El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 204

"Relajate por favor mi amor, no es bueno para tu salud estar tan estresado..."

Elizabeth trata de tranquilizar a su esposo.

"Solo me estoy cerciorando que todo esté en orden, es todo nena."

Declara Bruce con nerviosismo.

"Bruce, ya revisaste la maleta de con ropita para nuestros hijos hace menos de cinco minutos."

"Siéntate a mi lado, mi dulce y preocupado Bruce."

Pide la preciosa embarazada.

Bruce obedece como niño pequeño sentándose con cuidado al lado de su esposa embarazada antes de colocar su mano sobre el vientre redondo.

Los pequeños al sentir la mano de su padre se mueven dentro del vientre.

Bruce siente su corazón hincharse de felicidad por las pequeñas vidas que está a punto de conocer.

"Nuestros gemelos te aman y te necesitarán mucho Bruce."

"Yo te necesitaré mucho."

"Por tal motivo debes mantener la calma en todo momento."

Pide con voz tranquila y hermosa Elizabeth.

"Quiero que pienses que esto es una transacción más de las que realizas en tu mundo."

"Necesito que ahora seas frío y calculador, comprendes?"

Bruce coloca con suavidad su frente contra la de su esposa para mirarla con ternura.

Nadie habría pensado que ese hombre tan duro,

tan difícil de tratar,

tan arisco,

tan frío con los demás fuera amoroso al extremo con esa delicada y pequeña mujer.

Elizabeth lo tiene todo el tiempo hechizado con su forma de ser, sus besos y sus tiernas caricias que derriten su corazón.

Bruce no puede resistirse a ella bajo ninguna circunstancia.

"No puedo ser frío y mucho menos calculador contigo mi amor."

"Tú eres mi vida entera y nuestros gemelos."

"Te amo demasiado, los amo demasiado."

"Ustedes son mi mundo."

"Sueño contigo, con ellos, con nuestra vida juntos."

Bruce habla con voz melosa y devota hacía su bella esposa.

"No puedo ser frío contigo, mucho menos puedo pensar en que está es uno más de mis negocios nena."

"Compréndeme por favor."

"Tu eres mi vitalidad,

mi oxígeno y sin ti no quiero que mi corazón siga latiendo."

Elizabeth acaricia con suavidad las facciones duras de la cara de su esposo.

Bruce cierra los ojos tranquilizándose debido a las suaves caricias de su esposa que le infunden paz.

"Todo saldrá bien mi amor."

"Estaremos bien los tres."

"Mi hermano contrató a los mejores médicos obstetras para los nacimientos."

"Soy la primera y tendré la mejor cesarea."

Indica Elizabeth tratando de calmar a su nervioso esposo.

"Se optimista como yo mi amor, pronto tendrás tus fuertes brazos musculosos ocupados en cargar a nuestros hijos."

Bruce sonrie ampliamente al imaginarse a sus dos pequeños en sus brazos, tan delicados y frágiles.

Sus hijos,

sus descendientes,

sus herederos.

Los dos se besan tiernamente mientras cierran los ojos.

Sin querer sus respiraciones se aceleraron un poco.

Los dos extrañan tanto la dulce y deliciosa intimidad pues estas últimas semanas de embarazo la abstinencia les esta pasando factura.

"Te deseo Elizabeth."

"Tu cuerpo me atrae, pero mi mente dice que no puedo."

"No quiero lastimar a mis pequeños ni hacerte daño..."

Suspira con voz ardiente Bruce a su amada.

"Yo también te deseo Bruce."

"Por favor hazme el amor con cuidado."

Ruega la embarazada.

"No quiero adelantar tu parto mi amor."

"Tendremos tiempo después que los bebés nazcan."

Bruce hace acopio de toda su voluntad para no hacerle el al amor a su esposa como tanto desea.

"Lo prometo, te recompensaré todo este tiempo de abstinencia."

Bruce termina su promesa justo cuando suena su celular por lo que atiende.

"Si?"

Responde Bruce.

"Señor, hay un hombre que dice que viene a ver a los gemelos y trae un obsequio para ellos."

Indica el guardia de Bruce.

"Un hombre?"

"Como que un hombre?"

"Como se llama ese hombre?"

Cuestiona Bruce.

"Folke Baek, es pariente suyo?"

Responde el guardia.

"No sé."

"Llamaré a mi abuela, no le permitan entrar a la casa."

Elizabeth escucha a medias la conversación pues Bruce se levantó de la cama para mirar por la ventana hacia la custodiada puerta principal.

"Folke?"

"Folke Baek?"

