El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 105

La tina de hidromasaje rebosa de agua.

Lorelay se relaja dentro de la tina mientras bebe una copa de vino para después morder una delicada fresa.

El delicioso aroma de las velas junto con su música favorita dan el toque perfecto para la chica.

Los gustos de Lorelay no han cambiado, por lo que esa canción en específico del grupo Red Velvet le trae los recuerdos que ella quiere conservar.

Lorelay no puede negar que se sintió tentada en darle un beso a Edward cuando regresó y lo vió después de esos años...

Lorelay extrañó las manos grandes y masculinas de Edward...

Su fuerte y musculoso cuerpo...

Su calor y su pasión que la consumían y daban tanto placer sensual.

Pero también recordaba su crueldad al haberla usado de esa forma tan horrible la última vez...

Edward es su mayor contradicción en la vida.

Es, aunque ella no quiera, su alma gemela.

Lorelay todavía debe quitarle la venda de los ojos a Edward y eso hasta cierto punto, la molesta.

Lorelay cierra los ojos para repasar todo lo que tiene que hacer para el siguiente día...

Al menos ya son suyas algunas acciones de empresas Situ.

La empresa de Elizabeth también ya es suya y ahora iba por la empresa de diseño.

Lorelay quiere que Johana sea la responsable de ese lugar.

Suspirando, Lorelay abre los ojos.

Se siente sola.

Dániel y Johana estan en su nidito de amor y les había quedado espectacular el diseño del departamento.

Bruce tiene a Elizabeth.

Ryan tiene a Flora, además de la nena Elisbeth y la segunda nena del matrimonio está en camino.

David, su padre se había retirado a cuidar a Flora y a la bebé, mientras Flora y Ryan trabajan en su empresa.

Cerrando los ojos, Lorelay se concentra en buscar la esencia de Edward.

Esa esencia tan oscura como él mismo pero tan atrayente para ella ahora que sabe que han estado persiguiendose durante tantas vidas.

"Edward."

Susurró ella.

Edward del otro lado de la ciudad en su villa despertó al oír la voz de Emily en sus sueños.

Abriendo los ojos para buscarla, Edward pudo oler la fragancia de fresas de la chica en el ambiente.

Él intuía que algo había cambiado y todo estaba extraño desde ese día en que pudo ver a esa extraña chica...

Convencido de que nadie había entrado a su casa y que todo estaba bien, volvió a recostarse en su cama.

Él tiene un día duro por esperarle en la mañana.

Elizabeth bajó de la camioneta negra con vidrios polarizados a primera hora de la mañana.

Bruce como su más fiel guardaespaldas la abraza dominantemente mientras caminan hacia el elevador privado.

Rápidamente varios custodios se apostaron en las puertas y los demás les abren paso caminando a los lados .

Elizabeth, con su vestido blanco de flores, una gargantilla hermosa de plata con un símbolo característico en el cuello y aretes a juego, el cabello castaño claro suelto ligeramente ondulado y sus tacones blancos con piedras preciosas es la viva imágen del glamour delicado.

Su rostro maquillado ligeramente, pero muy bien cuidado hacen que su piel y labios resalten más.

Todo lo que ella viste y usa es obra de Lorelay, por lo que le encanta.

Y a Bruce más.

En el elevador no repara de mirarla y comérsela con los ojos.

"Que?"

"Tengo algo malo en el rostro?"

Pregunta Elizabeth al ver que su novio no le quita la mirada de encima y comienzaa a quemarla.

"Si, muchas cosas están mal contigo en este momento.."

"La peor de ellas es que estás vestida..."

Elizabeth se rió cuando se acercó a él para darle un leve golpe con su manita en su duro brazo.

"Me lástimas."

Se queja Bruce haciendo una mueca de dolor.

Elizabeth volvió a reír antes de abrazarlo para besar al su amado.

"Prometo que cuando lleguemos a casa solucionare ese problema."

Cierta parte de Bruce  respondió con rapidez al escuchar las palabras que la niña le susurró al oído.

Pero en ese momento se abrieron las puertas del ascensor y Bruce tuvo que reacomodarse el pantalón y toser para evitar la molestia.

Edward solo espera a Bruce, por lo que sorprende cuando Elizabeth sale del ascensor, elegante y hermosa.

"Hermano como estás buenos días."

Saluda Elizabeth a un confundido Edward.

La chica camina hacia el despacho de Edward.

"Sandra, me puedes dar un café por favor?"

Pide Elizabeth a la nueva secretaria de Edward.

Elizabeth se sentó en la silla frente al escritorio de Edward.

Edward mira incrédulo a Bruce quien se limita a decir.

"Ella te contara."

"Yo no hice nada está vez."

Cerrando la puerta, Edward marca el número de Paul.

El cual no contesta su celular y eso no es nada bueno.

"Tommy, averigua donde está Paul y dónde está tomando sus condenadas vacaciones."

