Ella es mi medicina romance Capítulo 15

—¡Ah, por fin llegamos! —dice Ismael tirándose en una de las sillas—.

Ruedo los ojos

— Deja de ser tan dramático, pareces el más viejo del grupo de tanto que te has quejado del viaje—.

—  Y eso que eres el más joven – comenta una de las chicas.

—Y ni hablar de que es el que menos equipaje tiene —dice su hermana negando — ¿Solo trajiste ropa interior en tan poco equipaje?

—Lo que me faltaba, que las tres se unieran en mi contra —dice Ismael suspirando —.

— Eso no es bueno, algo me dice que las tres unidas son un peligro —dice mientras luce temeroso—.

— ¿Por qué lo dices? Yo soy un ángel de Dios —digo haciendo pucheros —.

— Ni le crean, está mañana me levanto tirándome agua fría ¿Que ángel hace eso?

—¿De que hablas? —pregunto fingiendo confusión —.

— No te hagas la loca que tú muy bien lo sabes...

—... Pero no me acuerdo, no me acuerdo —digo bailando — Y si no me acuerdo no pasó, eso no pasó.

—Tú no tienes nada que decir cara dura —continúa una de las chicas emocionada y queda unos segundos en silencio, los chicos se miran mutuamente y su hermana y yo nos unimos al canto—.

—¡Dijiste a las 10 y llegaste a la una y me quedé esperándote, yo también tengo derecho a pasarla bien! —dijimos bailando como locas mientras dábamos media vuelta y nos íbamos lejos de los chicos — Tú no tienes nada que decir cara dura...

Narra Pablo

—Esta más que seguro, esas mujeres juntas es un peligro para nuestro bienestar físico y mental —dice Harry preocupado—.

—Hey, Juliana y Ana son tranquilas —se defiende el señor Maldonado y los chicos lo quedan mirando— Bueno, a menos que quieran molestarnos.

—Esta hecho, estaremos muertos a la noche —dice Estiben—.

—No tanto —dice Miguel— a Paulina le gusta más dormir que jugar, ¿No se dan cuenta en la casa? Si no es por mí, Paulina se durmiera a penas terminará sus clases de idiomas. Así que, lo más probable es que en este viaje duerma más de lo que crean.

—Jummm será creerte —comento al recordar lo que me hizo en la mañana— Pero si existe una parte de la Paulina que conocíamos de pequeños, nuestra tarde será ajetreada.

Narra Paulina

—¡Guau, que hermoso lugar! —digo observado lo grande y lindo que es la cabaña con sus alrededores—.

—Jumm y eso que no has visto los establos —dice alegre — Por cierto —dice tendiendo su mano— mi nombre es Sna.

Acepto su mano y sonrió al igual que Ana.

—Soy prima de Javier Maldonado y Juliana es mi hermana  —dice señalando a la mencionada que se encuentra a unos metros de distancia—. Disculpa que me presente hasta ahora, pero esperando a que los anfitriones del paseo nos presente es como esperar a que los chicos sean serios en su vida. Aclaro, no es imposible, pero esta lejos de que pase —dice riéndose al observar que los chicos, a excepción de Ismael, están corriendo para lanzarse a la piscina —.

—Sí, está lejos de que pase —digo riéndome—.

—Lo bueno es que mientras hacen sus juegos absurdos, podremos conocernos un poco más y relajarnos un poco. — Comenta Juliana con una sonrisa en su rostro.

Asiento coincidiendo con Juliana mientras vamos a nuestras habitaciones.

(…)

—  Bueno chicas —dice Ana llamando nuestra atención — El plan de hoy es molestar a los chicos durante todo el tiempo posible.

Quedo confundida.

—Los chicos siempre están ocupados bien sea trabajando o estudiando —dice explicando Juliana—.

—O alrededor de chicas —dice Ana restándole importancia—.

—¡Exacto! —concuerda Juliana — Pero ahora es distinto, este fin de semana estarán sin teléfono, lo cual significa sin que los moleste.

—¿Y como hacen para que todos estén aquí mientras que la empresa está allá? ¿No les da miedo que algo pase? —pregunto confundida —.

— Los chicos tienen sub alternos y en el caso de Javier aparte de sub alternos, también tiene un hombre de confianza que conoce mucho de la empresa, ya que está constantemente en ella y ese es nuestro tío, el Papa de Javier.

—Mmmmm o sea, de tal padre, tal hijo —las chicas afirman —.

…Bueno concentrémonos en lo importante, los chicos —dice Ana —.

Yo me dirijo a dormir un rato, con la intención de recuperar horas de sueño perdidas.

—No, no, no Paulina —dice Ana — No tienes derecho a dormir, tenemos una misión.

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