Ella es mi medicina romance Capítulo 11

—Sabes perfectamente que cuando veo a una mujer tan hermosa no me puedo resistir. Y la verdad, es que si estuviéramos en un concurso tú serías la ganadora —dice sonriéndome  para después mirar a Pablo—  Pablo ¿Puedo hacer mi trabajo desde la recepción? — dice sonriéndome—.

Yo me muerdo los labios al ver su actitud, pero no lo hago porque este emocionada, si no, por lo nerviosa que estoy, hay mucha gente mirándonos mientras que el chico está intentando ligar conmigo, Dios mío, que vergüenza.

—Ufff Chiquita, no te muerdas los labios que me estás descontrolado —dice lujurioso—.

—Ok, ya está bueno, deja de molestar a la chica. —dice Harry mientras jala a Aidan del cuello—.

—Hey suéltame, me avergüenzan delante de mi amada —dice Aidan mientras Harry lo arrastra al ascensor— Por lo menos déjame despedirme de mi primer amor.

—Oye, si ya vas como por la número ochenta — se queja Harry.

—Definitivamente no sabes contar. Me preocupas — niega Pablo.

—Chicos, no me hagan quedar mal delante de tan hermosa mujer —Dice fingiendo molestia — Volveré por ti hermosa, así que no llores —dijo guiñándome el ojo—.

Pablo, Fred y Harry suspiran frustrados y yo quedo indignada

— ¿Desde cuándo soy su amada y por qué voy a llorar? Tch, ya veo que Pablo no es el único mujeriego de la empresa, pero por lo menos este no es narciso.

—Oye! —Me grita Pablo —  Yo no soy narciso, sería como culparme por ser perfecto y ello no es mi culpa.

— Vaya tienes el autoestima muy alta, cuidado te caes de ella, porque te vas a dar un golpe bien duro en la cabeza y yo no te pienso operar otra vez.

Fred suprime una risa.

—Hola mi princesa ¿Cómo estas? —Pregunta Estiben sonriente al llegar a la recepción—.

—Estiben ¿Qué haces aquí? — pregunta Pablo.

—Eh, hola hermano —dice dando su típico saludo de hermanos— Vine a buscar a mi princesa, ya que su horario terminó.

—Es grandioso que ya haya terminado, pero la necesito aquí así que retírate y cuando no la necesite o termine su jornada de trabajo se puede ir solita hasta la casa —dice con desdén—.

—¿Seguro que eso quieres? —Pregunta Estiben con cierta burla a lo que Pablo asiente muy seguro—, Esta bien.

Estiben saca su teléfono y marca unas teclas en su pantalla, dice una palabra y es en cuestión de segundos que sabemos con quién está hablando.

—Abuela, Pablo dice que todavía no va a dejar salir a Paulina porque la necesita y cuando no la necesite o termine su jornada de trabajo se puede ir solita hasta la casa. Así que a él le resulta innecesario que venga a buscarla. — Estiben sonríe ante la travesura que esta haciendo, mientras Pablo se torna más serio de lo que es.

Estiben deja de hablar  para después pasar su teléfono a su hermano, el cual instantáneamente se puede ver como palidece.

Pablo cierra los ojos y coloca el teléfono en su oído mientras Free y Estiben están conteniendo su risa.

Narra Pablo.

¿Aló? —digo cuando colocó el teléfono de Estiben en mi odio—.

¡ Se puede saber ¿Por qué Paulina no puede venir a casa, cuando ya lleva más de una hora de retraso en su salida?! Y eso que no estoy contando cuan peligroso es la ciudad que ya ella no conoce y ¡Tú dices que se vaya sola cuando termines con ella! ¡¿No tienes más empleados o qué mal fue el que te hizo Paulina para que la trates así?! — Responde mi abuela molesta.

Pero abuela. — intento razonar con ella aunque sé que no podré.

¡Pero abuela nada! Sabes perfectamente cuanto a sufrido la pobre Paulins, ahora no puede trabajar lo que le apasiona, se ofreció a trabajar para que no se sintiera como una chica sin oficio y tú sólo le gritas y la haces trabajar hasta tarde

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella es mi medicina