El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 138

Como si estuvieran encapsulados en una burbuja, Edward y Lorelay dejan de escuchar los ruidos de motores, hombres, palas, ordenes...

Todo desaparece en ese abrazo en el que los dos están envueltos.

Los trabajadores los ignoran completamente para darles algo de "privacidad."

Lorelay rompe el abrazo para alejarse un poco de Edward.

No porque ella quisiera alejarse, pero comienza a sentir que su convicción flaquea estando envuelta en sus brazos.

Y es que esta profunda, tan arraigada, tan apretada la conexión que tienen ambas almas, que cuando están juntos su odio y amor son demasiado fuertes y no siempre puede controlar sus emociones...

La hermosa y melancólica chica alza sus tristes ojos para ver a los ojos de Edward antes de preguntarle.

"Quien hizo esto?"

"Porque atacarían la villa de la abuela Situ?"

Edward por un momento sintió que tenía a su Emily en brazos de nuevo y no quería separarse de la chica.

Cuando la mira directamente a los ojos, siente una conexión profunda con ella.

Edward no entiende porque siente que es su deber protegerla,

amarla,

cuidarla,

honrarla.

"Lo averiguaré, no te preocupes por nada."

"Vamos, te llevaré a mi auto por tus cosas."

Lorelay lucha contra ella misma, contra su voluntad,

contra su venganza de ese hombre que tanto daño le hizo.

Su alma no siempre coopera con ella y se rebela, obligándola a correr a sus brazos y amarlo.

Los dos saben que en ninguna de sus muchísimas vidas pasadas, a través de muchos años de reencarnaciones, ellos nunca pudieron amarse.

Nunca pudieron casarse y jamás habían consumado su amor o habían intimado.

Hasta esta, su última vida.

Lorelay tiene muy claro en su mente que debe darle una lección severa a Edward.

Una que le haga entender el sufrimiento por el que la hizo pasar...

Pero lo extraña demasiado!

Extraña sus besos,

sus caricias,

sus noches de pasión juntos,

el éxtasis al estar juntos.

Cuerpo y alma juntos.

"Gracias Edward, gracias por preocuparte por mi, pero no necesito tus guardaespaldas."

Edward, quien tiene su enorme y calida mano enlazada con la hermosa, pequeña y suave mano de Lorelay gira la cabeza para verla.

"No está a discusión Lorelay."

"Te acompañarán a donde vayas sin excusas ni pretextos."

"Por favor, déjame protegerte."

Ruega de forma amorosa Edward.

"Mientras que atrapamos a los psicópatas que están tratando de desestabilizar nuestra empresa conjunta, necesito protegerte...."

"No me perdonaría si algo malo te pasara, por favor."

"Aunque no me molestaría que estuvieras conmigo todo el tiempo para vigilarte personalmente."

Una sonrisa maliciosa se dibuja en la cara de Edward.

Lorelay sonríe por su insinuación.

"De acuerdo, acepto la protección por el momento solamente."

"De acuerdo?"

Edward asiente y vuelve a caminar despacio por los escombros tomando la mano de la joven.

Lorelay no lo sabe, pero el corazón de Edward late como caballo asustado mientras la lleva a su auto.

Cuando llegan, Edward abre la puerta del auto.

Lorelay entra, Edward cierra la puerta antes de dirigirse al arquitecto en jefe con el que intercambia unas pocas palabras para después regresar a lado de Lorelay y arrancar el auto para salir de ese lugar.

"Parece que esta es una guerra en plena ciudad."

Lorelay susurra mientras se alejan.

Edward aprieta el volante por lo molesto que esta con la situación.

"Te llevaré a tu casa estudio para que puedas estar segura."

"Los guardaespaldas nos encontrarán allá y responderán solo a ti."

Edward habla mientras maneja.

Lorelay toma su mano para atraer su atención.

"Se que no es usual, pero tengo un poco de hambre."

"Podríamos comer algo?"

Edward se estaciona frente a uno de sus restaurantes favoritos.

Él se apresura a salir del auto para abrir la puerta de la chica y darle la mano para que salga.

El gerente y chef salen a recibir a Edward personalmente.

Ellos les dan la mejor mesa de todo el lugar.

"Se que la última vez tu invitaste la comida."

Indica Edward.

"Esta vez quiero que comas en mi restaurante favorito."

"Uno de los muchos que posee la familia Situ."

El restaurante es extremadamente lujoso.

Lorelay se siente fuera de lugar, pues ella no está arreglada como debería.

Algunas personas miran extraño a la chica.

Edward, sin embargo luce su traje impecable a pesar de haber estado en la zona de desastre de la villa de su abuela.

Al pasar junto a las mesas, Edward no deja que nadie intimide con la mirada a la chica, por lo que la abraza por la cintura mientras sigue caminando y escuchando las sugerencias del chef de cinco estrellas.

