El santo millonario romance Capítulo 23

Donovan Bristol

No logre alcanza a Dayana y no sé si he sido muy duro con ella al reclamarle de esa manera, suspiro y paso una mano por mi cabello «¿Cómo mierda terminamos así? » pienso mientras observo mi teléfono con ganas de marcarle pero estoy seguro de que no responderá mis llamadas.

La rubia se miraba muy enojada pero no me gusta que su nombre recorra las áreas de la empresa diciendo que es una problemática, ya que esto puede afectarnos a ambos.

Después de resolver algunos pendientes y quedando en que debo salir a las diez de la noche hacia una reunión en Dakota del sur que será mañana fui a su oficina esperando encontrarla pero no está en ese lugar por lo que recurro a llamar a uno de los escoltas que le asigne y me indica que se encuentra en su apartamento, no tendré tiempo para ir allí y organizar mi maleta por lo que este tema aunque no me agrada la idea deberá esperar hasta que regrese.

Marque a su celular mientras me dirijo a mi apartamento y no respondió, suspiro para dejarle un mensaje diciéndole que iré a Dakota y al regresar hablaremos del tema y que por ahora tiene el día de mañana libre, no le solicite venir porque no es requerida su presencia y es algo que puedo resolver en poco tiempo.

Como mencione antes, prepare una maleta con un traje limpio, me di una ducha y salí hacia el helipuerto porque el viaje lo hare en helicóptero que piloteare yo, me encargue de hacer una reservación en una suite en el Sheraton donde enseguida me despojo de mi ropa al estar solo y me meto a la cama quedando dormido sin necesidad de utilizar pastillas porque me siento agotado y no son necesaria.

(…)

La alarma es la que se encarga de despertarme, bostezo estirando mi cuerpo en la enorme cama cubierta por colchas blancas, suspiro cubriendo mi rostro con mi brazo y luego me siento para tomar el control sobre la mesa de noche y pulsar para que las ventanas se abran y alumbrar la habitación. Observo el lugar y nunca me cansare de los hoteles Sheraton, son bastante cómodos, sofisticados y modernos, varios toques en la puerta me hacen salir de la comodidad de este camarote y camino hacia está abriendo un poco soñoliento.

Frente a mí se encuentra un señor mayor con un carro, supongo que trae el desayuno pero no entiendo la sorpresa y sonrojo que se forma en su rostro, me examino y caigo en cuenta de que estoy desnudo «Mierda» pienso.

—Disculpe si vengo en mal momento…

—Perdone mis fachas, —pido con sinceridad para irme de allí en busca de una bata para regresar a la pequeña sala donde el hombre está organizando mi desayuno. Cuando termina de arreglar todo, le doy una propina y desayuno mientras leo el periódico.

Cuando termino me doy una ducha, me visto y recojo mi maletín con los documentos que traje mientras camino al ascensor verifico mi teléfono… bueno el chat con Dayana y solo tengo un mensaje que dice disfruta tu viaje, creo que está bastante molesta conmigo y creo que debí escucharla antes de sacar conclusiones.

En el lobby me espera un chofer que se ha contratado para llevarme a la reunión que será en un restaurante francés con el presidente de una empresa de trenes. Nunca mi empresa ha importado cosas de estos pero tampoco está demás escuchar propuesta para ver si es desconveniencia hacer negociaciones.

(…)

Escuche la propuesta y fue convincente, por lo tanto los invite a ir a la empresa para presentar su proyecto a los inversionistas y así poder llegar a un acuerdo, salgo del loca para esperar al chofer que llega después de varios minutos, se disculpa por el atraso y solo asiento. Ahora debo regresar al hotel, recoger mis pertenencias y esperar a que el helicóptero esté listo para volver a casa.

Reviso mi teléfono en busca de algún mensaje importante y solo tengo al molesto de Alexandro invitándome a una fiesta a la cual por obvia razones no asistiré ya que no es de mi agrado ir a sitios como lo que frecuenta mi mejor amigo.

Suspiro, es difícil creer que mi forma de vivir ha cambiado desde que mi madre me amenazo con quitarme la empresa y dársela a esas sanguijuelas. Esa mujer siempre ha cambiado todo lo que me propongo en lograr y anda molestando cada cierto tiempo, supongo no hace falta mucho para que vuelva a intentar chantajearme para que transfiera el poder cosa que jamás sucederá.

Los de seguridad me envían un mensaje confirmando que Dayana regreso al apartamento y eso me alivia un poco, pero como sé que el helicóptero estará disponible en algunas tres horas decido salir a comprar el anillo de compromiso a una joyería que vi a una cuantas calles del hotel.

Dayana Berlusconi

—El señor Bristol llegara a las ocho, —anuncia Jean cuando ingreso a la sala seguida por él.

—Bien, estaré en la habitación así que puedes estar tranquilo. —asiente para retirarse, camino hacia la cocina donde tomó de la alacena algunas frituras y jugo. No tengo ganas de salir y si lo hago, entonces Donovan estará refunfuñando y ya tenemos demasiado conflicto para añadir otro más.

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