El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 106

Paul despertó de su sueño extraño en su automóvil y no supo que le había pasado.

Su celular sonó, por lo que observa la pantalla.

"Paul, donde carajos te metiste?"

"No puedes tomarte vacaciones en este momento!"

Edward grita desde el otro lado de la línea.

Paul se frota la frente por el dolor que comienza a cruzarle la nuca y los ojos.

"No se que me pasó Edward, no me molestes ahora..."

"Iré al hospital para hacerme un chequeó."

"Tal vez se me bajó la presión y por eso me desmayé. "

"Gracias por preocuparte por mi, mamá."

Paul termina la llamada tirando su celular a un lado.

Cuando Paul se sintió en condiciones para manejar, encendió su auto para poder alejarse de esa casa.

Entró al hospital de los Black y se dirigió directamente a la sala de análisis y ordenó estudios completos.

Los médicos y enfermeras lo atendieron con rapidez y pronto tuvieron los resultados.

"Todo bien."

Le dijeron todos.

Paul les arrebató los papeles de los resultados de la mano de los doctores.

Presión, estudios de sangre, niveles de glucosa bien, colesterol, triglicéridos, todo en orden.

Ninguna arritmia, ni soplo del corazón ni nada...

"Todo bien y en orden."

Se dijo a si mismo Paul.

Sintiéndose más tranquilo se fue a su villa al norte de la ciudad.

En el camino, Paul llamó a su cita pasada y le pidió verla en su casa en aproximadamente una hora.

La chica aceptó verlo después de varias promesas de regalos y viajes, pues a ella no le había gustado nada que la hubiera dejado plantada la noche pasada.

La chica, sonriente y feliz, llegó a la casa de Paul en su auto deportivo rojo.

La enorme puerta se abrió frente a ella cuando tocó la bocina.

El deportivo entró por el camino principal hasta llegar a la entrada de la casa donde Paul ya la espera vestido con un soberbio traje oscuro muy elegante.

"Wow."

"Te ves increíblemente guapo Fabricio."

Indica la chica quien lo admira abiertamente.

"Pero eres tan malo por haberme dejado esperando ayer."

Recrimina la chica.

Paul se limitó a abrazarla por su firme trasero y darle un apretón con ambas manos.

Acercandose a sus labios, Paul la besa con pasión urgente mientras sus manos se desplazan por todo el cuerpo de la chica

"Lo siento encanto, tuve un contratiempo y fue más que inesperado..."

"Pero te recompensaré con creces."

Ambos entraron a la casa y aunque la chica esperaba que al menos le diera una copa de vino cuando llegara, se emocionó al pasar directamente a su cama.

Fabricio es el nombre falso que Paul usa muchas veces para ligar mujeres en las reuniones de empresarios de elite.

Cargándo en brazos a la heredera de un emporio de aviones privados, la llevó a los sillones de la sala y comenzó a despojarle toda la ropa.

Paul se quitó también su ropa y se deleitó cuando la chica solo quedó con un negligé negro con transparencias que cubre escasamente su cuerpo.

"Mmmhhhhh..."

Susurró Paul.

Él se dispuso a hacer jirones esa prenda para tener acceso a todos los rincones del cuerpo de la chica de veinticinco años.

Gemidos y jadeos se escuchan en esa casa semi vacía.

Recostando a la chica, Paul disfruta de los senos firmes y turgentes de la bella niña.

Deslizando su lengua por todo su liso y suave vientre, Paul desciende hacía los pliegues ansiosos y húmedos de la niña.

Pero algo diferente le sucede Paul esta vez.

Él no comprende que pasa con su cuerpo...

Su mente grita por sexo!

Él quiere de verdad penetrar a esa chica, pero su cuerpo, en específico su miembro no reacciona para nada.

Su miembro se mantiene tan flácido como si estuviera tranquilo.

Y eso no es bueno.

Eso, alarma en demasía a Paul.

"Fabricio soy tuya..."

"Por favor hazme tuya."

Jadea la chica abriendo las piernas para Paul.

En cambio él se dedica a regalarle un orgasmo deslizando su lengua por los húmedos pliegues de la chica.

Extasiada, la chica enreda las manos en el cabello corto de Paul.

Ella se retuerce y gime por el intenso placer que le ofrece magistralmente Paul.

Ella espera que después, ese hombre de cuerpo tan duro,

marcado,

fuerte,

varonil y dominante la penetrr con fuerza y algo de violencia...

Pero ese no fue el caso.

"Fabricio..."

"Sucede algo malo?"

Cuestiona la chica al hombre que de repente se levanta para ponerse su ropa de espaldas a ella.

"Será mejor que te marches."

"Este no es un buen momento para mí."

Indica Paul.

La chica se levantó con expresión muy enfadad.

"Es de verdad Fabricio?"

