El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 36

Emily maravillada veía las luces de la ciudad desde el avión.

Todo era muy animado y colorido!

Ella estaba recogiendo su equipaje cuando se preguntó como pagaría el taxi para ir al hotel reservado.

Caminó un poco a la salida y se encontró con un hombre que sostenía  un cartel con su nombre.

"Hola!"

"Soy Emily Mu."

"Usted viene por mi?"

Preguntó al hombre del cartel.

"Así es señorita mu."

"Soy su conductor en este viaje."

"El señor Situ me ha pedido que la recoja."

"La dejare en el hotel, permítame su equipaje, yo lo llevaré."

"Eres muy amable!"

"Mil gracias!"

Dijo Emily feliz.

Ella lo siguió hasta el auto.

"Otro auto lujoso."

Pensó Emily mientras el conductor metía su equipaje en la cajuela.

"Por favor."

El conductor hizo un ademán para que ella subiera a la parte trasera del auto.

"Gracias."

El chófer manejó especialmente despacio para que Emily pudiera admirar los adornos, la gente, las festividades y las luces del pueblito.

A pesar de ser pequeño y tener pocas personas, alrededor de 2,000 solamente, el carnaval reunía a muchísima gente de todo el mundo.

Pero también era muy vigilado.

Debido a eso Edward había elegido está playa en específico.

Y en esta fecha.

Así, no tendría que estar en guardia todo el tiempo.

Edward podría relajarse y pasear como cualquier turista normal.

La gente reía y se divertía.

Había bares a reventar, hoteles en toda la costera y parecía una noche muy festiva.

Llegaron a un hotel sumamente lujoso, alejado del bullicio del centro del pueblito.

El conductor le pidió a Emily su reservación.

"Señorita Mu, me haré cargo de su check-in, espere aquí por favor."

Le pidió amablemente el conductor indicándole que se sentara en una silla de playa.

Hacía mucho calor aún de noche.

Emily traía pantalón y blusa, que la hacían sentir aún más acalorada.

Afortunadamente su maleta estaba con ella.

Eligió un vestido hasta la rodilla negro de tirantes que se amoldaba bien a su cuerpo pero era vaporoso.

Tomó unas sandalias con la mano y entró al baño para cambiarse rápidamente.

"Ah! Me siento mucho mejor."

Dijo ella retocandose en el espejo y haciéndose una cola alta.

Se puso un collar y pendientes que combinaban con su atuendo.

El reflejo que el espejo le devolvió le gustó.

A pesar de que estaría con Edward se sentía afortunada de poder disfrutar de la playa, del carnaval.

Tambien pensaba una estrategia para que Edward no la encerrara todo el tiempo en la habitación del hotel...

Regresó a la silla y la recepcionista la saludo y le pidió que la acompañará.

Su suite estaba casi en el último piso y era la mejor de todas.

"No podría ser de otra forma tratandose de Edward."

Meditó Emily mientras escuchaba a la chica que le mostraba la suite.

Emily se asomó por la ventana.

Las luces se veían a los lejos, invitandola a la fiesta del pueblo.

Se apuro a desempacar.

Se dió un último vistazo en el espejo, dejó la tarjeta de crédito junto con otras cosas que no eran suyas y salió de la suite.

Esta era una oportunidad de oro sin su controlador maligno para divertirse como cualquier chica.

Encargó la llave en la recepción.

Llevaba solo un diminuto bolso con su celular y un poco dinero.

Emily decidió caminar al pueblo.

Edward estaba enterrado en su oficina bajo contratos aburridos cuando una notificación llegó a su celular.

La leyó y encendió un cigarro.

Se había escabullído de casa de su abuela para regresar a la empresa.

Quería terminar de firmar los documentos y contratos más importantes.

Regresó, firmó los más urgentes y tomó su saco.

"Prepara mi avión, llegaré en 30 minutos."

Ordenó Edward.

Tomó con su mano la maleta a su lado.

Quería llegar antes y sorprender a Emily.

Las calles llenas de gente desbordaba algarabía y ruido.

Música, bebida, luces, personas riendo y toda clase de curiosidades se asomaban en los puestos callejeros.

Cada cierta distancia había diferentes espectáculos callejeros.

Mimos, cantantes, bailarines de break dance, músicos...

Emily no sabía adónde mirar!

Una mano se estiró y una chica la tomó del hombro.

"Mariana!"

"Aquí estás!"

"Te busqué por todos lados."

La chica estaba roja de la cara del sol.

Y estaba algo borracha.

Emily la sostuvo cuando otra chica salió de otro lado.

"Rina!"

"Aquí estás!"

"Perdone señorita, que amable, bebió demasiado, de hecho tenga..."

Le dió un vaso lleno de una bebida azul con dulces variados en una brocheta.

"Tengo que llevarla a casa ya, diviertase!"

Emily sintió cuando la chica le quitó la mano alrededor de hombro.

Ella le dijo adiós con la mano.

"Que bella es la vida!"

"Te amo y a ti y a ti guapo...ven!" "Besame!"

Gritaba animada la chica borracha por el alcohol.

Todos reían y su amiga se apenaba.

"Tu amiga si que sabe divertirse."

Le dijo un chico que apareció al lado de Emily.

