El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 156

En medio de los aplausos, Edward discretamente se desliza fuera de la atención de todos para caminar rápidamente hacia el castillo, donde ha visto que una chica muy parecida a Emily ha entrado.

Solo Bruce y Lorelay notaron su movimiento, pues están acostumbrados a estar siempre atentos y nunca bajar la guardia.

Bruce busca los ojos de su hermana, el mensaje que le transmite la mirada de su hermana es de tranquilidad, pero el recién casado no se siente tranquilo para nada.

Las chicas se arremolinan alrededor de Elizabeth, quien no deja de sonreír.

Ella siente que no cabe de tanto gusto y amor, mientras que los chicos se acerca a Bruce y lo abrazan fuerte, casi hasta quitarle el aire que tiene en los pulmones.

"Chicos es suficiente, no queremos que la boda se convierta en funeral."

Emily habla haciendo que todos volteen a verla, pues hace mucho que nadie escuchaba su hermosa y tierna voz.

"Emily..."

Bruce se acerca a su hermana después de quitarse de encima a James y Dániel, quienes estaban golpeando con los puños cerrados los brazos y espalda de Bruce.

"No se preocupen, Edward no está aquí, esta persiguiendo mi fantasma.

"Paul está demasiado lejos para escucharme y la música ayuda, dame un abrazo hermano."

Tomando a los recién casados de las manos, Emily es rodeada por las parejas, mientras que Carolina le ordena a Paul que permanezca sentado mientras ella también felicita a la joven y feliz pareja.

"En este día, ustedes son los primeros en unir a estas dos familias por medio del matrimonio, por lo que les deseo amor inconmensurable, dicha eterna, paz y tranquilidad absolutas y poder infinito, que así sea."

"Que así sea!"

Repiten todos a coro.

Emily abraza a su hermano dándole un beso en la mejilla y después uno también a su cuñada Elizabeth.

Los demás terminan de rodearlos para darse un abrazo conjunto.

"Nada nos separará."

"Nada nos vencerá."

"Nada nos dañará mientras que estemos unidos."

Lorelay recupera su voz mientras que el abrazo termina y la música suena en el ambiente del castillo.

Los novios son requeridos por los invitados para extenderles sus felicitaciones en persona.

Esta boda es muy comentada entre la realeza, por lo que algunos duques y duquesas, barones, baronesas, algunos pocos condes y un marques amigos de la noble familia Situ esperan su turno para extenderles sus felicitaciones respetuosas a la nueva pareja real.

"De verdad no te preocupa a donde se dirige Edward?"

Carolina cuestiona a Lorelay mientras ambas caminan por el piso de madera, expresamente puesto para esta ocasión en el enorme patio del castillo Situ.

El aire cálido y salado juega con el cabello de ambas, mientras que los rayos de sol descienden por sus delicadas facciones, haciendo que un halo de luz casi angelical se refleje en sus hermosas caritas primorosamente maquilladas para la ocasión.

"No, no me importa."

"Tuvo muchas oportunidades de intimar conmigo, de hacer algo más, pero solo tiene a Emily en la cabeza."

Ambas chicas se sientan en una banca adornada con flores y cojines, pues las dos aun están convalecientes por sus heridas.

Además desde ese lugar privilegiado, lejos del barullo de la gente, pueden dar un vistazo general a todo lo que ocurre ese día.

Las abuelas que parece que han rejuvenecido una década pues hablan animadamente con sus amigos más cercanos.

La abuela Situ recibe saludos respetuosos de los miembros de la realeza, mientras que la abuela Freda habla con los cabezas de familias Baek establecidas en Dinamarca y los demás países bajos.

Ambas abuelas son muy respetadas, amadas y apreciadas.

Todos los invitados se consideran increíblemente afortunados al presenciar esta boda entre las dos familias más poderosas e influyentes legal e ilegalmente de Europa y América.

La elegante música instrumental inunda el aire.

Las parejas de amigos ríen y platican entre si.

Las dos chicas sentadas en la banca sonríen ante esa paz que, hasta hace poco les parecía un ideal.

El grupo de amigos ríen animadamente mientras que toman una copa de fino champaña, los meseros reparten exquisitos y delicados bocadillos.

James saluda algunas personas que también conoce, como el Marques Nielse, quien es acompañado por su joven hijo adoptado Harald.

Paul se siente perdido en esa fiesta sin Carolina a su lado, por lo que busca con la mirada a Edward.

Al no encontrarlo, abre la app que acordaron instalar en sus celulares todos los Black para rastrearse más fácilmente, debido al reciente incidente con el secuestro de Daniel Black.

Un puntito en el castillo le indica donde está su amigo.

Paul, al notar que Carolina está muy entretenida hablando con Lorelay se escabulle por la enorme puerta de madera antigua para buscar a su amigo.

Dentro del castillo todo es un caos ordenado.

Las coordinadoras de meseros revisan las charolas, apresuran a los chefs dentro de la enorme cocina, los meseros entran y salen sin cesar del recinto adecuado para la soberbia ocasión.

Todos se dan prisa para tener el baquete a tiempo.

La fina porcelana que se usará es transportada por mayordomos adiestrados y los ayudantes atienden todas las demandas de los encargados.

El interior del castillo es como sacado de un cuento de hadas.

Armaduras de antiguos soldados refulgen en los pasillos, la bandera de Dinamarca ondea orgullosa por todos lados.

