Embarazo no deseado romance Capítulo 10

Mateo se quedó mirando a Kiara y luego a Martiniano, con unas arrugas de confusión en la frente.

—¿Os conocéis?—, preguntó, picado por la curiosidad.

Se hizo un pequeño silencio, Martiniano se quedó con la boca ligeramente abierta por la sorpresa, mirando a Kiara con curiosidad, como si tratara de encajar las piezas que faltaban.

—¿Es ella la mujer que se desmayó?— le preguntó a Mateo un poco ansioso.

—Eh…sí,— dijo frotándose las sienes de lo que podría parecer un inminente dolor de cabeza.

Los ojos de Martiniano se abrieron de par en par mientras miraba boquiabierto a Kiara, mirándola de pies a cabeza.

—¿Qué pasa?—, exclamó examinándole la cara.

Kiara suspiró y se subió más la mochila al hombro.

—Debería ponerme en marcha. Fátima está esperando—, miró a Mateo. —Gracias por todo—, se alejó, pero Martiniano la agarró del brazo.

Kiara se giró de repente, mirando la mano de Martiniano en su brazo, luego a él, el desafío evidente en sus ojos.

—¿Qué le pasa al bebé?—, preguntó de todos modos, con un tono duro y exigente.

—Espera... ¿Cómo...?— empezó Mateo.

—No tengo que responder ante ti—, disparó Kiara a Martiniano.

—No me vaciles. ¿Qué le pasa al bebé?—, carraspeó.

Kiara resopló, sin acobardarse ante la intensidad de su mirada.

—No finjas que te importa. No te conviene—, le espetó, y luego le soltó el brazo.

—¿Qué está pasando aquí?— preguntó Mateo con frustración.

Kiara suspiró.

—Realmente no estoy de humor para esto—, dijo, sacudiendo la cabeza antes de caminar a paso ligero hacia el coche de Fátima.

Martiniano murmuró una maldición en voz baja y se pasó una mano por el pelo, frustrado.

—¿Qué causó que se desmayara?—, preguntó a Mateo de manera uniforme.

—¿Por qué tienes tanta curiosidad por el bienestar de una desconocida?—, preguntó inquisitivamente.

—¡Esa mujer está embarazada de mí, m*****a sea!—, exclamó con pesar.

Mateo se quedó sin habla. Se quedó paralizado, procesando la información. Le costaba creerlo, de hecho, no se lo creía ni un poco, así que, pensando que era una broma, empezó a reírse.

—Sabes Martiniano, nunca te he considerado del tipo divertido, pero chico, me acabas de demostrar lo contrario—, exclamó, con alegría en su tono.

Martiniano negó con la cabeza.

—Mira, tengo que ir a averiguar qué ha pasado. Luego hablamos.

Mateo lo miró fijamente, la seriedad de su rostro le decía que no estaba bromeando en absoluto. Estaba hablando en serio.

—Martiniano, ¿de verdad está embarazada de ti?—, preguntó en voz baja.

Martiniano asintió.

Mateo se quedó boquiabierto.

—¿Cómo coño ha pasado eso?—, espetó incrédulo.

—Acabas de decirlo—, enarcó una ceja.

Mateo resopló.

—Te das cuenta de que estás prometido, ¿verdad?

Martiniano puso los ojos en blanco.

—Mira tío, luego hablamos. Tengo algo que hacer—, exclamó, y sin esperar respuesta de Mateo, se marchó.

-

—¿Qué pasó allá atrás?— preguntó Fátima mientras conducían en dirección al apartamento de Kiara.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Embarazo no deseado