Ella es mi medicina romance Capítulo 14

Un mes después

Por fin es viernes, lo que quiere decir que mañana no tendré que trabajar, que es igual a levantarme tarde.

Trabajar fuera de tu zona de es más agonizante de lo que pensaba.

He tenido que estudiar alemán y francés como quien dice a la vez, por lo que  aunque mi horario de trabajo es menos estresante —ya que como médico, sabes tu horario de entrada pero no de salida—, a penas llegó lo primero que tomó es mi libro de Alemán —si es lunes, miércoles y viernes— o de francés —si es martes y jueves—.

Así que, mi vida dio un pequeño cambio, como médico es importante estar constantemente estudiando, debido a que al pasar del tiempo aparecen nuevas enfermedades o afecciones que requieren de constante estudio. Pero vamos, una cosa es estudiar enfermedades y otra es estudiar otros idiomas. Yo que soy pésima en eso, me ha tocado tener paciencia, ya que Pablo no la tiene conmigo, sin embargo, lo bueno de todo esto es que los idiomas sirven para cualquier carrera, por lo que el que este estudiando ello ahora no es una pérdida de tiempo.

Por fin termine —digo cerrando mi libro de Alemán mientras se termina mi clase en línea—, por hoy —suspiro—.

—Ahora si, a dormir —digo arrastrándome desde la silla de mi escritorio a la cama—, ¡Oh mi linda cama! Te pido disculpas por estar contigo por poco tiempo, el llegar tarde a tu lado e irme temprano es un martirio, pero sabes que te amo mucho —le digo a mi cama al instante que mi cuerpo siente las sábanas—.

— Sabía que mis hermanos no son normales, pero verte hablar con la cama da miedo —dice Ismael desde el umbral de mi puerta—.

—  ¿Desde cuándo estás allí? —pregunto curiosa.

—Mmmm —dice mientras se acerca a mi cama y se acuesta— Lo suficiente para saber que estás muriendo de sueño. Pero —dice colocando su cabeza en mi vientre—Lamento saber ello y estar aquí interrumpiendo tu tiempo de descanso, pero necesito un consejo y sólo tú me lo puedes dar.

—Mmmm —logró decir, el sueño me está matando—.

— Tomaré esa respuesta tuya en un ''sí, cuéntame lo que deseas decirme, estoy para aconsejarte'', —se burla y después suspira— En fin, te contaré, lo que pasa sucede que....

—....¡Paulina! ¡Paulina! ¡Te tengo grandes noticias! —se escuchan gritos de Miguel desde el pasillo y apuesto que está dando saltos de alegría—.

En poco tiempo ya está en mi habitación sonriendo.

— ¡Oh!, también estás aquí —le dice a Ismael cuando llega a mi habitación— Genial, mataré dos pájaros de un sólo tiro —dice juntando las manos emocionado— Verán, mañana iremos de viaje a una cabaña espectacular, son tres días y dos noches —dice enumerando con los dedos—.

Ismael y yo lo miramos sin emoción.

—Pero esa no es la mejor parte —continúa— También irán Aidan y Ana.

Bastaron mencionar a la última para que Ismael saltará de la cama. Pero Miguel no lo noto, ya que el estaba dando saltos en la cama.

—¡La pasaremos genial! —dice tirándose en la cama—.

—¿Estás seguro que tú no eres el menor ? —pregunto a Miguel, a lo que él me mira confundido— Por tu emoción pareces el niño pequeño de la casa cuando le dicen que van para playa.

—  Oye ¿Conoces a Juliana o a Ana ? — pregunta y niego— Entonces es por eso que no estás emocionada. Pero estoy seguro que cuando las conozcas se llevarán muy bien, son muy divertidas, sin contar que son muy amigas nuestras.

— ¡Oh Dios mío, voy a ser ignorada por Juliana y Ana! —digo con falso dolor—.

Realmente finjo porque no me importe ser ignorada por Miguel, lo que pasa es que de los chicos Evans, Miguel es el más energético, el que quiere correr, saltar, jugar... en conclusión, estar con Miguel y dormir o estar quietos en un lugar son inversamente proporcionales.

— ¡Jamás! Tú eres nuestra princesa. Así que nuestra princesa, debes estar espectacular. Al final, eres una chica Evans después de todo.

—¡Ahh! Hoy no dormiré temprano —digo con resignación—.

