El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 129

Carolina camina descalza por un pasillo lleno de pasto y flores.

Lleva un vestido vaporoso hasta los tobillos completamente blanco con vuelos azules claros.

Su cabello en ondas suaves suelto que cae delicadamente por sus hombros como abrazandolos.

Ella puede sentir el sol en su cuerpo calentándola.

Una música suave se deja escuchar en el viento, atrayendo su atención hacia una pequeña casita de madera.

La casita está a la orilla de un camino flanqueado por grandes arboles que se mueven delicadamente por la brisa cálida y fragante.

Carolina camina sin prisa hacia la casita.

Empuja la puerta con los dedos de la mano y entra para poder ver el espacioso interior.

Un hombre joven, vestido con un pantalón blanco holgado y camisa blanca de lana, con una sonrisa hermosa la espera al pie de la enorme escalera de caracol.

Él le tiende la mano para que puedan subir al segundo piso.

Carolina toma su mano encantada por la radiante y tranquilizadora presencia del hombre al que no reconoce por un momento, pero su presencia le irradia confianza.

Su mano es cálida y suave, sus ojos se encontraron con los del hombre que la conduce escaleras arriba sin dejar de mirarla fijamente.

Una puerta de madera antigua se abre para que ambos entren a un dormitorio victoriano bañado por el sol.

El lugar tiene ventanas amplias abiertas de par en par, cortinas blancas con encaje rozando el piso moviéndose ligeramente al viento.

Muebles antiguos y pesados de madera adornan el lugar, mientras que la joya de la habitación es la enorme cama blanca con pedestales de madera, la cual esta en medio de la habitación.

Sin dejar de sonreír, el hombre la guía hasta la ventana donde Carolina puede ver un par de niños que corren y ríen felizmente por el prado lleno de flores y arboles frutales.

Una sensación de paz la irradia por completo.

Sin mover los labios el hombre dice que ha sido la mejor decisión de su vida y que la ama demasiado.

También le dice que ha sido la mejor madre y esposa del mundo.

Sus brazos la rodean completamente en un efusivo y emotivo abrazo, dejando atrás el sonido de los árboles que se mecen acompasadamente por el viento.

Dejando atrás las risas de los pequeños seguidos por la nana...

Dejando atrás su miedo, inundando todo con un amor puro, delicado y vibrante.

Un amor que nunca tuvo de niña,

un amor que no conocía,

un amor que era de otra vida,

de otra época...

Un ruido extraño se escucha en esa habitación, el hombre le da un beso que la hizo suspirar, despertándola de su sueño hermoso.

Paul en la vida real le había dado un beso en sus labios, a los cuales les había aplicado bálsamo labial pues tenía muy resecos sus labios.

Al notar su movimiento, Paul la observa con verdadero alivio y felicidad.

Carolina poco a poco abre los ojos, pues el destello de las luces del hospital, más la blanca habitación lastiman sus ojos.

Aun tiene la hermosa sensación del sueño que recién acababa de tener y se siente feliz y enamorada.

Sus ojos enfocan por fin el lugar donde se encuentra.

Carolina mira a su alrededor poniendo especial énfasis al hombre que esta a su lado con los ojos vidriosos.

"Paul"

Pensó Carolina.

De repente, su cuerpo sintió todo el dolor que se había suprimido por unos breves pero deliciosos momentos.

La carita pequeña y algo morada de Carolina hizo una mueca de dolor extrema, su corazón comenzó a latir erráticamente por el dolor, mientras que su mente luchaba por dilucidar cual era la realidad.

Una alarma sonó, por lo que Paul no tuvo tiempo de hablar nada, pues los médicos lo apartaron del lado de Carolina.

"Paro!"

"Esta en paro cardio vascular!"

"Rápido, desfibrilador!"

"Háganse a un lado!"

Debido al shock del dolor en su cuerpo, aunque menor por las infusiones de Lorelay, la mente de Carolina rechaza su realidad debido a su realista sueño.

Lo que le está provocando un infarto al miocardio.

Paul se queda a un lado sin saber que hacer.

Los médicos gritan cosas que él no entiende.

Las enfermeras corren de lado a lado...

Todo es un caos en esa habitación.

Lo único que Paul tiene clara es la decisión que tomara si Carolina decide rendirse.

En dado momento, Paul empuja a las enfermeras que estan de pie y se situa a su lado para poder hablarle al oído.

"Carolina, no te rindas."

"Ru eres más fuerte que yo, por favor no me dejes aquí solo."

"Pero si lo haces, te seguiría a donde fuera."

"Incluso si decides recorrer el camino de la muerte."

"Pero si me puedes escuchar donde estes, lucha mi amor."

"Yo te estaré a tu lado y me someteré a lo que tu decidas."

"Por favor dame una oportunidad de hacer bien las cosas..."

En este momento la voz se le quiebra la voz a Paul.

Los ojos se le anegan de lágrimas que se niegan a caer, aunque él haya dejado de lado su orgullo por ella.

Su estúpido orgullo y arrogancia que ahora tienen en vilo la vida de su amada!

Abrazandola por los hombros mientras los médicos tratan de reanimarla, pues las máquinas muestran que está clínicamente muerta, Paul le da un beso en la frente...

Un beso más en los ojos, otro en los labios hasta que llega a su oído para decirle con voz firme mientras las lagrimas le mojan las mejillas.

