Ella es mi medicina romance Capítulo 25

Narra Paulina

— Estiben —digo llamando su atención— ¿Estás seguro que sabes para donde vamos? — pregunto un tanto preocupada.

— ¡Por supuesto! —dice de manera obvia— me conozco la ciudad de principio a fin, así que ¿Cómo podría perderme?

— ¿En serio? —pregunto a lo que él asiente— ¿Entonces porqué hemos pasado ese restaurante ocho veces?

Estiben mira el restaurante y bufa restándole importancia

— Seguramente hay muchas sucursales de ese restaurante cerca— argumenta, aunque ambos sabemos que estamos perdidos.

— ¿Estas seguro?

— Lo estoy.

— Entonces no necesitamos pedir indicaciones ¿Cierto? — insisto.

— No, no necesitamos pedir indicaciones. Lo digo en serio, Paulina.

¡Por Dios! ¿Por qué será que a los hombres no les gusta pedir indicaciones? —pienso—.

Lo peor de todo es que con lo terco que es Estiben, es mejor no llevarle la contraria tan directamente, así que se me ocurrió.

— Estiben, hagamos lo siguiente —digo llamando su atención— déjame bajar a pedir indicaciones en ese restaurante —de inmediato, recibo de él negación—.

Grandioso, no le gusta pedir indicaciones así como tampoco le gusta que los demás pidan, a este paso llegaremos a nuestro destino el otro año, si Dios quiere. Agotada por manejar en círculo. Decido buscar otra manera de conseguir indicaciones sin que él se interponga. Sin tener alguna idea creíble, mi cuerpo comienza a ayudarme, haciendo que me den ganas de ir al baño. Por lo que, uso esa excusa para buscar indicaciones.

— Esta bien, no pediré indicaciones — le digo— Pero entonces déjame bajar a esta sucursal —menciono señalando el mismo restaurante que habíamos visto hace poco— Ya que, quiero ir al baño.

— Te acompaño —responde y yo me niego—.

— No, gracias. Pero ¿Por qué no aprovechas y llamas al amigo con el que nos vamos a encontrar? Y así no divagamos tanto en encontrar el lugar ¿Qué te parece?

Analiza un poco mi oferta, hasta que finalmente logró convencerlo. Él se detiene y yo bajo del auto, e inmediatamente camino lejos de él, donde me dispongo a entrar al restaurante y comprar algunas cosas para llevar con tal de que no se den cuenta que sólo fui por usar el baño. Ya habiendo liberado mi cuerpo de necesidades fisiológicas, compro comida para llevar y pido indicaciones. Relajada y con comida para soportar las horas de conducción en círculo, salgo del restaurante con unos bocadillos y bebidas. Por fortuna para mi grata sorpresa encuentro a Estiben hablando con alguien, si no es su amigo por lo menos espero que este pidiéndole indicaciones para llegar a nuestro destino. Ya que, si no es así tendré que idear algún plan para decirle que estamos muy lejos del lugar hacia donde nos dirigimos y que ya sé donde es sin que sepa que pedí indicaciones.

— ¿Ya terminaste? —Pregunta Estiben mientras el amigo está entre nosotros de espalda a mi, por lo que no puedo ver quien es y él no ve que yo asiento. — Mira Josep ella es Paulina, mi pequeña hermana —dice extendiendo su brazo para que me acerque a él.

El mencionado voltea y logró ver quien es.

— ¿Josep? —digo asombrada— ¿Eres tú ?

Josep me observa asombrado por unos segundos, ya después de salir de la impresión me da un fuerte abrazo.

— Enana ¿Cómo has estado? —pregunta Josep preparándome de pie a cabeza—.

Estiben quien estaba confundido por nuestra reacción, comienza a entender que tenemos confianza al escuchar como me llama. Otra cosa que es un poco molesto de Estiben, son sus excesivos celos. Por ello, cuando noto mi familiaridad con Josep, se acercó a mí y se interpuso entre Josep y yo, para que no tengamos algún tipo de contacto.

— Josep ¿Podrías decirme de donde conoces a Paulina? Y ¿Qué tan cercana es su relación?

— Tranquilo hermano —dice Josep— Paulina es una excompañera de la Universidad, así como también una vieja amiga. Por lo que, no tienes porque preocuparte, jamás le haría daño.

Estiben lo mira incrédulo y después me mira a mí tratando de corroborar la información que Josep le dio.

— Si, es cierto —cuando le digo así Estiben, él suelta el agarre que tenía en mi muñeca.

— Lo siento, pero Josep no es así de "cariñoso" con nadie, por lo que me preocupe —se excusa Estiben —.

Yo miro a Josep incrédula por lo que dijo Estiben , Josep siempre ha sido así conmigo.

— Oye, menos mal que Paulina me conoce bien, sino pensaría que soy un ogro —dice Josep— ahora, teniendo resuelto lo que te perturbaba. Me gustaría saber ¿Por qué se demoraron tanto en llegar?

— Mmm, Josep—digo intentando no reírme — ¿Cuantos restaurantes hay aquí de este? —preguntó señalando el restaurante—.

— ¿Por qué la pregunta? —dice confundido por mi pregunta—.

— Sólo responde —le digo—.

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