El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 201

El cancel de vidrio esta completamente empañado debido a todo el vapor que se ha acumulado en la ducha.

Unas manos masculinas se apoyan en el frío cristal dejando entrever ligeramente la figura de dos amantes.

El ruido sordo de los gemidos de hombre y mujer que se habían disimulado un poco debido al rumor del agua corriendo de la ducha ahora suenan alto.

Los jadeos se vuelve intenso.

La pareja desnuda, mojada y caliente no solo por el agua que resbalaba por sus cuerpos, se come a besos mientras  sus manos acarician cada centímetro de piel sensible y suave elevando la excitación interna.

De espaldas a Edward Lorelay intenta mantener el equilibrio mientras que su ahora esposo recorre con sus dientes el cuello femenina de forma deliciosa y tortuosamente hasta la clavícula.

Sus cuerpos se rozan exigiendo  atenciones y cercanía uno del otro para elevar su placer.

Edward coloca sus manos contra el grueso vidrio aprisionando a Lorelay antes de alzar su pierna e introducir su miembro dentro de ella con gran apremio.

De un solo y rápido movimiento el miembro caliente, grueso y duro de Edward se hunde en el mojado y cálido interior de su esposa.

Ambos jadean debido al intenso placer que sienten cuando hacen el amor.

Después de la fiesta, Lorelay descubrió que la pareja en el balcón eran James y Maggie practicando sus votos para su futura boda.

Edward enlazo su mano con la mano de su esposa para llevarla a la misma habitación donde hace años se hospedaron en su primer y único viaje de vacaciones.

Eso estaba por terminar, pues ahora como esposos, Edward tiene pensado llevar a Lorelay a un viaje por el mundo entero cada año para festejar su aniversario de bodas.

Siempre en esa bella fecha.

Edward disfruto quitarle despacio el vestido de novia, disfrutando la sensación de poder llamarla "Esposa."

Sintiendola completamente suya y sin resentimientos de parte de ella debido a las acciones cometidas por él por omisión o por estupidez, Edward pudo acariciar y adorar el cuerpo de Lorelay con total deleite.

Sin prisas.

Sin sobresaltos.

Sin pensar en nada más, solo en el placer de sentirla entregada en cuerpo y alma, Edward besó y acarició a su esposa en su primera noche como amantes esposos.

Pero no solo Edward disfrutó de ese momento, Lorelay también retiró lentamente la ropa del cuerpo de Edward sin quitarle la vista de encima.

Diciéndole con su mirada ardientemente cuanto lo desea, cuanto lo ama, cuanto desea estar con él en ese momento sin que les importe que abajo la fiesta continuara en su apogeo.

"Te amo mi amor."

"Eres mi perdición y quiero estar pedido en tu sabor toda la vida."

Declara Edward.

"Yo te amo más Edward."

"Siempre has sido tu mi fantasía, mi loco amor, mi vida entera, te deseo con desesperación."

Responde Lorelay con un suspiro.

La chica compró un juego de lencería diminuto bastante sensual y provocativo para la especial ocasión.

Edward recorrió cada centímetro de la bella chica,  recreandose la pupila pues le pidió a su esposa que diera varias vueltas para él.

"Te comeré entera nena."

"Eres simplemente deliciosamente exquisita."

Asevera Edward de forma lobuna.

"Solo hazlo, no lo platiques."

"Ahora calla y déjame a mi también amarte."

Responde Lorelay con voz lujuriosa.

Los amantes hicieron el amor sobre las suaves sábanas de la cama, donde recordaron viejos tiempos en los que el placer dominaba la mayor parte del tiempo.

Esa noche no era una excepción.

Como si estuvieran bajo el efecto de algún embrujo afrodisíaco, los dos sentían la imperiosa necesidad de amarse con locura y desenfreno.

Cosa que hicieron toda la noche, madrugada y parte de la mañana también.

Ninguna superficie quedó exenta de probar su resistencia por la pareja que hizo el amor en los sillones, bañados completamente en sudor.

También se demostraron su pasión recargados en los armarios y taburetes.

Incluso se amaron con descontrol sobre el pequeño escritorio que esta en su habitación en el cual Lorelay  dejó huellas de sus uñas.

Algunas veces ellos hicieron el amor de forma tranquila, suave y hermosa.

Otras veces se amaron de forma brutal con embestidas rapidas, duras, certeras, como si Edward quisiera estar completamente dentro de Lorelay pero no lo lograra.

Fue por ese motivo que ella dejó el patrón de sus uñas en la pintura del escritorio pues su cuerpo recibía tal grado de placer que no hallaba la forma de demostrarlo.

Edward no parecía saciarse de poseer y hacer suyo el cuerpo de su amada.

Edward no se sentía cansado, ni daba muestras de agotamiento a pesar de que el sudor los cubría completamente.

Sin sentir sueño, les pareció adecuado compartir una ducha para refrescarse y descansar un par de minutos.

Pero el simple hecho de vers sus cuerpos mojados volvió a encender el fuego de la pasión.

Ahora Lorelay tiene la espalda completamente arqueada para besar de lado a su esposo mientras él la embeste de forma placentera una vez más.