"La acabo de conocer..."

Habló sin pensar Emily.

Sin prestarle más importancia ella volvió a caminar hacía el siguiente espectáculo.

Ella tiró la bebida a la basura en su camino.

El chico la miró irse...

Emily se probaba collares de conchas marinas y se veía en el espejo.

El vendedor la elogiába por lo bien que se veía ella.

Sin embargo, Emily no se dejó convencer para que comprará todo lo que le ofrecía.

Siguió viendo artesanías, joyas y curiosos recuerdos.

"Esta me gusta para Flora...y para Ryan este llavero."

"Señor, cuanto cuestan?"

Preguntó Emily al vendedor.

Era demasiado elevado.

"Bueno gracias, regresaré después."

No llevaba tanto dinero por el momento.

"Yo pagaré por eso."

Dijo el chico de unas calles atrás.

"No gracias, no te conozco."

"No puedo aceptarlo, no señor no gracias."

Sin dejarlo hablar más, ella se fue a otro lado.

Esta vez camino a propósito en la multitud para perderlo.

Se sentó junto a unas chicas que observaba a los chicos hacer suertes con patines y patinetas.

Realmente a ella no le gustaba mucho eso, pero quería sentarse sin miedo a que aquel chico la siguiera.

A lo lejos lo vió.

"Ay no...porque?"

Emily  se escondió detrás las chicas.

Él caminó a otro lado y se fue.

Emily respiró hondo.

La chica a su lado le dijo.

"Tu novio ya se fue..."

"Ten, usa esta peluca para que no te reconozca."

Le dio una peluca de cabello natural morado.

"Estas segura?"

"Te la pagó?"

Preguntó Emily.

"No, para nada."

"Me la gané en la feria haciendo un tiro perfecto."

"Llévatela, la necesitas más que yo."

"Estás sola?"

Cuestionó la chica a Emily.

"Si..."

Respondió ella.

"Entonces ven, te ayudaré a qué no te busque más."

La chica le acomodó la peluca.

Le puso un chal en los hombros y sonrió.

"Lista, diferente, solo que tus lentes, a ver déjame ver..."

Le hizo fleco a la peluca y le mostró a Emily en un espejo.

Pues no se veía mal...

"Muchas gracias, que linda."

Le agradeció Emily.

"Cuídate, recuerda que el carnaval es inofensivo si vienes acompañada."

Sentenció la chica.

"Gracias, me voy entonces."

Emily con cautela bajó de las gradas.

Caminó de regreso al hotel...o eso creyó ella.

Cada calle la confundía...

Todo le parecía igual!

"De aquí vine no?"

"Esto no lo vi cuando pasé..."

"Donde estaba ese vendedor?"

Emily comenzó a preocuparse.

Una angustia creciente la hizo temblar.

Se retorcía las manos mientras caminaba entre las personas y pedía indicaciones.

"A qué hotel vas?"

Oyó Emily atrás de ella.

Era el mismo chico del que se había escondido.

"Por favor, no quiero,  ni busco problemas"

"Estoy perdida."

"Voy al Golden Palace...o Golden Place...ay! ya no recuerdo."

Expresó ella mirando a todos lados.

"Maldición!"

"No debí de haber salido."

Pensó Emily mordiendose los labios de miedo.

Un hueco en el estómago se le formó y por primera vez repetía en su mente el nombre de Edward con desesperación.

No conocía a este chico y no sabía si podría herirla, robarle el celular o algo más....

"No te preocupes, el Golden Place está derecho toda esta calle."

"Ves esa torre iluminada de color dorado?"

"Ahí es."

El chico señaló a la lejanía.

Estaba bastante lejos...

Emily había caminado mucho absorta en todo lo que veía.

Tanto que no se dió cuenta que se alejaba más y más.

"Muchas gracias, de verdad, adiós!"

Dijo Emily apresuradamente.

"Espera..ten, esto es tuyo."

El chico le extendió una pequeña bolsa de yute adornada con conchas marinas.

Dentro estaban los recuerdos por los que no había podido pagar antes.

"No no puedo aceptarlo..."

Se disculpó Emily.

"Por favor, no es nada."

"Tómalo como cortesía de carnaval.."

Respondió el chico.

"Vienes sola?"

Cuestionó el chico.

"No, mi novio está por llegar más tarde."

Declaró Emily.

"Y te dejó salir sola?"

"Yo, mejor me voy, gracias."

Emily caminó deprisa.

Notó que los puestos recogían sus mercancías y apagaban sus luces.

Había menos gente en las calles.

Más bien solo habían pocos chicos en las calles.

Apretó con sus manos la correa de su bolsa y comenzó a trotar.

Ya no había musica en las calles.

Pudo ver la entrada del hotel y una mano la detuvo.

"Puedo invitarte una bebida?"

El chico la había seguido todo este tiempo.

"Gracias, pero mi novio es muy celoso y no quiero problemas."

Emily se alejó del insistente chico.

"Solo será un rato."

"Vamos, conozco un bar que está abierto toda la madrugada."

Dijo apretando su mano alrededor de su brazo.

"Sueltame, me duele."

Se quejo Emily.

"Creíste que con un gracias y una sonrisa sería suficiente para mí?"

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