"Es un Baek, pero no lo conozco..."

Elizabeth observa a su esposo murmurar mientras llama a la abuela Freda.

"Mi nieto, sucede algo con los gemelos y Elizabeth?"

Cuestiona la abuela Freda cuando responde.

"No abuela, están bien los tres."

"Abuela, tu conoces a un tal Folke?"

Cuestiona el chico.

La línea se queda en silencio unos segundos antes que la abuela Arana conteste.

"Dejalo entrar Bruce."

"Estaremos ahí en unos minutos."

"Por fin están saliendo de sus exilios los guardianes!"

"No lo hagas esperar más!"

Declara emocionada la gran Arana.

"De acuerdo abuela Arana."

Acuerda Bruce.

Al terminar la llamada Bruce ordena a sus hombres que escolten al hombre a la sala.

Además pide que preparen todo para recibir a las abuelas quienes están por llegar.

"Mi amor quédate aquí, no te muevas, iré a recibir a la persona que acaba de llegar."

Pide Bruce a su esposa.

"Hasta que las abuelas lleguen y me digan que es seguro que tu desciendas, quiero que te quedes aquí dentro, de acuerdo?"

Suplica Bruce hacia su amada.

"Está bien mi amor."

"Seguiré practicando cambiar pañales con los muñequitos."

Bruce cierra la puerta dejando dentro su posesión más valiosa.

Antes de retirarse, Bruce introduce la contraseña de seguridad para dejar bien cerrada la puerta además de dejar dos guardias armados apostados custodiando.

Alejándose, Bruce camina de forma renuente pues deja atrás lo que más ama en su vida.

Cuando llega a la enorme sala Bruce puede observar a un hombre de casi dos metros de altura, espalda ancha y fuerte musculatura.

Los brazos del gigante muestran diferentes muescas y heridas algunas profundas, otras superficiales.

Cuando Bruce se coloca a su lado el hombre le dirige una mirada rápida y fría.

Bruce observa la cara de rasgos fuertes del gigante la cual está un poco arrugada mientras su plateado cabello blanco largo yace amarrado perfectamente detrás de su nuca.

Las ropas del gigante son ligeras.

Los costos pantalones apenas cubren las poderosas piernas mientras la playera color crema deslavado cubre el pecho del gigante, revelando su fuerte musculatura.

El aura fuerte del gigante es poderosa y fácil de percibir por Bruce.

El chico piensa que debería sentirse tenso por tener al desconocido tan cerca de él, pero algo en su presencia le parece demasiado familiar.

Folke observa con atención las pinturas que adornan las paredes de la sala.

Una pintura en especial atrae poderosamente la atención del gigante hombre.

"Amor infinito" , el título de la pintura que su Lorelay le regaló a Bruce cuando ella regresó a la ciudad es la obra de arte que mira detenidamente el gigante.

Esa obra de arte fue la primera en adornar las paredes de la villa de Bruce la cual comparte con su bella esposa.

Y pronto se transformara en la villa familiar de Bruce.

Folke admira cada trazo fuerte y oscuro plasmado en el lienzo.

Cada pincelada transmite una emoción específica.

Los colores usados representan pasión y amor absolutos.

Amor crudo Baek representado.

Amor de almas unidas por los lazos familiares, alejadas en muchas vidas, torturadas en muchas de ellas pero almas que ahora poseen mucho aprendizaje.

Pero las pequeñas almas que Folke siente dentro del vientre de su madre necesitan lo que él quiere obsequiarles.

"Usted es Folke Baek."

"Yo soy Bruce Baek, hijo de Leila Baek."

Se anima Bruce a hablar después de un silencio incómodo.

"Se quien eres pequeño Bruce, te conocí en el vientre de tu madre."

"Y te vi después de tu nacimiento."

"Estuve presente en tu vida hasta que tu padre me envió lejos para que atendiera una supuesta emergencia en un lugar remoto."

Contesta con voz grave y fuerte Folke.

"No sabía que tú padre usaría mi magia en mi contra."

"Logró exiliarme para llevar a cabo sus propios fines egoístas y codiciosos."

Folke enfrenta a Bruce, una sonrisa ligera se coloca en el rostro del gigante pues ahora puede verlo convertido en un fuerte hombre.

El gigante aprecia el hilo rojo de Bruce atado con Elizabeth, además de percibir innegablemente la fuerte presencia de Leila en su hijo.

"Eres igual a tu madre."

"Tienes sus mismos fieros ojos, duros y expresivos ojos."

Aprecia el gigante la mirada decisiva de Leila Baek reflejada d los ojos de Bruce, su hijo.

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