"No puedes hacerme esto!"

Vistiendose a toda prisa, la chica se siente ofendida al máximo por el desaire!

Paul abre la puerta de su casa para que ella se retire.

"Tal vez yo pueda ayudarte a..."

Comenta la chica poniendo su mano en la entrepierna de Paul, pero ella pudo sentir que esta totalmente flácido...

Sin decir nada ninguno de los dos, la chica sube de nuevo a su deportivo rojo para salir de ese lugar sin mirar atrás.

Paul cerró la puerta de la entrada dando un portazo pensando que esa situación jamás le había ocurrido.

"Pero que carajos me ocurre?"

"Cómo es posible que ahora no pueda tener una erección decente?"

Paul hiperventila, su corazón late sin control y sus manos se volvieron frías.

"Esos estúpidos doctores deben estar equivocados."

"Maldición!"

"Jamás me había pasado esto y no me gusta!"

Tomando las llaves de su coche, Paul enciende su Aston Martin para dirigirse a ver a un especialista.

Paul se pregunta mil cosas mientras maneja.

Estaría empezando envejecer?

Estaría estresado por alguna razón?

O habría sido que esa mujer no era lo suficientemente excitante para él?

"Eso fue lo que sucedió."

"Ella no fue lo suficientemente ardiente para haberme excitado."

Aliviado por esos pensamientos, Paul dió vuelta a su auto riendose por su estúpida preocupación.

Regresando a su casa, Paul se dió una ducha, ordenó el almuerzo a su chef y se dedicó a relajarse un rato.

Sentado frente a su laptop, Paul observa estadísticas de sus empresas con atención.

De pronto un destello de algo como un sueño le vino a la mente.

"Carolina..."

Tenía la sensación de que había soñado a Carolina y que lo había besado.

Recostandose en su silla giratoria, Paul cierra los ojos para hacer memoria de su sueño.

Recuerda solo cosas sin sentido como un bosque, Carolina descalza y a ella encima de él, besándolo.

De repente su miembro despertó y Paul se alegró de ver despierto a su "amigo."

Paul aplaude feliz de ver su potente erección.

Poniéndose de pie, se preparó para ir de caza a algún bar abierto a toda hora.

Él necesita la sesión de sexo salvaje que no había podido tener más temprano.

Ese día Edward esta algo nervioso porque conocería a la mujer que tiene en su poder el treinta porciento de empresas Situ.

"Sandra, está todo listo?"

Pregunta por tercera vez en tan solo diez minutos Edward a su secretaria, visiblemente nervioso.

"Si jefe, todo está listo."

"La señorita llegará pronto, no se preocupe señor Situ."

En ese momento, las puertas del elevador privado se abrieron y ambos voltearon expectantes a ver quién salía del elevador.

Pero quien salió de el le causó una mayor impresión.

"Abuela?"

Edward camina hasta su abuela para darle un abrazo emotivo.

"Cuando llegaste?"

Cuestiona Edward sintiéndose feliz al verla.

"Llegué ayer por la noche, gracias por preguntar."

"Ahora vayamos a la sala de juntas que tenemos muchos negocios que discutir tu y yo."

Justo cuando dejaron de abrazarse el ding del elevador sonó.

Esta vez salió de el aparato despampanante mujer rubia.

Vestida con un hermoso y elegante vestido negro satinado hasta la rodilla luce sofisticada con esos altos tacones oscuros de la chica decorados con un símbolo pequeño a los lados.

Los accesorios elegantes y sus pequeños aretes, la hacen ver soberbia.

Peinada con una colet alta, la chica lleva lentes oscuros enormes que le tapan casi media cara.

Su flequillo desordenado ayuda a mantener mas.oculto el rostro hermoso de la chica.

Detrás de ella emergieron dos abogados y dos guardaespaldas que la custodian como si fuera una estrella de rock.

La abuela Situ sonrie al ver a la chica caminar con una seguridad inaudita hasta ellos, dominando perfectamente el andar con eso tacones de escándalo.

Volviendo la mirada a su nieto, las abuela puede contemplar la mirada perdida y embobada que le dirige Edward a la chica que se mantiene seria y fría mientras se les acerca.

La abuela ya quiere escucharla hablar con su nieto.

Por eso había regresado a tiempo para ver ese encuentro y no se lo perdería por nada del mundo.

"Buenos días señor Situ, señora Situ, podemos pasar a su sala de juntas?"

"Tengo otros compromisos más tarde y me gustaría que fuera breve nuestra plática, si no les molesta."

Su voz aprendida es tan buena que la abuela admira a la niña todavía más.

Esta chica es todo un estuche de monerias, por lo que la abuela se siente feliz al tenerla de su lado.

"Por supuesto, por aquí por favor."

Edward indica saliendo de su asombro.

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