El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 48

Edward camina furioso hacia su oficina tarde esa mañana.

Por culpa de Shirley se había atrasado tanto que, ante la desesperación de su demora, encendió el auto y se fue.

Edward no esperaba a nadie y menos a alguien que no quería.

Shirley se maquillaba y vestía sin prisa, pues estaba acostumbrada a llegar tarde a la oficina y parecía que a nadie le importaba.

Cuando salió maldijo a Edward en voz alta por haberla dejado sola.

Un repartidor en el pasillo tropezó con Edward dejando caer unas pequeñas cajas que traía en las manos.

Edward no se detuvo a ayudarlo.

El CEO siguió su colérico camino, pues ya no soportaba a Shirley junto con sus desplantes de diva.

Entrando a su oficina, Edward colgó su saco en el perchero.

Se sentó en su silla y estaba dispuesto a trabajar cuando algo en su escritorio le llamó la atención.

Un celular estaba ahí, encima de su laptop.

Su secretaria ese día llegaría más tarde debido a una diligencia que  haría en otra empresa.

Tomó el celular y cuando lo encendió lo primero que vió fue una foto de un cartel hecho a mano de un enorme

"Gracias."

Edward abrió la puerta de su oficina y salió corriendo como loco por los pasillos tratando de encontrarla.

Buscó en todos los cubículos, oficinas, algunas abiertas otras cerradas e incluso en los baños....

Pero no.

No había nadie más en ese piso.

"El repartidor!"

Reflexionando esto, Edward corrió hasta donde lo había visto cuando llegó.

Las cajas estaban en un escritorio pero no había nadie más.

El elevador sonó mostrando que había descendido a la planta baja.

Edward se asomó por la ventana.

Pudo ver salir del edificio una figura que camina por la acera.

Se quitó la gorra y el cabello largo de una mujer se liberó.

"Emily!"

Gritó Edward al estar solo.

Sin embargo la chica  no lo escuchó.

Edward presionó el botón del elevador, dispuesto a alcanzarla pero cuando las puertas se abrieron, Shirley salió.

Y comenzó a regañarlo.

"Porque te fuiste sin mi Edward?"

"Eres un maldito insensible!"

"Me estaba arreglando para ti!"

"Tuve que pedir un taxi ejecutivo!"

Shirley seguía despotricando contra Edward quien no le hacía el menor caso.

"Edward?"

"Me escuchas?"

"Hola?"

Shirley miraba al guapo hombre  extrañada.

Tiene la mirada perdida y un celular en la mano.

"Es para mí?"

Preguntó Shirley tratando de quitarle el celular a Edward.

Edward evitó el toque de la mujer.

"No soy tu chofer para esperarte, de hecho no espero a nadie."

"Si quieres venir conmigo, no te tomes tanto tiempo en arreglarte."

"Creo que deberías contratar a un estilista profesional pues tu estilo de maquillaje es demasiado recargado para la oficina."

"Pareces un payaso barato ."

Comentó sarcásticamente Edward.

Emily dentro del taxi respiraba tranquila por fin.

Se le había ocurrido esa idea viendo un dorama.

Y le pareció una idea atrevida y genial de devolverle el celular que le compró Edward, sin tener que verlo a la cara.

Ella conocía al repartidor de las oficinas y ese día apareció más temprano que de costumbre y habló con el chico.

Ambos acordaron un precio y el chico le dió un uniforme y gorra extra que traía en su camioneta.

Emily se puso la ropa dentro de la pequeña camioneta nerviosa.

Su corazón desbocado parecía salirsele por la boca.

El repartidor le indicó donde debía dejar los paquetes de ese día y le dió una lista para que no lo olvidara.

Le pareció extraño que la chica de diseño tuviera una fantasía tan rara como ser repartidora...

Pero no pudo resisitir el dinero fácil que Emily le pagó por realizar su trabajo.

Entrando al edificio,  lo primero que hizo fue correr a la oficina de Edward.

Dejó el celular en el escritorio, encima de su laptop y se detuvo un

momento.

Todo olía a Edward.

Los ojos de la niña recorrieron la oficina donde un día Él la había regañado por una falta que ella no había cometido.

Casi pudo escucharlo hablándole.

No había tenido contacto con Edward en varias semanas y eso la desconcertaba.

Por eso, quería deshacerse de ese celular pero también agradecerle por haber liquidado la operación de su padre.

David, su padre esta programado para la operación ese mismo día.

Por eso, dibujó con sus manos un cartel con un enorme Gracias.

Le tomó una foto y la puso como imágen de bloqueo, imágen principal y le tomó diez fotos más en diferentes ángulos.

Cuando vió entrar a Edward con cara de pocos amigos y con el ceño fruncido apenas pudo controlarse.

El temblor en sus manos, incapaces de contenerse por abrazarlo, provocó que tirara al suelo unos paquetes que llevaba en las manos.

Edward como siempre, ni siquiera la vió ni se detuvo a ayudarle y siguió caminando enfadado.

Emily suspiró viéndolo alejarse de ella para entrar a su oficina.

Corrió a dejar los paquetes restantes en la oficina que pertenecían y tan rápido como pudo tomó el ascensor para irse.