Cuando llegan a la mesa, Lorelay se sienta en la silla que Edward, caballerosamente, aparta de la mesa para que ella se siente.

"En un momento nos traerán la comida y espero que sea de tu agrado."

Justo cuando ellos se sentaron, Tom entrega su auto al valet parking de ese restaurante para poder entrar.

Su único traje y el auto que robó a unos juniors hace unas horas le da el disfraz perfecto para entrar a ese lujoso restaurante.

Carl le había dicho que esa mujer llamada Lorelay estaba en ese restaurante con Edward y que su primo no haría nada si amenazaba a la chica.

El gerente lo recibió en la entrada y lo dirigió a la barra, donde ordenó una bebida para después dirigirse con elegancia a las mesas privadas como otro cliente regular.

Lorelay se excusa para ir al baño, por lo que se levantó de la mesa.

Abriendo la puerta para entrar al baño, Lorelay se da cuenta que un hombre la observa detenidamente.

Tiene un parecido al hombre que acaba de matar, por lo que ella esperó a que él hiciera su movimiento para evaluar que acciones tomar.

Se puso unas gotas de su extracto pacificador y dispuso en sus manos un poco de su versión de suero de la verdad.

Como si tuviera agua en una de sus manos, salpicó sin querer al hombre que la esperaba en el marco de la puerta tomándolo por sorpresa.

"Oh disculpe, no quise mojarlo."

Lorelay lo observa detenidamente esperando su reacción.

Tom se queda un segundo paralizado por el efecto de su aroma y el suero en sus ojos.

"Discúlpeme señorita si la asuste..."

"No quise..."

Tom no puede continuar con sus palabras por alguna extraña razón que él mismo desconoce!

Lorelay sigue con su camino pero antes le susurra unas palabras.

"Tu no me asustas."

"Nadie puede asustarme."

Tom se recarga en la pared sintiendo que su corazón late despacio.

Como si su sangre se le drenara del cuerpo.

El hombre siente un frío que lo recorre desde la cabeza hasta las uñas de los pies.

Trata de respirar, pero comienza a toser por la falta de aire.

Lorelay sonríe malvadamente antes de dejar al hombre quien sufre un mini ataque al corazón.

Cuando regresa a la mesa con Edward, él la recibe con una sonrisa y un pequeño banquete para ambos.

Desde mariscos,

ensaladas,

platillos con carne,

pollo,

verduras y postres delicados.

Lorelay sonríe ante estos manjares, pues la deliciosa comida que había tenido con la abuela Situ la había vomitado por el desagradable aroma del auto de ese asqueroso y arrogante tipo.

Ambos comen.

Edward le menciona cuales deberían probar primero, pero toda la comida se ve absolutamente apetitosa y hermosamente presentada.

Las luces de la ciudad comienzan a encenderse al acercarse la noche.

Edward ordena una botella del mejor vino de la casa para poder acompañar su cena.

Como si fueran conocidos de toda la vida ambos comen y rien felices, disfrutando de una paz en medio de tantos malos acontecimientos recientes.

"Se que la empresa de diseño es tuya, pero propongo que los empleados usen las instalaciones de la planta baja de mi empresa."

"Tal como lo hacían antes."

"Me encargaré de las indemnizaciones a los fallecidos y los heridos, que por suerte no son muchos."

"Espero que James se encuentre bien pronto..."

Edward habla mientras sirve dos copas de vino.

Él observa a la niña comer con elegancia.

Ella toma muchas mitades de fresas para su ensalada y pone de lado los postres que tienen fresas.

Ese detalle le hace recordar a Emily, pues también le encantaban las fresas.

Lorelay se da cuenta que su delirio por las fresas la está delatando sin querer, por lo que elige un postre de chocolate y vainilla.

"Esto es exquisito!"

Lorelay ha tenido mejores comidas en otros lados, pero como su estómago estaba demasiado hambriento y vacío la comida le sabe a gloria.

"Un placer compartir contigo la cena."

"Podría compartir contigo cada comida del día."

Lorelay alza la mirada al escuchar las palabras de Edward quien tiene una sonrisa de lado.

Tom quien ya dejó de sentir los efectos de lo que sea que le haya pasado, decide sentarse en una mesa cercana para escuchar la conversación de sus presas.

Él espera el momento en que se levanten para hacer algo que planeó desde que iba manejando al restaurante.

Pero antes de que pueda moverse la seguridad del restaurante se le acerca, impidiendo que Tom pueda actuar libremente.

"Solo estoy esperando a mi prometida en esta mesa, hay algún problema?"

Tom trata de deshacerse lo antes posible de los dos hombres que lo miran de forma sospechosa, por lo que se levanta de la mesa y camina de regreso a la barra del restaurante para escabullirse.

Edward se levanta de la mesa habiendo compartido una relajante y satisfactoria cena con su bella acompañante, quien se muestra mucho más receptiva con él.

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