"Aún estoy esperando que me des la dirección de la pintora Aurora."

"Averigua quien es la responsable directa de esa galería de arte que no me permite comprar mi pintura."

"Quiero toda la información en veinte minutos máximo."

Tommy que se estaba comiendo a besos a Teresse solo pudo decir de acuerdo antes de terminar la llamada.

Es mucho más interesante la acción que se desarrolla en su búnker en ese momento que seguir oyendo a ese tonto de Edward.

Teresse dejó de besarlo para observarlo detenidamente mientras le acaricia el cabello desordenado.

"Te amo."

Declara Teresse.

Tommy sonrie al oír a su amada chica.

"Yo también te amo Teresse."

"Y demasiado Teresse."

Gracias a ella, Tommy pudo superar su malsana obsesión con Lía.

Y ahora conoce esa clase de amor que lo hace despertarse todos los días y llevarle el desayuno a la cama.

Ese amor que se le mete hasta la médula de sus huesos y que lo recorre completo cuando tiene, entre sus brazos, en su cama y debajo de él a su amada Teresse.

Teresse seguía entrenando y haciendo misiones relativamente fáciles para los Black.

Tommy siempre fungía como sus ojos en el campo.

Pero cada vez que ella salía, a Tommy se le hacía más difícil separarse de ella.

Por eso había decidido que ella debería ayudarle desde ese lugar, pues ya no quería que se arriesgara más.

Tommy se olvidó por completo de lo que Edward le había pedido.

Levantando a la chica en brazos, Tommy camina para llevarla a su lugar favorito.

Su cama.

Teresse sonrió ante sus acciones rodeandole el cuello con sus brazos.

"No olvides lo que te encargó el Señor Situ."

Le recordó ella.

Tommy desconectó el teléfono y apagó el celular.

"Listo, tengo más de una hora para estar contigo y nadie me va a distraer más que tú."

De una patada, Tommy cerró la puerta dispuesto a disfrutar de su amada.

En la oficina de Edward, Elizabeth recibe su café.

Edward con las manos en los bolsillos de su pantalón sastre azul marino espera escucharla hablar.

Recargado en su escritorio, Edward luce solo un poco irritado.

"Sabes que este idiota me llamó gritándome ayer preguntando por ti y ahora apareces como si nada?"

Indica molesto Edward.

"Y tu maldito niño, estoy esperando que digas algo."

Bruce no se atrevió ni a levantar la cabeza porque Elizabeth le aprieta la mano.

Bruce comprende que no tiene permitido hablar.

"Ayer fui invitada a la casa de una diseñadora nueva para asociarme con ella y ser la imagen pública de su línea de ropa y joyería."

"Por cierto te gusta lo que visto y uso, Hermano?"

"Todo lo diseñó ella, además me han dicho que pinta excelentemente bien..."

La voz de Elizabeth es bella y firme.

"Ella me convenció para que juntas dirigieramos mi empresa de maquillaje, pero preferí vendérsela."

"Recibiste la transferencia, no es así?"

Elizabeth le dió otro sorbo a su café y tomó una fina galleta de la bandeja.

Bruce tomó una taza y otra galleta imitando a su amada.

Edward se frotó la barba con su mano rugosa y cálida.

Él no puede creer que el hombre cruel y fiero que había sido Bruce, estuviera sentado tan mansamente en ese sillón junto a su pequeña hermana.

"Entonces, le vendiste la empresa a esa mujer sin avisarme primero?"

"Sabes que puse de mi capital y recursos para que esa empresa saliera a flote?"

"De eso modo, pequeña empresa no se fue a la quiebra hace tres años?"

"Elizabeth no eres una niña aunque actúes así."

"Eres adulta ya!"

"Decisiones importantes como esas no se toman a la ligera!"

Edward está enfadado con su negligente hermana!

"Debiste consultarme primero."

"No importa que tan famosa sea esa diseñadora o que tan bien pinte..."

"Debiste haberme avisado primero Elizabeth Situ!"

Edward golpeó con ambas manos el escritorio haciendo que los papeles se desperdigaran por el suelo al  igual que las costosas plumas de diseñador de Edward.

Bruce se levantó ante ese estallido de ira por parte  de Edward para colocarse delante de él.

Nadie le grita a su amada.

Mucho menos ese bastardo que ni siquiera es su hermano de sangre.

"Modula tu voz y formas con ella."

Exige Bruce con tono amenazador.

"No te metas en esto Bruce."

"Es asunto de los dos solamente."

Responde Edward usando sus dedos contra el pecho de Bruce para hacer que retrocediera, pero Bruce no se movió ni un centímetro.

De hecho se paró más cerca de Edward y elevó la cara con evidente molestia, mirándolo a los ojos para desafiarlo más.

"Bruce, siéntate."

Ordena Elizabeth.

Bruce obedientemente se dirige a su sillón al lado de ella en silencio.

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