Una mujer llegaba al edificio y ella se quitó la gorra y escondió su cara con su cabello.

Detuvo al taxi y se subió en el auto para irse.

Ese día iría a trabajar por la tarde, pues su padre era operado a las ocho de la mañana.

Por lo que después de haber ido a dejar el celular, Emily se dirigió al hospital.

En la sala de espera encontró a Flora junto con Ryan quienes estaban preocupados.

"Emily, un benefactor anónimo pagó la operación de nuestro padre, puedes creerlo?"

Comentó Flora tomándola de las manos y sonriendo sin poder creerlo.

"No, no lo sabía..."

Emily  estaba desencantada por el "benefactor anónimo"

Ryan se acercó a ellas para decirles.

"Esperemos que todo salga bien para que su padre pueda salir del hospital sano y feliz."

Ambas asintieron y se sentaron a esperar.

El equipo médico llegó y trasladó a David al quirófano.

Se despidió de sus ahora, tres hijos y entró brindándoles una sonrisa plena.

Todos contuvieran el aliento para que no hubieran complicaciones.

Un Aston Martín negro de edición limitada se estacionó en la puerta de discapacitados del hospital.

Una señora elegante con bastón descendió de el.

Con calma refinada caminó a la entrada seguida de James.

Ambos buscaron el pabellón indicado y ahí vieron a tres personas sentadas.

Dos de ella parecían una pareja y la otra era Emily.

Se acercaron despacio, sin hacer ruido.

James saludó a Emily.

"Hola Emily, cómo estás?"

Preguntó James frente a ella.

Emily alzó la mirada y vió a James.

"James!"

"Que haces aquí?"

"Estás enfermo?"

"Vienes a ver a alguien?"

Emily cuestionó nerviosa.

Pues está muy nerviosa por su padre.

"De hecho Emily, venimos a verte a ti."

"Ella es la señora Aline Situ."

"Situ?"

Preguntaron a coro Emily, Flora y Ryan.

"Así es, soy la abuela de Edward Situ."

La segura voz dela abuela los impactó.

"Y estoy aquí, en este momento crucial para el señor David Mu y para ustedes para tratar de limar asperezas."

"Se que mi nieto fue muy...grosero, déspota y descortés con ustedes dos chicas."

"Se portó como el patán que es su padre."

Aseveró la abuela.

"Por eso quiero disculparme en su nombre y de todo la familia Situ por sus acciones, en especial contigo niña."

La abuela tomó uso las manos congeladas de Emily.

"La abuela de Edward."

"Él vino también?"

Pensó ella viendo discretamente el pasillo creyendo que en cualquier momento Edward aparecería.

"Niñas estás helada!"

"James, querido, trae un café caliente."

Pidió la abuela a James, el chico se dirigió hacia la cafeteria.

"Tu debes ser Flora."

Comentó la abuela hacía la chica.

"Lamento que el bastardo de Joseph Situ te haya puesto en una situación tan incómoda cuando fue a tu casa y habló con tu padre sin mi consentimiento..."

"Yo no apruebo las bodas arregladas."

La abuela comentó sinceramente.

Las lágrimas descendieron de los ojos de Flora al recordar su doloroso pasado.

Ryan la consoló.

Emily observó atentamente a la abuela y encontró rasgos en los que ella y Edward se parecían.

Ambos tienen ese porte natural, clase, seguridad, son seguros de si mismos y algo autoritarios.

La abuela de Edward es muy  elegante y sofisticada para su edad.

"Quiero decirles que la fundación de órganos que presido ayudó a conseguirle el corazón  al señor David Mu de forma más agil y rápida."

Todos entendieron que sin ella, David aún no estaría ni programado para el trasplante.

Nadie se atrevía a hablar.

"Niña, tu y yo debemos hablar a solas."

Pidió la abuela, por lo que Emily se dejó arrastrar hasta una habitación vacía cerrando la puerta.

Afuera, Ryan y Flora se quedaron de pie, atónitos por lo que acababan de escuchar.

"Acaso será ella quien pagó por la operación también?"

La abuela de Edward era la benefactora anónima que había pagado en su totalidad la operación de su padre?

Se preguntaron los dos en su mente.

Emily, nerviosa se retorcía las manos.

Un doloroso hueco en el estómago comenzó a molestar a la niña quien  se sintió mareada.

La abuela la observa de cerca.

Emily es una belleza natural, tímida, educada, con ojos limpios y brillantes, linda piel y figura.

Se ve inocente, genuina y nada maliciosa.

Ahora veía porque Edward había estado con ella.

Emily se sentó en la incomoda silla para escuchar a la abuela.

"Emily, se que fuiste la más afectada por las acciones de mi nieto."

"Se comportó como todo un bastardo."

Aseveró la abuela Aline.

Emily no negó sus palabras.

"No tengas miedo, Edward ya no podrá lastimarte."

"Por eso es que en nombre de Él y de la familia Situ quiero disculparme contigo."

Acercandose a la niña, la abuela la envolvió en sus brazos de forma marernal.

Emily agradeció el abrazo, el cual, irremediablemente, la hizo llorar.

Emily deja salir su adolorida llanto por es la abuela de Edward y aunque no quiera admitirlo, la niña llora debido al desamor.

"Niña, ya no llores."

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