— Exacto, tienes que organizar todo para el viaje. Al igual que tú Ismael —dice mirando al lugar en el que estaba Ismael—. Vaya, Ismael ya se emocionó por el viaje, que se fue sin que nos diéramos cuenta. Ahora —dice jalándome de un brazo— Deja tu amada cama y vamos a empacar.

Pasó una hora y ya tenía todo listo —claro está, ayudado por Miguel—.

—Ufffff —digo cansada— son las once y media de la noche, ya deberíamos dormir.

— Paulina, ¿Podríamos jugar un rato videojuegos? Lo que pasa es que estoy tan emocionado por el viaje que no tengo sueño.

Lo miro con cara de ¿En serio?

Rayos ¡Yo quiero dormir!

Pero eso no le impide seguir insistiendo, por lo que diez minutos después ya estoy jugando con Miguel.

Miguel es dulce y atento pero cuando quiere algo es muy persuasivo ¿O yo soy muy fácil de convencer?

—¡Ash! —Digo rabiosa— Volví a perder.

— Sí, señoras y señores, por novena vez consecutiva el maestro Miguel a obtenido la victoria ¡Sí! —dice haciendo su celebración mientras yo estoy sufriendo—.

— ¿Tan malas eres jugando? —pregunta Estiben entrando a mi habitación seguido de Pablo—.

— Ella no debe de ser mala, debe de ser pésima, desde que Miguel que es tan malo le ganó tantas veces —dice burlándose—.

—¡Oye! —decimos Miguel y yo al unísono—.

— El hecho de que ustedes me hagan trampa para ganarme no quiere decir que soy malo ¡Ustedes son los malos! —se defiende —.

—Además, me parece injusto que me traten así —digo— Denme algo de crédito, O ¿Ustedes cuando han visto a una doctora siendo buena en videojuegos?

— Es cierto, por lo menos lo intento —dice Estiben tocando la cabeza— Pero según lo que tú dices Miguel, nosotros nunca te hemos hecho trampa.

— ¡Exacto! Nosotros no tenemos culpa de que seas tan malo. — se defiende Pablo.

Estiben y Pablo se ríen y sus risas me contagian.

—¿Tu también Paulina ? —pregunta Miguel indignado — ¡Me estás traicionando!

—Hey, yo no me estoy riendo de ti —me defiendo— Me estoy riendo de un chiste que me acordé ahora.

Lo sé, soy mala mintiendo.

Estiben y Pablo se ríen sin cansancio y yo me les uno.

— Hagamos algo, juguemos haber quien gana. Si gano tienen que ser mis esclavos por una semana y si ustedes ganan yo lo seré de uno de ustedes.

Los chicos piensan un momento y después aceptan.

Pablo y Estiben juegan a piedra, papel o tijera para saber quién competirá contra Miguel, ganando Estiben. Quedando Pablo y yo como espectadores.

La partida comienza y aunque al principio apoyaba a Miguel, en cuestión de segundos se me cerraron los ojos.

Narra Pablo

—Esto se puso bueno —digo a mis dos hermanos—.

—El marcador está dos a dos, lo que quiere decir que el siguiente combate definirá al esclavo y amo por una semana —digo burlándome—.

—¡No molestes, Pablo! ¡¡me desconcentra !! — dicen al unísono—.

—Uffff —dije frotándome los brazos— están tan conectados mentalmente que dicen lo mismo a la vez, ¿No me digan que son pareja? —digo burlándome.

—¡Pablo! —Gritan al perder ambos.

—Vas a morir por no respetar a tu hermano mayor —dice Estiben e inmediatamente me subo a la cama para llegar al otro lado.

—Dale duro —dice Miguel—.

De un momento a otro se escuchan unos ronquidos fuertes y todos quedamos en silencio mirándonos mutuamente hasta que los tres vemos el pequeño bulto debajo de las sábanas que sube y baja pausadamente.

Lentamente levantó la sábana viendo a Paulina roncando.

—Vaya! —dice Estiben muerto de la risa— Si no es por sus grandes ronquidos, se nos olvida que estamos en la habitación de Paulina.

Miguel está muerto de la risa, al igual que Estiben y yo.

— ¡Vaya! ¿Cómo un cuerpo tan pequeño puede roncar tan fuerte?

— Sin contar que está más envuelta que un tamal —dice Miguel riéndose—.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella es mi medicina