Ella es mi medicina romance Capítulo 6

Mis lágrimas caían hasta más no poder de solo recordar ese momento tan duro para mí.

Pablo y el director solo me miraban impactados. Ese era mi pasado, mi doloroso pasado del cual pocos sabían. Un pasado que me duele pero que al decirlo a alguien me siento menos mal, eso es lo bueno de desahogarse.

— ¿Se lo contaste a alguien? ¿Lo denunciaste o algo? —pregunta Pablo

— ¿Cómo podría hacerlo? ¿A quién le podría contar? Mis padres están lejos de aquí con sus vidas y sus propios problemas como para yo haberlos llamado y decirles: “Papá, mamá el novio que tenía resultó que no era mi novio, sino que yo era su amante sin tener conocimiento de ello y resulta que quede embarazada y ahora como no quise abortar y él se casó y en su familia no aceptarían a mi hijo, me golpeó a tal punto de hacerme abortar. ¿Podrían sufrir conmigo porque por el poder que tiene no podremos hacerle pagar por lo que me hizo? —pregunto con sarcasmo.

— Bien, entiendo tu punto, ¿Y avisaste a la policía?

— ¿Que ganó con eso? José y su familia tienen conexiones con personas peligrosas y de alto mando, así que ¿Crees que saldría victoriosa de todo esto? Una chica que lo único que tenía era sus sueños para convertirse en una gran doctora —Reí irónicamente— Sí, como no, ya iba a ganar.

Pablo se levantó y note que lo invadía la rabia, rabia que apenas me había dado cuenta que tenía, cuando José atravesó la puerta del despacho y Pablo le apuntaba con una arma.

No sé qué más miedo me dio, ver a José en la única puerta del despacho o ver la rabia que tenía Pablo en la que se evidenciaba que ésta sería una lucha de titanes.

Narra Pablo

Mi mente estaba en blanco, no podría creer que el hombre que la llamo hace poco “su mujer” fuera capaz de hacerla abortar a punta de golpes y eso que era su propio hijo. He tenido a mí alrededor personas sin escrúpulos, que engañan y dañan a los demás, pero esto ya es demasiado.

No sabía a qué infierno podía desatar, pero tampoco me importaba, no porque estuviera enamorado de ella (ya que apenas tenemos poco tiempo de habernos reencontrado y ambos hemos cambiado) si no que al igual que ella yo he sufrido por el engaño de personas que uno quiere de verdad, pero que para ellos uno solo es un objeto que puede desechar en cualquier momento sin ningún tipo de remordimiento. Y eso solo deja sufrimiento para la víctima y no el victimario, lo que en teoría no es justo. Además él tiene poder y yo también, así que como podríamos decir que esta es una pelea justa.

Termino de escuchar todo el relato de Paulina y solo bastó con ver al causante de su sufrimiento entrar finalmente por la puerta, para tener los cojones de apuntarlo con un arma. Solo tenemos una puerta en la que entrar o salir y sé que si tuvo los cojones para matar a su propio hijo para lograr lo que quería, no es confiable. Así que no puedo bajar la guardia.

— Tck Tck Tck —hace movimientos con la lengua mientras niega lentamente— No creo que quieras meterte en esta discusión de pareja que no te incumbe.

— ¿Acabo de decir pareja? —pense— Definitivamente no sabe el significado de esa palabra.

— ¿Seguro que es tu pareja? Porque hasta donde sé, tú la dejaste tirada en un hospital y ¿Qué crees? — tomo a Paulina por la cintura y la acercó a mi cuerpo— ¡Ahora es mía!

Veo como su piel cambia a un rojo en cuestiones de segundos, pero no me importa y continuó

— Vamos amigo ¿Pensantes que te ibas a ir y cuando quisieras regresar ella estaría dispuesta a regresar a ti? Por favor eres hombre de negocios y sabes perfectamente que las mujeres son como un negocio, si lo consigues tienes que cuidar de él, porque si lo dejas o rechazas y este después se recupera y vuelve al mercado, tu oportunidad habrá acabado. Así que ya ese negocio —Mira a Paulina — le pertenecerá a otro propietario.

Narra Paulina

Ahora mismo, si las miradas mataran, Pablo estuviera muerto ahora mismo, pero la verdad es que su manera de defenderme me indigna ¡Me está tratando como un objeto!

Pero por lo menos te está defendiendo — contesta mi conciencia.

Pero qué manera de defenderme —pienso.

