latir, Emily se dió cuenta de que estaba siendo muy egoísta al retenerlo.

"Perdona Daniel."

"Es solo que..."

La niña no sabía cómo explicarse ni explicar lo que sentía.

"Esta bien Emil."

"Es hora de que descanses y te veré mañana."

"Puedo pasar por ti para ir juntos vayamos al trabajo?"

Dániel se aventuró a preguntar.

"Por supuesto Dániel."

"Estaré lista esperandote, gracias."

Dániel extendió una mano para acariciar la mejilla de la niña mientras le daba un beso en la otra.

"Cuando me necesites, Emily."

Dániel esperó hasta que Emily cerró la puerta con seguro para que él se fuera.

Ambos suspiraron profundamente.

Ninguno de los había sentido esa sensación con nadie nunca antes.

David y Jerome hablaban de inversiones y costos cuando un mensaje llegó al correo de Jerome.

No les importaba dormir a los dos hombres pues estaban emocionados por lo que iban a hacer.

David sentía que había perdido demasiado tiempo en el hospital dormido o acostado.

"Tenemos un ganador David."

Comentó Jerome antes de que ambos mirasen el correo de entrada.

Tenían un primer socio que aceptaba su propuesta.

"Pronto seremos un gran conglomerado para darle guerra a ese hijo de puta."

"Después le quitaré lo engreído a su padre."

Aseveró David Mu con seguridad.

El mundo de los negocios siempre está plagado de enemigos, alianzas, fusiones y demás estrategias para que sobreviviera solo el más apto.

David y Jerome habían sido muy cuidadosos con sus "inversores."

No obstante, ese bastardo Edward había sobornado a sus socios y muchos los habían delatado.

Ahora bajo el nombre de Jerome, otro exitoso hombre de negocios con impecable reputación, podían volver al juego.

Se preparaban para darle batalla frontal a Joseph y Edward Situ.

"Será nuestra última carta para jugar."

"Si lo hacemos bien tendremos éxito, pero si no..."

"No me arrepentiré de nada."

Comentó Jerome.

Flora y Ryan despertaron por la mañana listos para ir a su empresa.

Por la tarde tenían planeado ir a medirse sus respectivos vestido de novia y smoking para su próxima boda.

Los dos llegaron a casa de Jerome para visitar brevemente al padre de Flora.

Los dos querían verificar que David estaba tomando sus vitaminas, medicinas y comía lo debido.

"Crees que esté bien que viva con su amigo?"

Cuestionó Flora a Ryan.

"Tu padre así lo que quiso Flora."

"Vivimos muy cerca y no está solo."

"Si necesitara cualquier cosa podemos atenderlo, no te mortifiques tanto."

Ryan la tranquilizó.

Flora se relajo mirando a su prometido.

Ryan la había salvado y ayudado en los momentos más oscuros y difíciles tanto de la vida de su padre como la de ella.

La joven Flora siente un profundo amor por Ryan.

Un amor que nunca antes sintió por nadie y que ella quiere honrar al ponerse a la altura de él.

Flora quiere ser útil para Ryan y no solo en las cuestiones del hogar.

Ryan sintió la penetrante mirada de la joven sobre él.

"Tengo algo en mi rostro?"

Preguntó Ryan.

Flora no respondió.

Sin embargo cuando descendieron del auto, Flora abrazó a Ryan mientras le agradecía.

"Gracias."

"Flora, que pasa?"

Preguntó Ryan extrañado al verla así.

"Nunca te he agradecido por todo lo que hiciste por mi familia."

"Por mi."

"No puedo creer que un hombre tan bueno como tú quiera en verdad casarse conmigo."

"Me diste además este fabuloso anillo."

La voz de Flora temblaba debido a la opción que la embarga.

Algunas lágrimas de felicidad cayeron por el rostro de la niña.

Tomando amorosamente con ambas manos el rostro del guapo joven, Flora comenta.

"Gracias por todo, gracias por estar conmigo."

"Te amo."

Ryan sintió que su corazón desbordaba de alegría!

Cargando a la joven en sus brazos, Ryan dió dos vueltas en el aire con su amada.

Dejándola de pie de nuevo, Ryan acaricia la pequeña carita de la niña diciéndole.

"Eres la mujer de mi vida."

"Y te prometo que seremos muy felices tu, yo..."

"Y nuestros tres hijos."

Sonriendo, Ryan besó con amor a Flora.

Ambos sienten esas maravillosas mariposas en el estómago cuándo se besan.

"Nada nos separará y siempre seremos felices."

Ryan atrae a Flora pa a cargarla.

De ese modo entran los dos a la empresa.

Todos los que los veían sonreían.

Las mujeres suspiraron Al ver la romántica escena del CEO de la empresa cargando a su prometida en brazos.

"Cómo iremos por la tarde por nuestros trajes para la boda y estaremos muy cansados por la noche..."

Ryan susurró esto en el oído de Flora.

"Creo que es justo que tú y yo..."

Sin dejarla responder ni entender a qué se refería, Ryan cerró la puerta de su oficina con seguro.

El chico se dirigió a su habitación privada.

Sin prisa, Ryan desnuda a su futura esposa.

Dániel llegó puntual por Emily a su departamento.

El chico la espera en la puerta antes de partir juntos.

Ambos llegaron al trabajo a tiempo.

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