El santo millonario romance Capítulo 73

Donovan Bristol

—Yo nunca dejaré de amarte, Dayana, —susurro y acaricio su mejilla con mis nudillos sintiendo lo fría que esta su piel—Déjame ayudarte a pelear con tus demonios, tal y como lo hiciste conmigo, —pido.

—No puedo, —murmura.

—Junto lograremos salir de esto, —la atraigo hasta mí, solloza mientras tiembla en mis brazos, nos levantamos del piso. Tomó una toalla para cubrirla y caminamos hasta su cama.

—Quédate a mi lado, por favor, —asiento y me recuesto detrás de ella, no quiero incomodarla por lo que trato de hacer el menor contacto posible con su cuerpo y así evitar una mala reacción de su parte aunque muero por tocarla y eliminar todo rastro de ese psicópata de su piel.

—¿No te incomoda mi presencia? —ella se gira y recuesta su cabeza en mi pecho mientras que su mano derecha se posa en mi rostro.

—Tengo vergüenza, —susurra.

—¿Por qué dices eso?

—No soy una santa, —cierra sus ojos.

—Habla de ello cuando estés lista.

—Ahora es que tengo fuerza para decirlo, —susurra. —Me acosté por voluntad con Sergey, —me confiesa—¿Sigues amándome como quiera? —interroga, no sé a qué quiere llegar con todo esto, pero igual sigo amándola aunque se haya acostado por sus propias decisiones con él.

—Con la misma fuerza te sigo amando, nunca cambiaria de idea, pero mi pregunta es ¿Sabías que estaba vivo cuando lo hiciste? —cuestiono.

—No, —el aire que retenía sin darme cuenta sale de mis pulmones.

—¿Por qué te preocupas tanto por eso? Yo te amo y quiero seguir mi vida a tu lado, tal y como lo planeamos, —suspira e incluso sabiendo que está embarazada de Sergey esa idea no cambiara.

—Lo siento, —niego.

—No tienes porque, te he estado presionando con todo esto, es mi culpa todo lo que te ha sucedido… yo…

—Sh… no eres responsable de nada de esto, —abre sus ojos y eleva su cabeza para mirarme a los ojos. —El destino se ha encargado de lastimarnos, pero estamos aquí, —acaricio su mejilla.

—Saldremos de esto juntos ¿sí? —asiente.

Esa noche me quede a su lado y desperté temprano para ir por Dylan, lo traje a la habitación y lo coloque junto a ella, espero no le moleste tenerlo aquí, pero todo es por el pequeño que debe extrañarla bastante. Solicite el que trajeran el desayuno y luego tome una ducha rápida, me visto con algo sencillo, ya que este día no pretendo alejarme de mi esposa.

Cuando a la habitación Dayana está despierta con Dylan en sus brazos, es la imagen más hermosa la que aprecian mis ojos, camino hasta ellos y me siento en la orilla de la cama, ella está llorando y sonriendo al mismo tiempo.

—Espero no te sientas mal por traerlo contigo, pero…

—Tranquilo, ya lo extrañaba demasiado, —susurra. —Su olor, sus sonrisas y lloro porque pensé que me perdería este momento en el que en su boca saliera su primer diente e incluso, tú estás con nosotros, es un sueño, —masculla.

—Estás tan despierta como un empresario que toma café para desvelarse toda la noche, —anuncio, se nota calmada y se ve como la Dayana de antes, me hace feliz verla tan animada.

—¿En serio todo volverá a ser como antes?

—No puedo afirmarlo de ese modo, pero puedo decir que te haré igual o hasta más feliz que antes, —es sin duda una promesa.

—Dylan es tu copia, me siento traicionada, pero también fue mi soporte y mi motivo para seguir adelante después de todo, —asiento.

—Entonces es un héroe y te cuido por mí, pero ahora me toca cuidarlos a ambos, —anuncio.

Pasar una tarde junto a ellos fue única, Asher y Dayana se fueron en llanto al verse de nuevo, ella al fin se ve feliz, pero no sé cómo darle la noticia de que espera un hijo de su violador, espero esta noche poder contarle y también decirle que no me importa si desea tenerlo porque también es suyo y lo amaré tanto como a Dylan.

Dayana Berlusconi

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El santo millonario