— ¿Sabes con quien te estás metiendo? — pregunta José molesto

— No, ¿Tú sabes quién soy yo? —dice Pablo en tono altivo—.

Grandioso —pense— ahora que no salga con sus episodios narcisistas.

— A parte de ser un multimillonario reconocido en varios países y sectores productivos, soy atractivo —me mira y se pasa la lengua por los labios— y bueno en la cama ¿O no bebe?

Que alguien me diga que no lo dijo por favor

Fue sólo ese segundo para ver a José y Pablo en el suelo golpeándose

Después de varios minutos en donde yo estaba gritando y los guardias de cada uno los intentaba separar, finalmente pudieron hacerlo, dejando como resultado dos golpeados, pero a diferencia de José, Pablo ya había planeado todo y en eso estaba que yo me iría del país con él. Aunque José intento interferir el plan, Pablo estaba por encima de José de acuerdo al poder.

Pero aunque al parecer logré llegar ahora al aeropuerto con Pablo y sus guardias sin problemas, no sé si irme con Pablo será bueno o malo. Ya que aunque de niños nos conociéramos mucho, ahora somos unos completos desconocidos que hemos cambiado para mal por los dolores que hemos sufrido en la vida.

Mientras me cuestionaba si abordar ese avión con Pablo era una decisión correcta, Pablo estaba muy tranquilo jugando con su teléfono —a excepción de cuando perdía su jugada y mostraba su frustración.

— ¿Cómo puede estar tan tranquilo con todo lo que se puede avecinar? —pense— ¿No se da cuenta de que si José quiere algo, él va a mover cielo y tierra, pero que se va a salir con la suya, se va a salir con la suya. Ya que no importa a quien tenga que extorsionar o en su defecto tenga matar, lo hará.

Pero al parecer Pablo era muy tonto para saber la magnitud del problema o estaba confiado de sus capacidades. Y la verdad es que no saber su respuesta aumentaba mis nervios. Quería pensar la respuesta positiva, pero como ser humano, me deje llevar por lo peor; que ambos estamos cavando nuestra propia tumba.

— ¡Maldición Pablo! —Exclamó- ¿Sabes siquiera la magnitud del problema en el que estamos? O ¿Te haces el idiota?

Sólo recibí un suspiro de Pablo sin dejar de apartar su mirada del teléfono.

Al parecer para Pablo era más importante el juego que lo que le estaba diciendo y eso le desesperaba.

Iba a protestar nuevamente cuando siento una voz masculina muy conocida que causa que mi respiración se volviera artificial, mis manos temblaban, mi frecuencia cardíaca aumentará y demás síntomas que sólo esa persona podía causar en mí en menos de dos minutos apareciera. Mi demonio e infierno personal había llegado.

— Vaya, vaya. Aquí está mi dúo favorito

Voltee sobre mis talones para mirar a la persona a la que más temo.

— ¡Hola, mi amor! — dijo mirándome.

El miedo se apoderó de mi cuerpo e inconscientemente retrocedió con el pánico que se encuentra en mi cuerpo.

Siento como una persona toca las palmas aplaudiendo desde mis espaldas.

— ¡Vaya! Te tardaste tanto en llegar, ya me estaba aburriendo de esperarte — dijo Pablo sonriendo.

¿Qué acaba de decir? ¿Lo estaba esperando? ¿Escuche bien?

Estaba petrificada y sabía que haber venido con Pablo era mala idea, lo sabía ahora que había dicho que lo estaba esperando. Por lo que solo podría esperar lo peor, mi día había llegado y sabía que no podía escapar de él, no viendo como los hombres de José nos superaban en número y el personal del aeropuerto privado en el que nos encontrábamos no decía o hacia algo.

— Vamos José, saca tu mejor carta ahora que me estoy aburriendo de lo poco interesante que se encuentra esto — dijo Pablo sin quitar la sonrisa de su rostro-.

— Me tienes molesto Evans. Tú no tienes nada que ganar protegiéndola pero si mucho que perder, así que como hombre de negocio ¿Vas a perder mucho por nada? — finalizó mirando detenidamente mirándome.

— Oh mi querido José, estoy seguro que Paulina es muy valiosa y no lo digo sólo por sus capacidades en la medicina y cuantos logros ha alcanzado, sino que debe ser muy buena ya sabes en que y como — su sonrisa cambio a una pervertida que me observaba de pies a cabeza y después mirar a José — Para que tú, un hombre de negocios que puede tener a quien quiera a sus pies este haciendo todo este espectáculo por una alguien que según tú vale nada. ¿No te parece extraño lo que dices?

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