Escudos de armas de los Situ descansan sobre la enorme chimenea de la gigantesca sala principal donde un enorme oso disecado parece que cobrará vida en cualquier momento.

Paul se toma unos minutos como si fuera turista para admirar el hermoso y antigua mobiliario del castillo.

Los enormes y pesados sillones de tela café,

los tapices en las paredes,

las obras de arte colgadas estratégicamente en las paredes,

los finos tapetes,

la fría amplitud de los pasillos del castillo que por un segundo transportan a Paul a un castillo medieval.

La vibración del celular en su mano lo saca de su admiración, por lo que dándole un vistazo, Paul se apresura para ir tras su mal amigo, quien nunca en su vida lo había invitado a pasar unas vacaciones en ese impresionante lugar.

"Le daré una paliza a ese maldito amigo por no haberme traído antes a su castillo."

"Ese malnacido me las pagará."

Paul sube sin saber lo que encontrará arriba...

"Tal vez a ti no te preocupe ese tonto Edward, pero a mi si."

"Revisaré que está haciendo."

Carolina, quien aun sentada junto a Lorelay bebiendo champaña, saca su celular para infiltrarse en las camaras de seguridad repartidas por todo el castillo y encuentra rápidamente a Edward quien al parecer esta muy ocupado con alguien que no es su amiga.

Sin decirle nada, Carolina se levanta de su asiento y camina resuelta hacia el pasillo que le indica la ubicación de la cámara de seguridad

Lorelay la observa presintiendo algo en su pecho, pero no está de humor para seguirla.

Lo que quiere ahora es divertirse con su hermano y su cuñada, por lo que toma su copa y cuando intenta levantarse, un guapo hombre le da la mano para que pueda pararse sin problemas.

"Señorita, disculpe mi atrevimiento, pero no he podido quitarle los ojos de encima desde que la boda comenzó."

"Soy el Duque Jens Laersen y quisiera confesarle que me ha robado el alma a primera vista."

"Es usted un hermosa hada etérea y quisiera permanecer a su lado en esta festiva celebración si usted me lo permitiera."

El hombre frente a ella tiene una belleza masculina sin igual.

Alto, de cuerpo atlético y fuerte, cabello rubio peinado impecablemente,

ojos verdes oscuros y su elegante smoking lo hacen un sueño masculino hecho realidad.

Lorelay atiende sus palabras mientras lo analiza fijamente.

Ella encuentra que el hombre desprende cierto halo de misticismo maligno que le parece fascinante.

"Lorelay, aquí estas niña."

"Duque Laersen veo que usted no pierde el tiempo, no es así?"

La abuela Situ siempre mantiene vigilados a sus nietos aunque no lo parezca, por lo que al ver que el Duque aborda a Lorelay se disculpa con las personas que hablaba para dirigirse a donde esta nieta.

"Duquesa Situ, los años no pasan por usted."

"Se ve tan joven como siempre al igual que su aguda vista."

"Debo decirle que está exquisita joven me ha atrapado."

"Estoy profundamente prendado de esta belleza angelical."

Las palabras del hombre son gentiles.

Para alguien más inocente podrían sonar tan dulces, pero para ellas, expertas en reconocer los temperamentos de las personas que las rodean, las encuentran intrigantes y peligrosas.

"Lamento tener que robarle solo por unos minutos a la bella dama, pero tenemos un asunto que discutir con los recién casados."

"Duque, si nos disculpa..."

La mano del Duque tomó rápidamente la mano de Lorelay para besarla intensamente, mientras que los ojos del hombre se posaron en los ojos de Lorelay.

"Claro que no me molesta en absoluto."

Responde el duque.

"Adelante, la fiesta apenas está comenzando y tendré mucho tiempo para disfrutar de su exquisita presencia señorita Lorelay."

"Duquesa Situ, discúlpenme."

Haciendo una reverencia, el duque se retira con paso firme y seguro para reunirse con un grupo de otros nobles que hablan animadamente de sus glorias pasadas.

"Se que puedes protegerte a ti misma, pero en estos momentos estas más protegida si no estás sola."

"La realeza siempre está buscando lo prohibido, por eso es que siempre estamos en guardia."

Indica la abuela.

"Lo sé abuela, lo sé..."

"En verdad es intrigante y maligno ese duque."

Ambas caminan hacia donde se encuentran las demás parejas.

Dániel y Johana apartan a Lorelay hasta una mesa donde la rodean.

"Estás bien?"

"Te estaba intimidando ese hombre?"

Casi preguntan al unisono sus guardianes, quienes muy tarde se dieron cuenta que Lorelay estaba sola hablando con alguien que desprendía un halo de maldad pura.

"No se preocupen, estoy bien."

"Esta es una fiesta, por favor, vamos a divertirnos."

Dániel no se queda tranquilo al escuchar las palabras de su protegida.

Mucho menos cuando nota la mirada penetrante de aquel hombre sobre Lorelay, por lo cual se dirige rápidamente hacia James para hablar con él.

Dentro del castillo, tanto Paul como Carolina se acercan al lugar donde se encuentra Edward junto con una mujer.

El castillo es tan grande, que hay más de un camino para llegar a ese punto, por lo que Carolina al seguir la ruta más corta, se adelanta a Paul.

Ella encuentra en una especie de pequeña sala de estar a Edward besándose con una mujer.

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