El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 125

Desde la pequeña ventana circular de la puerta cerrada de la cocina tanto Tim como Eliza como la abuela misma esperan que ambos se besen!

Todos contienen la respiración pues están seguros que están viendo en vivo y a todo color la escena más romántica de amor-odio que jamás hubieran visto en melodramas, doramas, novelas o leído en libros.

Se siente la obvia atracción entre ellos.

Los dos parecen hechos el uno para el otro.

Solo Eliza no sabe la historia previa por lo que suspira al ver la "romántica" escena.

"No lo harás."

Comenta Lorelay muy segura de si misma mirando fijamente a Edward cuando ya no queda nada de espacio entre ellos.

Los dos pueden sentir sus agitadas respiraciones contra su piel...

"Edward suéltame."

"Es obvio que no me besarás, así que deja de tocarme con tus sucias manos."

Exige enojada Lorelay volviendo a tomar las riendas de la situación.

Su bella cara muestra fastidio.

"Tal vez todas las mujeres con las que trataste,  se derretirían en tus brazos, pero yo no."

"Tu para mi no eres más que lo dije, un patán cobarde poco hombre."

De un empujón, Lorelay se liberó de su abrazo y volvió a su lugar para revisar los papeles con su actitud fría como si nada hubiera pasado.

La bella mujer revisa la firma en el papel de la empresa de diseño antes de sonreir sabiendo que ya la tiene en su poder!

Tomando su celular, Lorelay realiza  una llamada, pero al ver que Edward que la miraba fijamente exclama.

"Te importa?"

Poniendo los ojos en blanco, la rubia cruza la pierna con elegancia exquisita.

Edward sonrió de lado ante su actitud.

Esa mujer lo hace enojar,

lo exaspera,

lo saca de sus casillas,

le ordena lo que debe hacer!

Ella quiere que se cumplan al pie de la letra sus ordenes y encima de todo, quiere que él ceda su empresa porque si!

SU EMPRESA!

Esa belleza quiere doblegarlo.

Y ya le había dicho tres veces que era un patán y cobarde!

Pero, con todo eso, algo en ella hace que Edward se detenga y contenga al no explotar contra ella.

Algo lo atrae demasiado hacía la bella chica, pero Edward no sabe que carajos es!

Ya había tomado la única decisión de serle fiel a Emily si es que ella regresaba alguna vez...

Pero si ella no lo hacía...

Ya habían pasado más de tres años desde que la había perdido por su culpa.

Tal vez ella había seguido con su vida casandose con un hombre bueno que la tratara dulcemente.

Ese pensamiento hizo entristecer a Edward sobremanera.

Él le había fallado de la forma más miserable que jamás ella hubiera esperado.

Le había fallado de todos los modos posibles y existentes.

Edward sale al jardín para sentarse en una silla.

Sintiéndose completamente abatido, derrotado y desolado, Edward observa que Pigmeo, el perrito se le acerca para que juegue con el a lanzar la pelota.

"Ahora no pequeño."

Pide el triste hombre al perrito dándole unas caricias en su pequeña cabecita.

"Sabes que estuvo a punto de morir una vez?"

La abuela sale también al jardín para reunirse con Edward.

Edward mira al perrito y luego a la abuela.

"Elizabeth me contó que Lucy lo arrolló a propósito."

"Pigmeo reconoció su olor cuando ella cuidaba tu departamento en Golden Osmanthus"

"Pero su verdadero objetivo era Elizabeth."

"Lucy quería hacer que Pigmeo corriera por la calle, ella lo persiguiera para salvarlo..."

"De esa forma, Lucy podría arrollarla."

"Pero solo consiguió arrollar a Pigmeo y lo disfrutó."

"Eso me contó Elizabeth que le dijo Lucy cuando la torturó..."

Edward siente como el dolor en su alma y corazón se agranda al haber estado alguna vez enamorado de esa horrible mujer.

Ella fingió todo con Edward!

Todo su amor, comprensión, dulzura, incluso su falso amor por ese perrito inocente.

"Porque me cuentas esto abuela?"

"Tiene algún punto que ver con toda esta situación?"

Edward cuestiona s la vez que lanza la pelota al pequeño perrito.

La abuela sonrie dulcemente mirando  a su nieto.

A veces frunce el ceño o hace un gesto que le recuerda a Lorna, su preciosa hija.

Extendiendo su mano a su rostro, la abuela acaricia la mejilla de su nieto con su mano.

"Mi punto es que siempre puedo juzgar bien a las personas."

"Y puedo ver cuando no son buenas para mi familia."

"El novio de tu hermana es un excelente hombre, la trata como una reina y la ama con locura."

Comenta la abuela acariciando al perrito en su cabeza, pues se había subido a su regazo para descansar.

"Es un criminal abuela, es el rey del bajo mundo."

Responde Edward ofuscado.

"Elizabeth siempre estará en peligro si alguna vez se casa con él."

La abuela sonrie al escuchar sus palabras.

Si Edward supiera la enredada historia de su madre,

su padre,

su abuelo,

incluso de ella misma y de los Situ en general...

"Nuestra familia nunca ha estado libre de estas peligrosas uniones."

"Y sin embargo nos mantenemos a flote como lo hemos hecho por siglos y siglos."