"Si tú te vas me iré contigo."

"No tiene ningún sentido quedarme aquí sin ti..."

"La vida sin ti no vale nada para mi."

"Espérame que pronto llegaré a donde estas para estar juntos por toda la eternidad."

Un bip se escucha.

El corazón de Carolina vuelve a latir.

Otro bip y el corazón de nuevo se estabiliza, los médicos dejan de reanimarla.

Revisan todos sus signos vitales, revisan la intravenosa y ordenan que se le suministre un extracto más fuerte de los que Johana ha traído para ella.

Paul está tan feliz que se le olvida que todos están viéndolo cuando abraza fuerte a Carolina pues ha sobrevivido de nuevo a la muerte.

"Señor Black, ella estará mejor."

"Debemos darle medicina más fuerte y los extractos para que se recupere pronto."

Paul sin palabras asiente sin dejar de ver el semblante de Carolina.

Él de nuevo observa cuando ella abre los ojos lentamente.

"Descansa mi amor, no abras los ojos."

"Duerme, aún necesitas recuperarte."

Ruega Paul acariciándole su mejilla amoratada y verde.

Carolina lo mira con ojos inexpresivos pero hace algo que le hace que a Paul se le congele el aliento.

Le sonríe levemente.

El celular de Johana suena y ella contesta.

La voz que escucha es la de un Paul cansado,

desesperado,

totalmente devastado, pero aún así no siente ninguna lastima por él.

"Aurora, necesito más extractos como los que trajiste."

"Carolina acaba de sufrir un paro cardíaco, pero resistió..."

"Ahora está despierta pero no se si entiende donde está."

"Puedes venir?"

La voz de Paul suena débil.

Y para colmo de sus males está intrigado por la leve sonrisa que Carolina tiene dibujada en sus labios.

"Estaremos ahí pronto."

Es lo único que responde Aurora.

Terminando la llamada, Johana miran a su amado Dániel quien hace cálculos y llamadas de su empresa.

Tanto James como Dániel han tenido unas semanas previas a la adjudicación de la empresa de diseño muy atareadas.

Ambos buscan fusionar sus empresas, pero ahora con la empresa de diseño en sus manos, tienen el doble de trabajo.

Además de más empleados y más clientes que atender.

"Mi amor, tengo que ir con Lorelay al hospital a ver a Carolina."

"Paul me acaba de llamar diciendo que ella sufrió un paro cardíaco pero sobrevivió."

"Debemos verla lo antes posible."

Tanto Johana como Dániel aprendieron también bastante de esos años que pasaron junto con Emily en Dinamarca con la abuela Freda.

Como guardianes de Lorelay en esta vida, ellos también aprendieron a preparar infusiones poderosas y defensa personal avanzada.

Además de mantener la mente en completa calma y estar preparados para todo debido a sus experiencias de vidas pasadas.

"De acuerdo, las llevaré a ambas, también tengo que ver a Paul."

"Presiento que algo se avecina y no se que es."

Dániel se acerca a su hermosa prometida para darle un beso en los labios tan hermoso que ambos disfrutan de ese momento congelado unos minutos...

Hasta que se separan para volver a la realidad.

En todas las vidas pasadas de ambos, siempre de alguna manera fueron amigos o acompañantes de Emily en sus vidas previas.

O amigos de ella cuando estaba al final de su vida.

En todas sus vidas pasadas siempre se habían enamorado y casado, pero jamas habían podido tener hijos por diversas razones adversas...

En esta vida ellos juraron, frente a la abuela Freda tener descendencia.

Y de esa manera romper con el círculo vicioso que los mantiene dando vueltas sin llegar a ningún lado.

En la casa estudio, Lorelay se da una merecida ducha mientras intenta para quitarse de la mente todas las palabras que aún le dan vuelta en la cabeza...

Lorelay sabe que debe planear bien las estrategias contra el Topo.

Aunque la gente no supiera de su familia y nombres pasados, debía de alertar a su familia.

Mientras lava su largo cabello Lorelay pudo sentir una opresión fuerte en el pecho.

Esa sensación era muy parecida a la vez que encontró a Edward en su oficina en estado de shock etílico...

Se apresuró a terminar la ducha justo para salir y contestar el celular que sonaba por quinta vez.

"Johana, pasa algo malo?"

Contesta Emily esta vez.

"Emily, Paul me llamó para decirme que Carolina en el hospital tuvo un paro cardíaco y necesita más extractos."

Emily se deja caer en la cama, envuelta en una bata de baño.

Ella puede sentir como la opresión en su pecho se intensifica al máximo.

"Los estaré esperando en la casa estudio, por favor dense prisa."

"Carolina necesita de algo más fuerte."

Responde la niña.

Ambas terminan la llamada sin decir más pues se da prisa para salir lo antes posible.

De camino al hospital de los Black, las calles parecen más tranquilas que de costumbre...

Las personas caminan sin cesar a sus destinos.

Los autos se desplazan sin contratiempos, pero algo parece estar más tranquilo en la ciudad...

Cuando entraron en la habitación de Carolina, todos pudieron ver el semblante de Paul...

Ojeroso, la descuidada barba incipiente, su ropa arrugada de hospital, pues solo se había despegado de la cama de Carolina unos breves minutos para poder darse una breve ducha a toda prisa y ponerse ropa de médico al no tener más ropa con él.

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