Los amantes solo pueden gemir, mientras sus respiraciones se vuelven escasas.

El aire se les agota a cada segundo mientras las intensas sensaciones los recorren de forma caliente y temblorosa.

Edward retira las manos del vidrio antes que sea el turno de Lorelay de colocarlas sobre la fría superficie para tener estabilidad.

Edward abraza por la cintura a Lorelay, rodeando por completo sus suaves y mojados senos para embestirla con mayor profundidad y rudeza.

"Más..."

"Más mi amor...."

"Edward sigue..."

"No pares!"

Lorelay gime sus  palabras mientras Edward la hace delirar de gozo.

Edward no piensa detenerse pues también siente que sus sentidos y terminaciones nerviosas gritan de puro gozo y deleite.

Una de las manos femeninas se aferra a los poderosos y musculosos brazos de Edward.

Las uñas femeninas trazan patrones erráticos de líneas rojas en la piel excitando a Edward pues sabe que su amada esposa esta disfrutando tanto como él.

El vaivén se intensifica, los brazos masculinos sujetan con mayor firmeza el suave y turgente cuerpo de la chica.

La liberación de sus orgasmos conjuntos los rompe por completo de pies a cabeza.

Sus cuerpos tiemblan pues del placer los recorre aniquilando toda mala experiencia previa, dejando solo la belleza sublime del orgasmo compartido con el amor de su vida.

El orgasmo deseaso con la pareja soñada.

El placer sucio y caliente con el alma gemela deseada que por fortuna de ellos esta a su lado.

Sus labios se devoran, mientras las manos se acarician desesperadamente.

Edward besa profundamente a Lorelay demostrándole cuanto la ama, cuánto la desea y que tan jodidamente la necesita en su vida.

Mientras su semilla blanca y tibia llena el canal de su amada Edward ruega para que sean bendecidos con una bella hija.

Edward desea que su bella hija, la que ambos ya han soñado antes sea concebida en esa noche de pasión, amor y entrega totales.

Exhasutos y rendidos, los amantes esposos se recuestan sobre la cama, extasiados y dispuestos a seguirse amando en sus sueños ardientes.

Pero ellos no fueron los únicos que compartieron un momento bastante candente esa noche y madrugada.

Como si ellos fueran el ejemplo a seguir discretamente Paul se llevó a Carolina a la suite en la cual se  hospedó tantas veces antes cuando se iba de "vacaciones."

Les siguieron Dániel y Johana.

Mientras la música sonaba fuerte y en la pista de baile los cuerpos de muchas personas se balanceaban, ellos aprovecharon para encontrar un refugio detrás de una roca.

A la luz de algunas escasas estrellas en el firmamento la pareja hizo el amor en la arena mientras que las olas les besaban con dulzura los pies.

Ambos también esperan que se les bendiga con su primer hijo, su heredero o heredera.

Después de ser felicitados por Edward y Lorelay por lo bien que actuaron en el balcón, Maggie y James se divirtieron bailando y riendo como no lo habían hecho en mucho tiempo, desestresándose de la tensión generada por los robos recientes.

Cuando el reloj indicó que eran las dis de la mañana los dos chicos también desaparecieron de la pista para ir a su habitación y demostrarse cuanto les urgía casarse.

Lo que ninguna de las parejas supo esa noche es que el embrujo de amor y fecundidad que Arana puso dentro de la caja de regalo que abrieron Edward y Lorelay terminó afectandolos.

Arana, con su sabiduría centenaria  estuvo meditando mucho y pudo ver la gran importancia de los bebés de las parejas.

La centenaria Arana también pudo ver que Amairani, su protegida tiene una ligera oportunidad de ser madre si ella ayuda a que la heredera Baek a engendrar a su primer bebé lo antes posible.

Con la felicidad de su protegida en sus manos, Arana elaboró un potente y altamente efectivo hechizo de amor que encapsuló dentro de la caja para que los amantes lo aspiraran en el momento en que abrieran la caja.

Sin importar la hora, el mes, el día, el hechizo se mantendría latente dentro de la caja hasta que fuera abierta por los esposos Situ Baek.

Pero Lorelay abrió la caja en medio de la pista de inmediato, por lo que el hechizo se extendió a las demás parejas sin hijos.

Cabe resaltar que si bien el hechizo se esparció por toda la fiesta, los únicos afectados fueron las parejas jóvenes.

Las parejas ya bendecidas con bebés como Ryan y Flora, Bruce y su esposa amada Elizabeth, Teresse y Tommy solo experimentaron que el amor de pareja se volvía más profundo.

Sin embargo, los bebés de esas parejas no quedaron sin bendición de Arana.

La abuela les confirió salud por lo que los futuros bebés no padeceran de enfermedades incurables ni males que afecten gravemente su salud.

Todos nacerán a buen termino, incluso los gemelos de Elizabeth, quienes tendran un papel increíblemente decisivo en los siguientes años, en las futuras generaciones.

Las abuelas se divirtieron como nunca bailando en la pista debido a la vitalidad del hechizo de Arana.

David bailó con ellas, al igual que Thomas y Tim también se unieron a la diversión familiar.

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