"Bruce la protegerá con su vida y ella moriría por él sin dudarlo."

Responde la abuela con firmeza.

"Bruce se esfuerza por ser un mejor hombre para ella."

"Para protegerla contra todo y todos."

"Es por eso que ahora está arreglando asuntos personales para protegerla."

"Elizabeth también está haciendo su parte."

La abuela mira su celular cuando se ilumina con un mensaje de su nieta.

Ella ya se esta instalando en casa de la abuela Freda y pide hablar con ella lo más pronto posible.

"Mi punto es que puedo ver que Lorelay es una estupenda socia, amiga y compañera para ti Edward."

"Aprende algo de ella."

"Trabaja con ella y respetala."

"Tal vez si haces eso podrías mejorar y Emily regresaría."

"No has pensado en eso?"

En la mente de Edward eso no tenía ningún sentido.

Si Emily regresaba y lo encontraba feliz trabajando al lado de una hermosa mujer asumiría que la había olvidado.

Y eso no era para nada cierto.

Todos los días, Edward piensa en ella al despertar, al dormir y cuando cae rendido por el sueño.

Piensa en Emily en su casa y que la había construido pensando en ella.

Tiene plantas,

decoraciones de su gusto,

pisos de madera,

luces,

una habitación en blanco para que ella la decorara,

su foto en el concierto en su habitación...

Y todos los días escucha la canción favorita de Emily por las noche.

Además bebe las amargas infusiones.

"No te estoy pidiendo que salgas con ella como una cita o que la hagas tu novia."

Indica la abuela Situ.

"Lo que te estoy pidiendo es que aprendas de nuevo a tratar a una mujer como una dama."

"Quiero que aprendas a controlar tu temperamento y dejes de ser tan egoísta y arrogante."

"Deja que Lorelay te ayude con la empresa, pues así también tendrías mas tiempo para seguir buscando a Emily."

"Sabes que tengo razón Edward."

"Has pasado solo estos tres años y no creo que sepas tratar mejor a Emily si regresara ahora a tu lado."

Edward se resiste a la idea.

En su mente, lo que dijo la abuela son tonterías para él, pues si Emily regresaba la abrazaría tan fuerte...

Después la llevaría su casa y la encerraría todos los días.

O la llevaría a la empresa para que lo acompañara a todos lados.

No la dejaría que fuera sola a ningún lado.

Solo podría permanecer a su lado y solo así Edward sería feliz.

"No necesito que nadie me enseñe y esa mujer no podría enseñarme nada que no sepa."

"Ella es la arrogante, soberbia y me exaspera."

Edward afirma mirando la pelota en su mano para después lanzarla al cesped, logrando que Pigmeo corriera tras ella.

"Perdóname pero creo que si lo necesitas, debo recordarte tu agravio hacia ella?"

Recrimina la abuela Situ.

"Si Emily regresa serás romántico y atento con ella?"

"Le llevarás flores, la tratarás con ternura y le darás libertad?"

"O solo encerrarás para ti?"

Edward guardó silencio ante los cuestionamientos de su abuela...

"Por favor, has lo que te pido."

"Te he visto mucho tiempo solo."

"Se que te arrepientes de muchas cosas que hiciste, pero puedes enmendarlas."

"Tienes solo diez minutos para tomar la decisión."

La abuela se levanta para entrar en la estancia donde Lorelay la espera.

Edward pudo ver que ambas se dirigen al despacho de la abuela hablando de algo acaloradamente.

Si bien nunca había sido un hombre que le gustara regalar flores ni chocolates, le había comprado un celular a Emily en el viaje.

Además de todas las chucherías que quiso en esos puestos ambulantes.

La había llevado a la playa por motivos puramente egoístas, pues él quería ir a la playa a relajarse.

Pero no quería ir solo y por eso la había llevado.

Edward piensa que con solo su porte, elegancia y su atractivo sería suficiente para seducir a cualquier mujer.

Pero Emily nunca le había coqueteado, ni siquiera cuando pudo hacerlo.

Parecía que siempre le huia e incluso comenzó una relación con ese tal Dániel.

Pero podría cambiar a esas alturas de su vida y ser mejor?

"No abuela, no quiero, no puedo!"

"Porque me haces esto?"

Cuestiona nerviosa Lorelay en el despacho eso no era parte del plan.

La abuela la ignora para sentarse frente a su laptop y hacer la videollamada que tanto quería.

"Mi niña, siéntate, estoy haciendo esto por los dos."

"Ustedes están tan enfrascados en su pelea absurda que no tienen perspectiva."

La llamada se conectó rápidamente y aparecieron sonrientes Bruce, Elizabeth y la abuela Freda en la pantalla.

"Hola!"

Exclamaron los tres a coro.

Lorelay se puso tan feliz que unas lágrimas le rebosaron los ojos.

"Puede hablar mi niña, Thomas esta afuera y no dejara que él entre."

Emily dejó fluir libremente sus lágrimas mientras acariciaba la pantalla de la laptop.

"Hermano, abuela, Elizabeth..."

Bruce pudo notar que algo le había pasado y su semblante se volvió serio.

"Hermanita, que pasa?"

"Estas bien?"

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